Las recesiones económicas son más profundas y persistentes cuando afectan al sector financiero de un país, transformándose en crisis financieras. La intermediación financiera es el aceite del motor de la economía: si los bancos no prestan, las empresas no pueden invertir y buenos proyectos no son ejecutados, reduciendo la capacidad productiva de un país.

Ejemplos clásicos de crisis financieras incluyen la Gran Depresión de 1929 y la Gran Recesión de 2008, y tanto países emergentes como desarrollados han sido afectados por este tipo de crisis a lo largo de su historia. Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig recibieron el Nobel de economía este año por su estudio del rol de los bancos en la economía y de las crisis financieras.

En un estudio fundacional, Diamond y Dybvig argumentan que los bancos permiten mejorar la distribución del riesgo en la economía, transformando depósitos de corto plazo en préstamos de largo plazo. Muchos proyectos, como construir un edificio, requieren financiamiento de largo plazo pero las personas tienen incertidumbre sobre en qué momento van a necesitar sus ahorros, por ejemplo debido a una emergencia médica, y pueden no querer financiar dichos proyectos aunque sean muy rentables.

Sin embargo, es poco probable que todas las personas tengan una emergencia médica al mismo tiempo. Al recolectar depósitos de muchos individuos, los bancos pueden prestar una parte de estos recursos a proyectos de largo plazo, guardando una fracción de los fondos para satisfacer las necesidades de liquidez de las pocas personas que lo requieren. Así los bancos aumentan el bienestar de la sociedad: el edificio es construido, las personas pueden retirar sus fondos si lo necesitan y sus ahorros tienen mayor rentabilidad.

Pero el punto más importante levantado por Diamond y Dybvig es que este sistema es vulnerable a colapsos. Si las personas creen que otros van a retirar sus depósitos, anticipan que los fondos de corto plazo del banco se van a agotar y quieren retirar sus propios depósitos, generando una profecía autocumplida y una corrida bancaria. El banco se ve forzado a liquidar sus créditos de largo plazo por una fracción de su valor, ocasionando pérdidas que pueden llevar a su insolvencia. Como solución a este problema proponen que el gobierno garantice los depósitos. Si es bien implementada, esta política es muy barata: evita las corridas bancarias y las garantías no se tienen que pagar.

También, en los 80′, Bernanke muestra cómo cambios en los costos de canalizar fondos de ahorristas a buenos deudores, incluyendo los costos de evaluación y monitoreo de los préstamos, afectan el funcionamiento de la economía. Bernanke se enfoca en la Gran Depresión de 1929-1933 en Estados Unidos, cuando empresas y hogares dejaron de pagar sus deudas ante la caída de sus ingresos y más de la mitad de los bancos de Estados Unidos quebraron por corridas bancarias. La quiebra de bancos aumentó los costos de intermediación crediticia y redujo el crédito, llevando a una caída de la demanda de empresas y hogares, lo que contribuyó a explicar la profundidad y duración de la crisis.

Los trabajos de Bernanke, Diamond y Dybvig motivaron numerosos estudios sobre crisis financieras y regulación bancaria en las últimas décadas y ayudan a entender por qué el sector financiero es clave para un buen funcionamiento de la economía. Cuando Bernanke fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos durante la crisis de 2008, se usaron herramientas de política motivadas por estas contribuciones, quizás evitando que la crisis se convirtiera en una nueva Gran Depresión.

*Los autores de la columna son profesores del Instituto de Economía UC