Ser ciudadano después de las seis décadas
Adaptar la arquitectura de viviendas, edificios y espacios públicos para que sea más amigable con las personas mayores, además de generar un cambio cultural en la población y fortalecer la estructura de movilidad, son las claves para los adultos mayores puedan realizar su aporte al tejido social de las urbes.
A pesar de que su contribución al espacio público permite fortalecer el tejido social de barrios y comunidades, aún hace falta un cambio cultural para integrar a los ciudadanos de más de seis décadas. Para que ello ocurra, es clave facilitar el acceso a la infraestructura de movilidad y áreas de esparcimiento, además de educar a la población.
No es un misterio que cada vez más personas decidan "no colgar los guantes" y mantenerse activos luego de cumplir los 60 años. Esto plantea un serio desafío a las ciudades, pues a pesar del entusiasmo de estos jóvenes de corazón, existen barreras que dificultan su integración.
Según datos del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), en 2050 el 17,5% de los chilenos tendrá entre 60 y 74 años. En tanto, resultados del Censo 2017 indican que mientras en 2002 un 8,1% de la población tenía 65 años o más, la medición del año pasado descubrió que esa cifra aumentó a 11,4% (ver gráfico). Esto revela que la población del país está envejeciendo a paso acelerado. Sin embargo, ya quedó atrás el típico prototipo de "abuelito". Para hacerse una idea, entre 2010 y 2017 la presencia en el mercado laboral de mayores de 60 años pasó de 699.405 a 1.322.151 personas, lo que representa un incremento de 89% en siete años. Actualmente, este sector equivale al 15% de total de los ocupados del país.
Se trata de una realidad que se configura como un importante desafío para la planificación urbana y las políticas públicas asociadas a la inclusión. "Chile enfrenta un proceso de envejecimiento acelerado, con una alta expectativa de vida, la que, incluso, alcanza el segundo lugar de América, siendo sólo superado por Canadá. Esto hace que como sociedad tengamos que enfrentar grandes desafíos, entre ellos, adaptar las ciudades a las necesidades que tienen las personas mayores, para así otorgar una mejor calidad de vida a este grupo de la población", explica Octavio Vergara, director nacional del Senama.
En ese sentido, es fundamental que la ciudad tenga la capacidad de acoger a todos sus integrantes. "Hay que adaptar la arquitectura de viviendas y edificios públicos para que sean más amigables con las personas mayores. Además, es necesario generar mejores condiciones de seguridad en relación al transporte. Esto involucra ajustar el tiempo de duración de los semáforos, para que los mayores puedan cruzar la calle con seguridad, y tener veredas libres de obstáculos, los que muchas veces provocan caídas, entre otros", dice Vergara.
Mejorar estas y otras áreas, permitirá facilitar el acceso de los adultos mayores a la ciudad, lo que posibilitará que estos puedan desplegar su puesta en valor. "Muchas veces, ellos se pueden aislar del espacio público. Esto se traduce en que no logran aprovechar las oportunidades que pueden ofrecer las urbes. Es por este motivo que son muy importantes los sistemas de movilidad, en referencia a su costo, cercanía y los beneficios que otorgan. Cuando los mayores de 60 años se integran, se fortalece el tejido social de barrios y comunidades", asegura Margarita Greene, investigadora principal del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus).
Carlos Lange, investigador de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, indica que Santiago al ser una urbe muy grande, compleja y desigual, principalmente en la provisión de equipamientos y servicios, "los adultos mayores quedan con un nivel muy escaso de resguardo para desarrollar sus habilidades. A nivel cultural, nosotros percibimos que ellos no son protagonistas de la construcción de la ciudad y, por ese motivo, menospreciamos su conocimiento. Es necesario desarrollar mejores sistemas de habitabilidad y cambiar ese pensamiento".
Para hacer frente a esta realidad, el Gobierno lanzó el programa "Adulto Mejor". Este se estructura en tres pilares: Ciudades Amigables, Servicios Cercanos y Vida Saludable. El plan incentivará el desarrollo de infraestructuras y políticas que estén en línea con la realidad de una población que envejece. Por ejemplo, se implementarán talleres gratuitos en parques y plazas, y, además, se instalarán semáforos amigables para permitir un desplazamiento seguro. Esto, por medio de la utilización de una pulsera especial que aumenta el tiempo de la luz verde, entre otras medidas.
En esa línea, Senama está impulsando el plan "Condominio de Viviendas Tuteladas (CVT), el que ya tiene sus primeros frutos. En Talca y El Tabo se entregaron hogares especialmente acondicionados bajo criterios de accesibilidad universal, a adultos mayores que se encontraban en situación de vulnerabilidad. En tanto, este organismo realizará entre el 19 y 20 de noviembre, el seminario Ciudades Amigables para las Personas Mayores.
Por último, se encuentra la Ley de Accesibilidad Universal, que se encuentra vigente desde 2016.
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