El yuan se depreció frente al dólar hasta un nuevo mínimo en 11 años y los mercados asiáticos cayeron sobre 1%. Esa era ayer la reacción de las plazas financieras ante el último intercambio de aranceles entre las dos mayores economías globales.

El ánimo era bajo dada la nueva escalada de la guerra comercial propiciada por Donald Trump, quien previo al G7 informaba que aumentaría las barreras que aplica EEUU a China, algunas hasta 30%, en respuesta a la represalia que tomó el gigante asiático por los aranceles que entran en curso este domingo.

Pero si el Presidente estadounidense tiene el poder de teñir de rojo los mercados, también puede hacerlo de verde. En efecto, ayer sus declaraciones llegaron a tiempo para salvar una jornada que pintaba para mal en Occidente, al informar de la reanudación del diálogo con Beijing. "China llamó anoche a nuestro personal de comercio más importante y dijo 'volvamos a la mesa', así que volveremos a la mesa. Han sido gravemente heridos, pero entienden que esto es lo correcto y lo respeto mucho. Este es un desarrollo muy positivo para el mundo", indicó Trump desde Biarritz, Francia.

Esto bastó para que Europa revirtiera las pérdidas y para que Wall Street anotara incrementos superiores al 1% en sus tres principales indicadores.

Aunque en China desmintieron haber hecho llamados de alto nivel para retomar las conversaciones, sí reafirmaron su apuesta por el diálogo. "Estamos dispuestos a resolver la disputa comercial con Estados Unidos a través de negociaciones tranquilas", indicó Liu He, vicepremier de China.

"Nos oponemos resueltamente a la escalada de la guerra comercial, que no es beneficiosa para EEUU o China. Tampoco es beneficioso para el mundo", agregó la autoridad china que ha liderado las negociaciones con Washington.

Inquietud en Jackson Hole

Aunque estas declaraciones sirvieron de anestesia para los mercados, cada vez más sensibles a los acontecimientos de la confrontación comercial, los banqueros centrales hicieron notar sus preocupaciones en el marco del simposio que los reúne cada año en Jackson Hole, EEUU.

"Es una guerra comercial y ciertamente EEUU está involucrado en los teatros, todos los teatros, en esta guerra", indicó Mark Carney, presidente del Banco de Inglaterra. Pese a las tasas "ultra bajas" las empresas "están haciendo preguntas sobre si deberían incluso invertir", dijo por su parte Lesetja Kganyago, gobernador del Banco de Reserva de Sudáfrica.

Las autoridades monetarias lidian con un acotado margen de maniobra, en el contexto de una relajación monetaria que se intensificó con el ciclo de recorte de tasas en curso, del cual forma parte Chile. De hecho, dos institutos emisores anticipadores de la política del ente rector nacional, también manifestaron su inquietud por el reordenamiento comercial que está propiciando la política de Trump. "Estamos experimentando una serie de choques políticos importantes y esos shocks políticos se están convirtiendo en shocks económicos", manifestó el gobernador del Banco de la Reserva de Australia, Philip Lowe, en el panel de clausura del seminario.

En tanto, Adrian Orr, presidente del Banco Central de Nueva Zelandia (uno de los primeros en recortar tasas este año), indicó que "nunca había visto un mundo tan sincronizado y tan globalmente asustado por algo (...) Te pones nervioso porque estás en esta situación donde las cosas lentamente comienzan a hervir, y luego descubres que el crecimiento es permanentemente más bajo".