En el marco de un turbulento mercado global, los europeos revivieron sus peores pesadillas de la mano de una rebelde Italia. El rechazo por parte de la Comisión Europea al presupuesto italiano golpeó con todo a los mercados del Viejo Continente, que temen a que el rendimiento de la deuda soberana italiana siga escalando hasta niveles insostenibles, alimentando las opciones de un "italeave" en el marco de un gobierno con tintes euroescépticos.
Ayer el bono de Italia llegó a 3,58%, aumentando su diferencial con el bono alemán y mirando desde lejos el rendimiento de pares como el español (1,66%) o el británico (1,48%).
Y aunque la baja de la bolsa de Milán se acotó a 1%, la volatilidad europea se disparó 10%, marco en el que la bolsa de Frankfurt cayó 2,17%, alcanzando su nivel más bajo desde diciembre de 2014. De esta manera, los inversionistas dejaban en claro que los líos en los que se mete Italia, son materia de preocupación para la totalidad del bloque.
Aunque el rechazo de la Comisión era largamente esperado (ver detalles en la lista), lo que golpea el ánimo inversor es la falta de un plan que permita alinear los interesas de ambas partes y llegar a buen puerto.
"Esta es una situación sin precedentes, y la decisión no debería sorprender a nadie, ya que el proyecto de presupuesto del gobierno italiano representa una desviación clara e intencional de los compromisos asumidos por Italia en julio pasado", dijo ayer Pierre Moscovici, comisario europeo de Asuntos Económicos, a la hora de argumentar el rechazo.
Sin punto de encuentro
Pero incluso antes de que se oficializara la negativa, el primer ministro, Giuseppe Conte, advertía: "no hay plan B sobre el presupuesto". Por su parte, el presidente Sergio Mattarella, llamó la atención de la clase política de su país, planteando que es "un deber de todo el gobierno mantener las cuentas en orden".
Sin embargo, ante la nula respuesta, tal parece que las voces pro Europa no son las que más pesan en el debate. "No están atacando a un gobierno sino un pueblo.
Son cosas que hacen irritar todavía más a los italianos y después hay quien se lamenta que la UE está al mínimo de su popularidad", indicó Matteo Salvani, vicepresidente del partido de ultra derecha Liga Norte.
Luigi Di Maio, par de Salvani y miembro del Movimiento 5 Estrellas, presentó una visión similar. "Es el primer presupuesto italiano que no le gusta a la UE. No me extraña: ¡Es el primer presupuesto italiano que se escribe en Roma y no en Bruselas!", indicó.
Balance de riesgos
En este escenario, los riesgos son de marca mayor. La crisis de deuda que sacudió a la zona euro todavía está fresca en la memoria, mientras el bono italiano no para de escalar.
Al respecto, Nicolas Veron, investigador senior de Bruegel y Peterson Institute, plantea a PULSO que las discrepancias han llevado a "mayores costos de financiamiento para el propio gobierno y para la economía en general" y que "dados los frágiles balances de los bancos italianos, esto también conlleva el riesgo de una restricción crediticia si esta situación se prolonga".
Adicionalmente, la arremetida euroescéptica es observada atentamente por otros representantes del sector en Europa, donde vuelven a soñar con un "italeave".
Nigel Farage, uno de los líderes del movimiento que condujo al brexit, asegura que Italia es "la última pesadilla" de la comunidad europea.
"Aquí tienes un gobierno elegido democráticamente, que trata de sacar adelante un presupuesto perfectamente responsable, el cual es rechazado por una burocracia no electa.
Italia y la Unión Europea están en curso de colisión", aseguró en entrevista con Fox News, subrayando que su apuesta es que "Italia va a quebrar" con el euro.
Si bien Jorge Cariola, subgerente de estrategia global de Inversiones Security, no considera que el "italeave" sea el escenario más probable, advierte que de avanzar en esa dirección sería aún peor que un "grexit".
Así, explica que "una diferencia importante entre Grecia e Italia es que en el primer caso la interconexión con el resto de Europa era limitada y su eventual salida del área común representaba una muy mala señal, pero no el comienzo del fin.
La situación de Italia es distinta, debido a su importancia macroeconómica y en el mercado de deuda".