Las comparaciones son odiosas, pero muchas veces también son necesarias. A pesar de que las brechas entre Chile y los países top de la Ocde son enormes, en materia de desarrollo económico y social, podemos encontrar escenarios similares de donde sacar valiosas lecciones.
Si miramos a Finlandia, una de las naciones que siempre está entre los primeros lugares en algún ranking, nos podemos dar cuenta que, en el pasado, ellos tenían una gran economía de solo una base industrial: la minería. En este sentido, el pasado finlandés es muy similar a nuestra realidad chilena actual, con la diferencia de que nosotros pareciéramos estar tomando el camino equivocado.
Fue en la década de los 70 cuando la economía de este país nórdico se vio afectada ante el colapso del mercado ruso, su principal comprador por aquel entonces, lo que significó grandes pérdidas para el mayor medio de producción de los finlandeses. Analizando este panorama, algunas organizaciones estatales, junto con académicos y esta industria decidieron unirse para así desarrollar sus propias tecnologías mineras, las que hoy en día son vendidas por todo el mundo.
Para alcanzar tal nivel de desarrollo, es necesario que el país continúe con su producción de materia prima, pero al mismo tiempo y enfocándose en cinco ejes estratégicos que terminen entregando mejores estándares económicos y sociales.
Dentro de estos cinco ítems claves encontramos el correcto impulso del capital humano, lo que permitiría la formación de profesionales más especializados, por dar un ejemplo. Otro punto más que relevante es la inversión en la investigación y desarrollo (I+D) para la generación de conocimiento y tecnologia.
El tercer eje es el establecimiento de un Estado digital, que vaya alineado con toda la transformación que actualmente están viviendo las diferentes compañías, para generar mayor eficiencia y transparencia en los servicios del Estado al ciudadano. Por último, la conectividad y la institucionalidad de ciencia y tecnologia, serían los dos últimos enfoques a tener en cuenta para poder crecer a mediano y largo plazo.
Muchas cosas tienen que pasar para que estos cincos pilares den resultados, pero el solo hecho de ponerse de acuerdo para invertir en ellos, sería una muestra de que Chile puede llegar a un verdadero desarrollo económico y social, en comparación a los países Ocde que están sobre el promedio.
Un ejemplo concreto de estos cambios que pueden realizarse en lo inmediato, es pasar de invertir 0,34% a 1,5%, en materia de innovación y conocimiento, para luego llegar a un 2,34%, que es el promedio y así dar paso a un proceso paulatino.
El verdadero desarrollo económico y social tiene que ser parte de un plan estratégico de largo plazo a nivel nacional. Cuando nos pongamos de acuerdo en eso, sabremos qué camino recorrer y eventualmente podremos trabajar en una segunda etapa que requiere resolver el problema de cómo transformar las patentes que no estamos desarrollando en negocios y así convertir eso en productos.
En nuestro país cuesta que las empresas chilenas más grandes integren a otras empresas chilenas medianas y pequeñas, donde Sofofa ha puesto en marcha un plan que ha nominado Sofofa HUB, esto deberá desarrollarse en paralelo con estos cincos ejes estratégicos, para un crecimiento país real.