El Banco Mundial, junto con la Corporación Internacional de Finanzas, hizo un diagnóstico sobre el sector privado en Chile con el propósito de ofrecer una serie de recomendaciones para que así, este contribuya de una manera más sólida al desarrollo sostenible del país. Existe un diagnóstico transversal sobre que una de las razones de la caída en el crecimiento de Chile, se debe a un pobre avance en nuestra productividad. De acuerdo con el diagnóstico entregado, una parte de esta baja productividad se debe a frenos a una mayor competencia, temas normativos, una alta concentración en la exportación de recursos naturales y bajo nivel de inversión en nuevas tecnologías.
Acá, quisiera hacer un paréntesis, ya que la exportación de recursos naturales requiere mucha más tecnología de lo que uno cree o algunos inclusive minimizan. Solo imagínense cómo una cereza cosechada en San Fernando llega con el mismo color, turgencia y sabor a una mesa en China. Espero que a estas alturas, todos entendemos que sin crecimiento, los derechos fundamentales que muchos deseamos, no solo no se financiarán, sino que las oportunidades comienzan a escasear y la mejora de los servicios básicos no llegan, afectando las expectativas de mucha gente que hace tremendos esfuerzos por un mejor futuro.
El Estado podría cumplir un rol de liderazgo muy importante en la co-construcción de las grandes misiones país orientadas a resolver los problemas que enfrentamos como sociedad. Entre mayor es el consenso y más general son estas misiones, más actores y distintos sectores de la economía pueden contribuir y desarrollar nuevas habilidades, nuevos puestos de trabajos y nuevas oportunidades. El ser país Carbono Neutral al 2050 podría considerarse una Misión País. Para cumplir este objetivo, de acuerdo con el Banco Mundial, hay sectores tan diferentes que podríamos desarrollar para su cumplimiento como hídrogeno verde, agricultura climáticamente inteligente y economía digital.
Sobre la agricultura e industria alimentaria chilena -segundo sector que más aporte al PIB después de la Minería, y responsable del 60% de las exportaciones agrícolas del hemisferio sur -podría ser un importante contribuyente a la reducción de gases de efecto invernadero. Tecnologías en uso del agua, innovación genética para aumentar rendimientos, agricultura de precisión para minimizar el uso de agroquímicos son ejemplos de iniciativas que se podrían impulsar como país.
La pregunta no solo es cómo acelerar este tipo de iniciativas, sino que también cómo lograr que los pequeños productores tengan acceso a ellas. La respuesta simple es mayor financiamiento, el camino más largo pero estructural, es lograr masificar estas tecnologías digitales para que así, lleguen a áreas rurales a precios accesibles. Para esto, hay que incentivar las transferencias tecnológicas, pero también y tal vez más importante aún, es descentralizar el conocimiento para desarrollar las regiones y actualizar las habilidades de nuestras futuras generaciones. Así podremos crear nuevos y mejores puestos de trabajo y aumentar nuestra productividad. Las oportunidades están para que nuestro país sea un referente en crecimiento sostenible, depende de nosotros crear las condiciones necesarias y acelerarlas.
* El autor es CEO de Westfalia