"Nosotros estamos muy esperanzados en que la reunión que vamos a tener mañana con el presidente de Iansa, los directores y el gerente general. Esperamos que Iansa venga con una buena noticia dado que el gobierno está haciendo su parte (revisar los impuestos a azúcares). Le pedimos a la empresa que haga su parte para no cerrar la planta de Linares para esta temporada". Estas declaraciones pertenecen al ministro de Agricultura, Antonio Walker, previo a la decisión del directorio de Iansa de cerrar la planta Linares que adoptó a fines de la semana pasada.
La actuación e injerencia del Ministerio de Agricultura causa extrañeza. El intentar por distintas vías darle respiración artificial a un sector productivo o empresa en particular es desconocer las fuerzas del mercado mundial.
De hecho, en su minuto, la compañía declaró que existe un difícil momento para la industria azucarera mundial y en particular la nacional, por lo cual decidió recibir remolacha en 2019 sólo en las plantas de Los Ángeles y San Carlos. Lo anterior, con la finalidad de mejorar la eficiencia operacional del negocio azucarero de la compañía y la competitividad frente a las importaciones.
La firma detalló que desde hace varios años, la industria azucarera nacional ha debido enfrentar una serie de factores que explican la situación actual, como la baja sostenida en el precio internacional del azúcar, la reducción de la superficie de remolacha sembrada en el país, además de la disminución en el consumo de azúcar, el aumento de los costos de operación y la caída en el tipo de cambio.
Ante esto, parece una mala idea empezar a incursionar en el terreno de hacer leyes o revisiones con nombre y apellido. Si la tributación es mala, debe revisarse, pero no a cambio de que mantengan con vida una planta.