Tras dejar hace poco más de un año el cargo de CEO de Wom, la empresa que fundó en Chile, Chris Bannister decidió quedarse a vivir en el país. Hoy, emprende un viaje en bicicleta por todo el país, que por estos días lo tiene en Punta Arenas.
Desde allí ha observado la crisis social que enfrenta el país, de la que responsabiliza a los gobiernos, que acusa de débiles, y a la elite.
¿Cuál es su opinión sobre la crisis que vive Chile?
-He estado por cerca de cinco años aquí en Chile y, desde mi perspectiva, era inevitable que el 95% de los chilenos demandaran ser escuchados. Sucesivos gobiernos y la elite de grandes empresarios han ignorado las grandes brechas que tiene la sociedad. He vivido y trabajado en once países alrededor del mundo: Vietnam, Singapur, Malasia, Suecia, Polonia, Austria, Nigeria, Azerbaiyán, Myanmar y Reino Unido; y no he visto en otro país algo como la sistemática e institucionalizada desigualdad de oportunidades que existe en Chile. El nepotismo y amiguismo que existe en la elite de negocios y en la política influye desde el colegio hasta en las oportunidades laborales.
¿Qué opina de las demandas sociales?
-Crear una sociedad más justa e igualitaria es una necesidad para transformar a Chile en un país moderno y con visión de futuro. He visto mucho talento en Chile que, por responsabilidad de un pobre liderazgo y de las políticas públicas, se desperdicia. Combinar la justicia social y la justicia climática en una nueva Constitución, permitiría que Chile avance en lo que necesita, que es convertirse en un país con visión de futuro, que pueda ocupar un lugar de liderazgo en el mundo. Se necesita una Constitución que sea una plataforma para que las regulaciones y las políticas se usen para crear una sociedad moderna, igualitaria e inclusiva.
¿Cuál fue su primera impresión cuando llegó a Chile, hace cinco años?
-Era obvio que la amplia mayoría de los chilenos estaba desesperada por un cambio. Entonces creamos una compañía basada en valores como la pasión, la valentía y la innovación, y de manera muy importante, la honestidad. Y le comunicamos a ese 95% de chilenos tal como ellos hablaban, y millones de ellos adoptaron la marca. Miles de empleados, además, se involucraron con esa cultura corporativa y adoptaron esos valores.
¿Cómo puede un país como Chile financiar todas estas demandas?
-Chile tiene las mayores reservas de cobre y litio del mundo, además de un ambiente natural que podría generar una exitosa industria turística. Los activos para transformar a la sociedad en las próximas generaciones existen, pero se necesita tener la visión y el liderazgo para que eso ocurra.
¿Qué responsabilidad le atribuye al sector privado en esta crisis?
-Ellos han tomado ventajas de un gobierno pobre, y de sucesivos gobiernos que han permitido que se cree toda esta situación. Tienen la responsabilidad de cómo se ha llegado hasta aquí. El rol del gobierno es liderar la transformación y que las empresas se relacionen y satisfagan las necesidades de las personas.
¿Cómo ve las condiciones de competencia en Chile?
-Las condiciones son limitadas debido a que una elite no quiere más competencia. Eso hace que Chile sea caro para la gente. La única excepción es telecomunicaciones. Los precios hace cuatro años han caído sustancialmente y la calidad ha mejorado. Esto demuestra que la competencia puede llegar a todos otros sectores mayores.
Antes de este estallido, hablábamos también de una agenda ambiental. ¿Teme que eso quede atrás?
-Creo que son compatibles y además deben ser integradas. La economía del futuro debe enfocarse en industrias sustentables y eso permite crear oportunidades de trabajo que ayudarán a resolver.