Esta es la segunda vez que Claudio Reyes llega a la Subsecretaría de Previsión Social. “Gato cósmico” era el apodo con el que lo llamaban cuando llegó a esa cartera por primera vez en 2008. Ahora que regresó, hace poco más de un mes a liderar la institución, y como todavía hay algunas personas en la Subsecretaría que lo conocían desde esa época, también se ha vuelto a repetir el apodo. De hecho, sobre un mueble junto a su escritorio, flanqueando un cuadro de la expresidenta Michelle Bachelet, tiene un cuadro y un peluche del gato cósmico.
El apodo tiene una historia que se remonta a 2008. En enero de ese año se aprobó en el Congreso el proyecto para crear el Pilar Solidario. Reyes llegó a la subsecretaría al mes siguiente, en febrero, acompañando al entonces subsecretario Mario Ossandón, como jefe del equipo a cargo de la implementación del Pilar Solidario. Tan pronto como el 1 de julio de 2008 “había que entregarle pensión a cerca de un millón de personas. Nos hicimos cargo de una reforma que tenía sus dificultades en la implementación”, relata Reyes. Prosigue: “El desafío comunicacional, yo diría, fue uno de los más importantes que tuvimos. Y segundo, había un desafío tecnológico. Hicimos algo que hasta ese momento era inédito en el Estado, que era hacer una promesa y cumplirla en un plazo establecido. Lo que prometimos fueron dos cosas: no pedirte ningún antecedente que el Estado tuviera, bastaba solo con el RUT. Y segundo, prometimos entregar la pensión en 30 días. Y se cumplió: un millón de pensiones que se entregaron en 30 días sin pedir otro antecedente que no fuera el carné de entidad. Eso hoy día se llama interoperabilidad. Es una condición obligada para todo el Estado de Chile a partir de la ley 21.180 de transformación digital del Estado (...) Pero en esa época era tremendamente vanguardista, propio de un gato cósmico”, explica el recién asumido subsecretario de Previsión Social. Y agrega: “Eso es lo que hace el gato cósmico, lucha por la justicia. Ahí nació el nombre gato cósmico, porque proponíamos cosas demasiado audaces”.
Desde que Reyes asumió como subsecretario, hace poco más de un mes, ha mantenido un bajo perfil, pero ha estado estudiando la reforma previsional y sus alternativas para lograr un acuerdo, se ha reunido con parlamentarios de distintos partidos, y también con los servicios del Estado que tiene a su cargo. En esta, su primera entrevista, prefiere no hablar de temas del pasado, como su historia de espionaje en la dictadura, cuando militaba en el PC, ni tampoco de su antecesor, Christian Larraín, y su polémica salida del cargo, para centrarse en las nuevas “luchas cósmicas” que tiene hoy en este cargo, en el que si bien su principal desafío es la reforma previsional, también está impulsando otras materias, como revisar los procesos en licencias médicas, e impulsar la digitalización y la transformación digital del sector previsión y trabajo.
¿Le costó tomar la decisión de asumir como subsecretario?
-La verdad es que no me costó mucho. Pensaba que podía ocurrir. Yo había sido seis años Superintendente de Seguridad Social, que es alrededor de la mitad de lo que se ve aquí. Había sido subsecretario. Claro que lo que hicimos fue la implementación del Pilar Solidario y esta es una etapa un poquito distinta. Estamos todavía en el proyecto. No se ha aprobado. Probablemente, a la familia no le gustó mucho.
¿Es optimista respecto de la reforma previsional, cree que se va a poder aprobar algo en este gobierno?
