“Esto no nos va a pasar”, es una creencia que todavía abunda en muchas organizaciones, que aún no se dan cuenta de que las ciberamenazas no distinguen entre tipo de empresa o tamaño. Es que si bien la llegada de la era digital ha dado lugar a una vida más conectada, facilitando el acceso a la información o trámites, también ha traído consigo desafíos en materia de ciberseguridad. En ese sentido, ¿qué podemos hacer para impulsar el desarrollo seguro de empresas ante las crecientes amenazas cibernéticas?
El panorama actual de ciberseguridad en Chile muestra una realidad compleja y en constante evolución. A medida que las empresas adoptan la digitalización para mejorar su competitividad y llegar a nuevos mercados, mayor es el desafío por salvaguardar los datos. De acuerdo con estudios recientes, se ha observado un incremento en el número y sofisticación de los ataques cibernéticos dirigidos a empresas. Estos ataques incluyen, entre otros, ransomware, phishing, ataques de denegación de servicio (DDoS) y robo de datos. Desde esa dimensión, la falta de recursos vinculados a ciberseguridad, en muchas empresas implica que las políticas y estrategias de protección puedan ser insuficientes y reactivas, en lugar de ser proactivas y orientadas a la prevención.
Ante ese escenario, la adopción de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial y el análisis predictivo, puede mejorar significativamente la capacidad de detección y prevención de amenazas. Asimismo, es esencial estar preparados para la detección temprana de vulnerabilidades y la capacidad de responder rápidamente a los incidentes, sin duda, resulta esencial para mitigar los riesgos y minimizar el impacto de los ciberataques.
Pero, tenemos que ser enfáticos, la ciberseguridad no es una responsabilidad exclusiva de los departamentos de tecnología, sino que es transversal, abarcando desde la alta dirección y permeando a toda la organización. Es fundamental promover una cultura organizacional que valore la seguridad digital como un pilar estratégico y una inversión imprescindible. Es que en la medida en que los colaboradores desconocen los riesgos y consecuencias de acciones aparentemente inocentes-, como hacer click en enlaces sospechosos o compartir información confidencial por medios inseguros, se pueden generar brechas de seguridad con potenciales repercusiones en la organización.
Para las pymes, el desafío de ciberseguridad es igualmente crítico. A menudo, estas empresas subestiman los riesgos y no cuentan con estrategias sólidas de seguridad informática. El impacto de un ciberataque en una empresa mediana o pequeña puede ser devastador, por lo que es necesario que comprendan la importancia de implementar herramientas y prácticas de ciberseguridad adecuadas a su realidad y capacidad, y que se concientice a todos los colaboradores sobre su rol en la protección de la información.
En esta travesía hacia la seguridad digital es esencial que se adopte una visión holística, que incluya una estrategia preventiva, educación y concienciación sobre los riesgos digitales para garantizar la protección de cara a las personas y organizaciones.