Instalado a unos 160 kilómetros de la ciudad de Copiapó, en la Región de Atacama, el proyecto en el salar de Maricunga de Codelco ha irrumpido en el debate público en medio de la polémica entre el gobierno saliente de Sebastián Piñera y la administración electa encabezada por Gabriel Boric por la licitación de 400 mil toneladas del litio en el norte del país.
En momentos en que el nuevo gobierno de Apruebo Dignidad busca generar una mayor participación del Estado en la explotación del mineral y crear una Empresa Nacional del Litio, Codelco anunció el inicio de la fase de exploración de su proyecto en el salar de Maricunga durante los primeros tres meses de este año.
“Se espera poder iniciar las actividades de exploración en el salar de Maricunga dentro del primer trimestre de 2022, las que tendrán una duración de 10 meses, pudiendo verse retrasadas según las condiciones climáticas del próximo invierno”, afirmó a Pulso la minera estatal a través de una minuta.
A partir de los resultados de esta fase inicial, que incluye el nivel de las concentraciones de litio en las salmueras y de las condiciones hidrogeológicas, la cuprera definirá las nuevas etapas del proyecto. “Por lo tanto, esta será la primera campaña de exploración (sondajes y caracterización hidrogeológica) y con los resultados de la misma se decidirá la ejecución de más estudios y de un eventual proyecto de explotación futuro”, concluyó la minera.
Con todo, se trata de un proyecto que se arrastra desde 2016 cuando el gobierno de la época le encomendó a Codelco dirigir el desarrollo de los proyectos de litio en los salares de Maricunga y Pedernales, en base a asociaciones público-privadas.
Durante ese período, Codelco obtuvo el permiso de la Comisión Chilena de Energía Nuclear (CCHEN) y un Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL) para desarrollar su proyecto integral de litio en el salar de Maricunga, otorgado por el gobierno de Michelle Bachelet dos días antes de terminar su segundo mandato. En 2019, Codelco anunció un acuerdo con la Minera Salar Blanco para estudiar la forma de estructurar dicho proyecto.
En 2020 Codelco recibió la calificación ambiental favorable para iniciar las exploraciones y, según la compañía, en 2021 tramitó los diferentes permisos sectoriales requeridos para poder ingresar al terreno e iniciar las exploraciones.
Reparos y retraso
Hace una semana, el ministro de Minería, Juan Carlos Jobet, decía en Pulso: “Codelco tiene un gobierno corporativo independiente y es ese gobierno el que toma las decisiones. No obstante, Codelco está avanzando en los pasos programados para poder desarrollar el proyecto en el salar de Maricunga”. Sin embargo, para el sector minero, y operadores actuales del litio, resulta evidente el desinterés de la estatal.
Algo de eso reflejó el propio Presidente Piñera el viernes, al comentar que invitaron a la empresa estatal a participar en la licitación en la que cinco compañías compiten. Y entre ellas no estuvo Codelco. “Invitamos con mucho entusiasmo a Codelco que participara de esta licitación, pero Codelco tiene su interés en el cobre”, precisó Piñera.
Un experto en el negocio minero y conocedor del proceso que ha tenido el proyecto identifica al menos tres razones por las cuales Codelco no ha empujado la iniciativa en el norte del país. La primera son los vaivenes de precio -aunque hoy está en niveles altos- y el avance de los productos sustitutos. “Se pensaba que era el oro blanco del futuro y eso se desinfló”, dice.
Pero el factor clave que ha puesto a Codelco en una encrucijada es la dificultad para avanzar con un proyecto que entregará ingresos “menores” en comparación con un negocio a gran escala y altos rendimientos como el cobre. “Es un proyecto muy pequeño para la escala de Codelco y los dos salares (Maricunga y Pedernales) son bastante pobres. Por eso es entendible que no sea la prioridad ni para la empresa ni para los gerentes actuales de la minera”, afirma un ejecutivo ligado al mundo minero.
Un reciente informe de Cochilco revela que si bien el litio hoy representa alrededor de la mitad de las exportaciones de vinos o una quinta parte de los envíos del sector salmonero, aún está lejos del lucrativo negocio del cobre. “Durante 2020 las exportaciones nacionales de litio representaron menos del 2% de las exportaciones de cobre”, destacó Cochilco. Aunque entre 2015 y 2018 se cuadruplicaron las exportaciones de litio, hasta alcanzar los US$1.000 millones, la cifra está lejos de los US$38 mil millones de envíos del cobre en 2020. “Se exportan más cerezas que litio”, dice el ejecutivo de una empresa local.
Un expersonero de Codelco recuerda que la firma tiene solo una parte del salar de Maricunga y el resto está en manos de otras empresas cuya propiedad es difusa. “Maricunga está cortado en cuadraditos; hay una parte que es de Codelco y otros cuadraditos son de otras empresas”, afirma el experto, quien sostiene que la gobernanza y la legislación que envuelve el actual proceso de explotación del litio tiene “anomalías” que impiden su correcto desarrollo para este caso.
En el mismo salar, por ejemplo, el grupo de empresas de Francisco Javier Erráruriz tiene pertenencias y un proyecto de US$350 millones que aún no ha comenzado. Y está salar Blanco, la firma ligada a fondos australianos y canadienses que estudia con Codelco un proyecto conjunto.