-La reforma previsional es un imperativo, porque hoy en día lo que más necesitamos es mejorar las pensiones, las actuales y también las futuras, porque yo ya estoy pensionado, pero usted no, y no tiene por qué verse enfrentado, cuando llega el momento de pensionarse, a disminuir en forma drástica la calidad de vida. Creo que hay consenso en que ese es el objetivo, mejorar las pensiones. Y creo de buena fe que hay disposición a hacerlo, pero a veces hay que hacer un poquito más de esfuerzo. Hemos establecido diálogos, pero vamos a tener que seguir conversando más, porque a veces estamos de acuerdo con el propósito, pero cuando vamos al cómo, tenemos diferencias (...) Lo que queremos es profundizar la solidaridad que hay en el sistema (que inició con el Pilar Solidario y ahora con la PGU), llegando a más sectores, incrementando la PGU, y también introduciendo la solidaridad en lo que se llama el Pilar Contributivo, aquel donde las personas han podido ahorrar parte de su vida, pero no tienen una pensión suficiente, porque hay lagunas, porque los salarios son bajos o, en el caso particular de las mujeres, porque esta es una reforma que, al igual que en 2008, tiene un rostro de mujer muy importante, se preocupa de cerrar las brechas de género, como también ocurrió en 2008.
Desde Chile Vamos argumentan que preferirían hacer solidaridad con los actuales pensionados mediante una PGU diferenciada. ¿Eso por qué no es compatible con el objetivo del gobierno?
-No solamente han planteado una PGU diferenciada, sino que una PGU financiada con impuestos. Ahí hay una primera incoherencia. Es decir, si por una parte negamos la posibilidad de que exista una reforma tributaria, que es lo que genera los mayores impuestos, no podemos condicionar el incremento de la PGU a que existan esos impuestos. Necesitamos resolver esa incoherencia. Y segundo, la PGU resuelve el problema de un sector, pero en cierto momento, al llegar a cierta magnitud, genera efectos contrarios. Porque lo que estamos incentivando es que las personas ahorren para su futuro previsional. Si yo subo mucho la PGU, hay personas que van a decir: con lo que gano, si yo ahorro, voy a sacar lo mismo. ¿Para qué ahorro? Y eso no es lo que queremos. Entonces, la PGU no es una solución que apunte a lo que esta reforma apunta, que es resolver las pensiones de la clase media.
Desde el gobierno ya oficializaron con los partidos que están evaluando una propuesta donde un 2% se destina a cuentas individuales y un 4% al seguro social. ¿Cuánto sube las pensiones esa propuesta versus el proyecto de ley que está presentado en el Congreso?
-Lo que más sube las pensiones es llevar el 6% al seguro social, la totalidad. Y por otro lado, lo que menos sube las pensiones, particularmente las pensiones actuales, que es lo que nos interesa, es llevarlo todo a cuentas individuales. Cualquier combinación se mueve entre esos dos factores. Nosotros estamos abiertos al diálogo, a conversar alternativas, pero necesitamos tener enfrente propuestas concretas. A la fecha no hemos tenido una propuesta concreta. Es cierto que se ha hablado de algún documento que ha circulado, pero ese documento nunca ha sido entregado formalmente. Y lo que estamos haciendo es abrir las conversaciones, esperar propuestas, estamos dispuestos a conversar, a dialogar hasta llegar a un acuerdo que probablemente no va a dejar contento a todos, pero entendemos que es lo mejor que puede ocurrir en beneficio de los chilenos y chilenas.
¿Por qué no suben lo mismo las pensiones con esta nueva fórmula, si 4% alcanza para financiar los mismos seguros que propone la reforma?
-No es que deje de funcionar un seguro, es la cantidad de recursos que tú puedes aportar o garantizar respecto a este seguro social. Si hay menos recursos, obviamente el beneficio que puede aportar para incrementar las pensiones es inferior.
¿Y con menos de un 4% alcanza para financiar estos seguros?
-Hay combinaciones, no es tan lineal. Tiene que ver con cómo se va aportando esto en el tiempo, qué bolsillo se va llenando primero, etcétera. Lo mismo con el seguro de longevidad, donde su efecto depende mucho de la edad en que cortas, si es a los 85 años vas a cubrir menos, o va a costar más el seguro, en comparación a si cortamos en los 90 años, donde el seguro va a costar menos, pero la persona va a tener que probablemente ver un menor efecto en su pensión. Todo eso es calculable, combinable, considerable, pero lo primero es dar el paso de expresar la voluntad de la existencia de fondos para financiar un seguro social.
