¿Qué es la tarifa de invierno? De forma resumida, es el pago que se aplica sólo a clientes cuyo consumo mensual sea superior a 430 kwh durante los meses de invierno (hay otro factor más, pero vamos a simplificar en beneficio de la extensión de este texto). En palabras simples, si alguien consume menos de 430 kwh, no pagará nunca tarifa de invierno, mientras que quienes consumen más de 430 kwh, se aplica una fórmula relacionada con los consumos en los otros meses y se cobra este cargo adicional. De acuerdo a los datos de la SEC (Superintendencia de Electricidad y Combustibles) y del Ministerio de Energía, el 90% de los clientes (aproximadamente), nunca pasa este límite de invierno. El valor aproximado por kwh con IVA para una red aérea de baja tensión es de $136 pesos en la RM, eso quiere decir que un consumo de 429 kwh en invierno, la cuenta ronda los $58.344 pesos. La tarifa de invierno en el mismo ejercicio es de 176 pesos por kwh incluido IVA, por lo tanto, si alguien consume 500 kwh (tramo 1:350 kwh, tramo 2: 150 kwh invierno), su cuenta será de $76.000. ¿Cuánto sería sin la tarifa de invierno? $68.000.
¿Quiénes son los más afectados por la tarifa de invierno? De acuerdo a la información de la SEC, quienes se pasan de la tarifa de invierno, se concentran en las comunas de Lo Barnechea, Vitacura y la Reina, cerca del 16% de los clientes de lo Barnechea sobrepasan este límite, mientras que en comunas como La Pintana, solo el 3% de los clientes lo hacen. De acuerdo a los datos, en Chile quienes más recursos tienen son también quienes más consumen energía. Distinta es la discusión sobre cómo afecta el valor de la energía a las familias según sin ingresos; Si una familia vive con $400 mil pesos al mes y su cuenta de luz es 20 mil pesos (5% de sus ingresos), le afecta mucho más que a una familia con un ingreso de 3 millones y que consume 3 veces más energía y paga 60 mil pesos, porque solo ocupa el 2% de sus ingresos para la luz. Las familias vulnerables que pagan límite de invierno no son la mayoría y de acuerdo al informe de pobreza energética del Ministerio de Energía, la cifra no sería mayor al 3%. Por lo tanto, aunque un pequeño porcentaje de la población vulnerable se beneficiaría con el fin de la tarifa de invierno, los más beneficiados serían la población de mayores ingresos. El promedio de consumo por medidor comuna con población con menos ingresos no supera los 220 kwh, y por lo tanto difícilmente la mayoría de la población podría superar los 430 kwh.
¿Cómo hacerse cargo de este 3% de personas que tiene ingresos bajos y que están pagando cuentas de electricidad elevadas en comparación con sus ingresos? Para esto, existen varios mecanismo y cada uno tiene su justificación ideológica y política, pero podemos centrarnos en dos tópicos, subsidios y levantar una barrera. Levantar la barrera es cuando se levanta una restricción y dejamos que el mercado se regule solo, corresponde a una visión más neoliberal del asunto, en donde el Estado no se involucra en lo que sucede después; por otro lado, existen los subsidios (diferentes tipos), en donde el estado se involucra activamente para que suceda algo con un determinado grupo de interés.
Al levantar la barrera del límite de invierno, los primeros beneficiados serán quienes hoy pagan tarifa de invierno (población con más recursos), después serán quienes pueden pagar un recambio de calefacción, y finalmente lo harán las familias más vulnerables que puedan acceder a calefactores que deberían bajar su precio dado la masividad en un tiempo indeterminado. Respecto a los subsidios, existen los subsidios focalizados para un grupo de población específico, por ejemplo, determinado por quintiles y que podría solucionar temas relacionados con pobreza energética en hogares, que pueden ser financiados con recursos del fisco (sin reforma tributaria es imposible), subsidios cruzados u otro mecanismo. Existen subsidios focalizados en territorios, como por ejemplo, la eco tarifa en ciudades con alta contaminación, en donde se cobra una tarifa diferente después de adquirir un sistema de calefacción eléctrico.
El fondo del asunto es mejorar la calidad de vida de las personas, y para eso debemos buscar la forma más eficiente de hacerlo. Si en una comuna tenemos 3 familias viviendo en un mismo terreno (12 personas), con un solo medidor, y tienen consumos cercanos a los 1000 kwh, la solución ineficiente es levantar la barrera, mientras que una solución más eficiente es realizar una normalización eléctrica, colocar 3 medidores y de esa forma, es probable que esas familias queden bajo la línea de los 350 kwh cada una y por lo tanto, tengan tarifa estabilizada hasta el 2032, y en el futuro, eventualmente sean objeto de algún subsidio, además de tener un sistema eléctrico seguro en su hogar. Lo segundo es más caro y más difícil, pero no implica una inversión permanente en que el estado se hago cargo y no el mercado.
Sobre el tema tarifario hay muchas formas de innovar, por ejemplo, tener tarifas especiales para los municipios, de esa forma con el ahorro pueden re invertir en servicios a la comunidad. Otro mecanismo podría ser establecer un listado de servicios esenciales que tienen uso intensivo de electricidad y que afectan directamente a usuarios vulnerables, como por ejemplo, si los APR rurales tienen una tarifa diferenciada, entonces el costo del agua será menor para los usuarios.
Con respecto al problema de la calefacción, debemos considerar diversas variables: metros cuadrados a calefaccionar, tipo de calefacción actual, tipo de calefacción de recambio, etc. El ejercicio simplificado nos indica que los aires acondicionados serían los más eficientes en términos de m2 que abarcan y costos, mas no en adquisición. Por otro lado, si llenamos nuestra casa de pequeños calefactores, no sería costo eficiente, dado que son para espacios de no más de 10 m2.
Electrificar siempre será más ecológico si existe la estructura para aquello, si vemos el ejemplo de la región de Aysén, su matriz energética tiene una componente de diésel muy importante, por lo que la electrificación de los consumos implica tener más generación a diésel. No suena muy ecológico. Por eso es que cada política no puede ser un solo en sí mismo. Si queremos más consumo de electricidad en invierno, cuando los embalses tienen poca disponibilidad y hay menos sol, y que esto no implique consumir más diésel o carbón, entonces no solo debemos levantar las barreras o hacer subsidios focalizados o crear modelos tarifarios diferenciados y novedosos, también debemos fortalecer el sistema de transmisión, dar más apertura a las energías renovables, modernizar nuestro sistema eléctrico, realizar normalizaciones eléctricas a los hogares, entre otras cosas.
Cambiar o no la tarifa de invierno, es una cuestión ideológica y técnica, no bajará la cuenta de luz a la mayoría. Hay que avanzar hacia la electrificación de los consumos, pero de forma responsable y siendo rigurosos técnicamente. Los supuestos con hipótesis muy débiles, que no han sido probadas, dan paso a los discursos populistas. Es totalmente válido querer algo, pero siempre digamos a quién favorece.
* El autor es ex subsecretario de Energía