Se cumplen 30 años del sistema de concesiones en Chile y vale la pena reflexionar sobre el camino recorrido y los desafíos para las décadas siguientes. Esta fórmula de asociación público privada ha sido estudiada, replicada en otros países de la región y catalogada de exitosa.
Pero es innegable que el sistema debe revisarse y, al igual que muchas industrias, comenzar a pensar en su sostenibilidad, a través de la integración de criterios sociales, ambientales y de gobernanza en los modelos de negocio y sus contratos.
Muchas empresas hemos avanzado en estos ámbitos denominados ASG (ambiental, social y de gobernanza) porque tenemos la convicción que nuestro negocio es inviable si no atendemos esas necesidades, las que no sólo impactan a nuestra industria, sino también a diversos sectores económicos que ya reconocen su valor.
Hoy somos el primer grupo de desarrolladores y operadores de infraestructura vial que es carbono neutral, que posee un modelo de integridad corporativa certificado en 5 oportunidades y que realiza actividades en los territorios que generan un valor permanente, desde la seguridad vial, el emprendimiento y el apoyo al desarrollo de las comunidades donde operamos, buscando comprender sus necesidades y aspiraciones.
Sin embargo, creemos que aún podemos ir más allá y para ello es clave que el marco bajo el cual nos mandata nuestra relación con el Estado también se amplíe, de manera de extender redes, promover mayores beneficios que impacten a la sociedad y pensar de manera sostenible para los territorios. Es por ello que la Asociación Público Privada debe ser la nueva Sostenibilidad Público Privada.