Si bien Chile Vamos ha manifestado que el 6% debe ir a cuentas individuales, también les gusta la idea de un seguro de longevidad. ¿Cree que podría ser la clave para destrabar el 6%?
-Hay varias alternativas, hay varios tipos de seguros de longevidad. Estamos abiertos a alternativas que en definitiva se traduzcan en resolver el objetivo principal, que es aumentar las pensiones de los pensionados actuales y de los futuros (...) Pero más que conversar el guarismo o el mecanismo, yo creo que hay que conversar respecto de las voluntades. En este caso, la voluntad de llegar a un acuerdo que permita conseguir de la mejor forma posible el propósito común, que es aumentar las pensiones.
¿Y está esa voluntad cree usted?
-De nuestra parte totalmente.
¿Y del otro lado?
-Y del otro lado también la vemos en las palabras, pero queremos verla también en los hechos, y en este caso, se traduce en discutir propuestas concretas, formales, que es a lo que estamos de alguna manera esperando.
¿Qué le parece que la UDI se haya retirado de la mesa técnica?
-En el marco del diálogo que Chile requiere para mejorar las pensiones, son necesarias todas las voluntades y la representación de todos los partidos políticos. Es por eso que no corresponde restarse de la mesa por razones ajenas a las previsionales, pues están postergando una mejora para miles de pensionados.
El gobierno propone que en vez de centralizar el soporte en un ente estatal (APA), que no iba a cobrar comisión, se pueda licitar a un gestor privado. ¿Bajo esta nueva figura, se cobraría una comisión a los afiliados?
-El APA estatal no cobraba una comisión porque el Estado financiaba. Obviamente si involucramos privados, que tienen un fin de lucro, van a tratar de construir su lucro y ese lucro se cobra por una comisión. Eso no quiere decir que sea cualquier comisión y que quede libre. Eso se puede regular a través de la licitación (...) Ahora, el hecho de que esté centralizado es la condición básica para disminuir los costos, porque la disminución de costos se logra por las economías de escala. Hoy hay siete APA, uno por cada AFP, y cada uno de esos hace lo mismo, y también tienen el mismo problema que a veces encontramos en algunos servicios del sector público: no interoperan entre sí, o sea, si tú te quieres cambiar de una AFP a otra, no es algo fácil, no es algo en línea, no es algo automático de un día para otro, y todo eso tiene costos. Ese costo lo paga el afiliado a través de la comisión. Integrar todos esos servicios en uno, además con un soporte fiscal y con una transformación digital, podría significar un costo bastante disminuido respecto a lo que hoy día existe. Eso no quiere decir que no lo hayan hecho, pero las eficiencias que han logrado las AFP no se han transformado en una reducción de comisiones para los afiliados, por el contrario, en lo que se ha transformado es en una mayor rentabilidad para las AFP, que tienen una de las rentabilidades más altas dentro de las industrias del país, estamos hablando de rentabilidades cercanas al 30% sobre patrimonio.
¿Y pueden asegurar que bajo este nuevo modelo la suma de ambas comisiones va a ser menor para los afiliados?
-Nosotros entendemos que sí, entendemos que la competencia en términos de los operadores de inversiones debe significar una menor comisión por ese aspecto, y que este operador centralizado también disminuye en forma sustantiva sus costos y que todo eso involucra magnitudes de varios cientos de millones de dólares que en el tiempo se transforman en un importante porcentaje de incremento de la pensión de aquellos que todavía no jubilan.
¿Y qué nivel de eficiencia se logra en ese sentido?
-Tenemos distintas simulaciones, pero creo que un buen referente es la propia AFC, algunos dirán: hace otras cosas distintas, pero hace muchas cosas parecidas, y hoy cuesta entre 0,2% y 0,3%. Hoy en día las comisiones promedio del sistema (de AFP) superan el 1%-1,2%. Y ese 1%, en el tiempo, puede transformarse en un 20% o un 25% de mayor pensión al cabo de 30 años. Entonces, es importante que esa renta que hoy es utilidad de las AFP, sea en realidad utilidad de los pensionados.