“Si los proyectos no incorporan a la ciudadanía desde el origen, tienen serios riesgos de fracasar o no llegar a la meta”, señaló el gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, en el evento “Relacionamiento Comunitario: Un desafío para la sustentabilidad de las empresas”, organizado por Pulso y WOM, el cual se realizó en WeWork de Av. Apoquindo.
La instancia de conversación, que además contó con la participación de Zdenka Astudillo, directora ejecutiva de Empresas B; Valeria Andía, gerente de sostenibilidad de WOM y Sebastián Bowen, director ejecutivo de Déficit Cero, tuvo como eje la influencia del sector privado, el público y las ONG a la hora de elaborar un proyecto de inversión. Desde una antena de telecomunicaciones hasta un proyecto minero, pasando por infraestructura pública o edificios residenciales.
Los panelistas coincidieron que lo fundamental en este aspecto es construir relaciones con la comunidad, incluso antes de comenzar con algún proyecto de inversión. En ese sentido, Astudillo afirmó que el relacionamiento es fundamental. “No tiene que ver con cómo las empresas se vinculan desde lo legal, sino de cómo convivimos con quienes están en nuestro alrededor. Es un factor clave y determinante en cuanto al rol social y de cómo el negocio impacta, cuando se logra entender la realidad y cómo se conecta con lo que la empresa hace en ese lugar”, dijo la directora ejecutiva de Sistema B.
Orrego coincidió en que ese vínculo es determinante en el fracaso o éxito del negocio, contrario a lo que se creía antes donde los proyectos se centraban en su viabilidad en términos financieros o solo en factores ambientalistas: “No basta con que los dineros calcen. Tiene que ir acompañado de una dimensión comunitaria”. El gobernador ejemplificó con el megaproyecto de Freirina (Región de Atacama) o la construcción de la autopista Vespucio Oriente, “que trajeron un enorme costo social en su implementación, no fueron bien pensados no tuvieron ninguna sensibilidad con la comunidad”, señaló.
Desde el mundo de las telecomunicaciones, Andía ahondó en cómo la construcción de infraestructura (por ejemplo las antenas de telefonía móvil) han tenido un gran foco en el relacionamiento comunitario. “El despliegue de cualquier infraestructura genera inquietud y rechazo por parte de las comunidades involucradas. Queremos hacerlo de forma respetuosa y dialogando, para ser coherentes con la promesa que hemos declarado desde que WOM ingresó al mercado, que es estar del lado de las personas. Esto también nos importa mucho porque es lo que nos permite crecer en reputación”, señaló la ejecutiva. En es alínea, WOM ha incorporado una serie de acciones, como la capacitación digital a profesores, llevar internet a escuelas rurales y diálogos con las comunidades.
Sebastián Bowen indicó que cada vez cobra más relevancia la empresa con el entorno. “Tengo la sensación de que hay una nueva ciudadanía y se conoce poco. Lo vemos por ejemplo en la demanda en materia habitacional o el flujo migratorio. Hay un montón de elementos que han cambiado la complejidad de la ciudadanía. Y ahí hay una gran oportunidad, que es el sector privado. probablemente este sector tiene un mejor conocimiento de esa demanda asociada a sus respectivos negocios, porque los canales que tienen para aproximarse a esa demanda y la rapidez de sus canales les permite ir relevando más información y actualizada sobre esa población,” comentó el timonel de Déficit Cero.
Reducir las brechas
Según la gerente de Sustentabilidad de WOM, el despliegue de 5G ha sido un desafío que comprende justamente reunir a diversos actores que tienen relación con la ciudadanía, como organizaciones, empresas, y sobre todo, gobiernos locales (municipios) y regionales. “Es un proyecto gigante. Son más de 5.000 antenas en más de 300 comunas y en paralelo nosotros ya veníamos construyendo el proyecto de Fibra Óptica Nacional. Una carretera digital de 7.000 kilómetros desde la provincia de Parinacota hasta la. provincia de Arauco. Es un sinfín de actores que tú vas encontrando en el territorio y que necesitan en el fondo, ser partícipes del proyecto. Porque Chile decide que quiere la infraestructura para acortar la brecha digital, que finalmente es una tremenda problemática”, comenta Andía y agrega: “Esto requiere la coordinación público-privada con muchos actores, que muchas veces no se da de forma tan ágil”.
Orrego coincidió en la importancia de reducir la brecha digital, así como lo clave que es tener esa sensibilidad y cercanía, pudiendo captar lo que se necesitan las personas. “Es importante para generar proyectos que beneficien a todos. En el caso de la Región Metropolitana, uno de los dolores o enemigos de la ciudad es la desigualdad, y también la desconexión, hoy es un gran archipiélagos de islas desconectadas que son los municipios. Entonces nuestro primer rol es coordinar. Un ejemplo de ello es nueva Alameda donde cuatro municipios y varios ministerios trabajando en el tema, con distintos colores políticos, conversan sobre sus necesidades”, dijo la autoridad Metropolitana.