Según el último boletín de la Dirección Meteorológica de Chile, el otoño de 2020 será cálido y seco (ver gráfico). Aparte de la agricultura y consumo humano, una actividad que también se ha visto afectada por esta década seca y déficit de precipitaciones de 30% es el golf, debido a los importantes flujos de agua que se requieren.

Para hacerse una idea, el pasto tiene un consumo promedio de entre 7 y 9 litros de agua por m2 en época estival. Considerando que una cancha de golf en promedio posee 60 hectáreas de superficie, el consumo de agua diario es de 4,8 millones de litros, lo que puede corresponder al agua que se necesita para llenar dos piscinas olímpicas al día.

Según Daniel Ruiz, ingeniero senior de consultora ambiental Ecos Chile, entre las decisiones que deben tomar los clubes, “es indispensable instalar sistemas de control y medición de flujo, evaluar la instalación de un sistema de bajo consumo (goteo y riego controlado) y que se efectúe una mantención estricta al sistema de riego para evitar fugas”.

Pero para Ruiz, hay cambios más de fondo, como el reemplazo de especies de flora, utilizando las nativas resistentes a los ambientes áridos (del tipo xerófitas), el reemplazo de pastos y sobre todo, generar conciencia: “Es fundamental que los responsables del parque entiendan que estamos en una situación de escasez hídrica”.

Al respecto, el presidente de la Federación Chilena de Golf, Felipe Bertin, comenta que como entidad están propiciando un uso más justo y consciente del agua, siguiendo un poco la tendencia que ya está instalada en otros países como Estados Unidos, luego de las sequías en California, donde por regla general se utilizan aguas reusadas y pasto que requiere menos riego. “Tenemos que seguir adaptándonos y ser más eficientes. En un futuro no muy lejano el 100% de los clubes en Chile estará regando con agua reciclada”, apunta Bertin.

“Desde el 2014 los clubes de golf comenzaron a tomarse más en serio este tema y hay un gran cambio de conciencia”, complementa Alejandro Peric, director de Chile Classic de PGA Korn ferry Tour, campeonato que podría volver a Chile el 2021.

Adaptación

Hay clubes que han ido reemplazando áreas verdes por zonas con maicillo o arbustos, en una tendencia por dejar que la naturaleza actúe y priorizar sólo ciertos espacios, como la zona de partida, el green (hoyo) y áreas cercanas. “Estamos haciendo rediseños que no afecten el juego. Cambiar elementos decorativos de la cancha por otro tipo de paisajismo”, cuenta Rubén Céspedes, presidente del Club de Golf Hacienda Chicureo. Incluso, están probando una tecnología de nanoburbujas que significaría 30% de ahorro.

Desde el Club de Golf Rocas de Santo Domingo, Gabriel Morgan explica que llegaron a un acuerdo con la cooperativa local para trabajar juntos. “Además, estamos invirtiendo en una planta de tratamiento de aguas servidas para la cancha de golf, privilegiando zonas más críticas”, dice Morgan.

Algunos clubes están estudiando usar técnicas ya instaladas en las canchas del norte de Chile, donde el pasto no es opción, como mezclar arenilla con ciertos aditivos o incluso poner grandes alfombras en ciertas zonas en reemplazo del césped.

-Pero el panorama ha sido más negro para Angostura Golf Country Club, en San Francisco de Mostazal (comuna golpeada por la sequía). Usan agua de un canal de regadío, que actualmente entrega 15 m3 por segundo. Bastante menos que los 26m3 en 2018 y los 45m3 de 2016. Incluso, están visualizando reducir la cancha de 60 a 45 hectáreas o ir más lejos: en una reunión de directorio en septiembre pasado, se planteó la posibilidad de lotear el terreno y venderlo como parcelas.

Como sea, lo que la mayoría de los clubes está haciendo es el reúso de aguas, metodología que se ve como una solución que permite reducir en hasta 30% el consumo. Prince of Wales Country Club, Las Brisas de Chicureo, Hacienda Chicureo, el Club de Polo San Cristóbal y el Club Los leones, entre otros, ya apostaron por esa línea.

Al respecto, Alberto Blanco, director de Planificación Sustentable, Infraestructura y Tecnología de Aguas Andinas, indica que cuentan con varios programas piloto “que estamos llevando a cabo en conjunto con los grandes consumidores de agua, especialmente para el riego de áreas verdes e incluso para implementar en el corto y mediano plazo programas de reúso de aguas regeneradas”, dice Blanco. Por ejemplo, en proyectos con municipalidades, han logrado reducir el consumo en torno al 10%.