“Don’t ask me what you want it for” (Taxman, The Beatles, 1966, Revolver. Compuesta por George Harrison)

A fines de este mes, el ministro Marcel presentaría su “Pacto fiscal”, incluyendo cuál sería su idea de cómo avanzar: si ir directamente al Senado, o esperar hasta marzo y volver por la Cámara. En las últimas semanas se le había visto como un sonámbulo. Ajeno y anestesiado. Alejado de la realidad. " Hay que subir los impuestos… hay que subir los impuestos”, repetía una y otra vez, como un mantra. Ensayaba fórmulas erráticas: “Al patrimonio... a las empresas… a las personas”. Como queriendo ver si por algún lado alguien le picaba. Un verdadero Taxman: “Si manejas un auto, impuesto a las calles, si quieres sentarte, impuesto a las sillas”. Mientras tanto, los hechos se desencadenaban con furia en su contra. Imacec -2% , con la economía en la rodada enfrentando una recesión que ya parece inevitable. Ya no podrá culparse ni a los IFE, ni a los retiros, ni a las tasas de nuestro estancamiento secular. Peor aún, el “Caso Convenios” mostró crudamente cómo el alambique fiscal chorrea plata por todos lados, con cañerías silbando alegres y los manómetros a punto de explotar. Los seremi parecen ser una fuente inagotable de billete. Una piñata donde los millones van y los millones vienen para quien le ponga un poco de empeño en recibirlos. 151 para fotos, 600 para pintar fachadas, 160 para “Noche Digna”. La Danza de los Millones. Cada día una nueva historia.

Esta semana el ministro como que anduvo despertando, incluyendo algunas medidas procrecimiento. Pero todo se nota improvisado, sin alma. Vacío. No parece ser el camino. La prudencia y la sabiduría, que el ministro las tiene de sobra, aconsejan hacer un “Ctrl + Alt + Del” al famoso pacto fiscal. Hay que partir de nuevo y volver en marzo con un plan que responda a una estrategia, a una visión de algo. Algo mejor que subir los impuestos para empatar con la Ocde en % del PIB (¿Desde cuándo ha sido un objetivo empatar con el promedio al que le va peor que a ti, como le iba a Chile durante 30 años ??? ¿No sería más lógico ver cuánto aumentó la recaudación total contra sí misma??? ¡Seguro que ahí seríamos campeones de la Ocde entre 1990 y 2013!! Dejo la inquietud para alguna tesis).

Esa visión pasa por reenfocarse en el largo plazo. Y por lo tanto, por el crecimiento como valor fundamental. Por racionalizar un Estado que pierde aceite pornográficamente. Por generar incentivos a la inversión potentes y volver a ser ejemplo de políticas públicas sanas, simples y sensatas. Dejar de meter incertidumbre estructural con la historia eterna de “hay que subir los impuestos”. Dar certezas. Sólo así generaremos los recursos de largo plazo para ayudar a los más necesitados.

Quizás el ministro no quiera cambiar de rumbo. Hasta los hombres más capaces a veces no logran delinear alternativas. Quizás sí quiere, pero lo considera imposible. Piensa que la coalición no lo acompañaría. Que los grupos de interés son indestructibles. Que los termocéfalos son irreductibles. Puede ser. La pregunta es, sin embargo, ¿qué alternativa hay? ¿Seguir como el Taxman, rebotando sin parar, sólo para que venga otro en tres años más y lo haga igual? No tiene mucho sentido. ¿No sería mejor aunar voluntades para hacer las cosas bien? ¿No sería bueno que un gobierno de izquierda generara un visión de consenso de Chile, con un planteamiento económico compartido, que cree empleos, que mejore los sueldos y nos permita salir del remolino gris en el que estamos?? ¿No será más reconfortante terminar siendo recordado como el hombre que puso de vuelta a Chile en el camino al desarrollo? ¿Para qué regalarle eso a la derecha?? Eso al menos pensaría yo… “Here comes the sun” también fue escrita por George Harrison. Evoca la luz y el calor del verano. Váyase por ahí mejor, ministro. En vez de seguir con el papel pesado del Taxman, escuche esa suave invitación a la calma. Aproveche hasta los últimos días del verano y vuelva en marzo, lozano, fresco y con lo que le quede de bronceado, con un pacto choro, potente. Con ideas que nos pongan de vuelta en la ruta que lleva al desarrollo.