En 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 19 de noviembre como el Día Mundial del Saneamiento. Un par de años antes, en Chile se finalizaba el megaproyecto de ingeniería impulsado por Aguas Andinas que dio vida a ‘Mapocho Urbano Limpio’, hito medioambiental que cambió la cara de Santiago y la posicionó como la primera capital de Latinoamérica en contar con 100% de cobertura de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas residuales. En sólo 12 años y con una inversión de US$1.200 millones se alcanzó la meta que países desarrollados han tardado entre 30 y 40 años en concretar.

Los trabajos consideraron cierres de todas las descargas de aguas servidas y, por ende, la descontaminación del río, así como de numerosos canales de regadío. Se realizó la construcción de las plantas de tratamiento Mapocho Trebal y La Farfana, hoy convertidas en biofactorías; y otras 12 plantas en distintos puntos. Ello liberó de contaminación y malos olores al principal cauce que atraviesa Santiago, se erradicaron las infecciones entéricas por el riego de verduras y hortalizas con aguas servidas, se recuperaron espacios urbanos y el río se convirtió en un lugar de encuentro para los habitantes de la ciudad.

Increíblemente, su cauce hoy se rodea de nueva flora y fauna. Tal y como vimos hace unos días tras el avistamiento de un coipo nadando en pleno río Mapocho, a lo largo de los años se han divisado más de 120 especies, desde peces nativos hasta crustáceos y aves como patos o garzas, según datos de Fundación Mapocho Vivo.

Pero los resultados del saneamiento en Santiago no quedan ahí, pues fuimos visionarios. En la actualidad, este plan se traduce en una solución concreta frente a la crisis hídrica que nos afecta desde hace 14 años. Ello, gracias a que el 100% de las aguas residuales de Santiago son depuradas en las biofactorías de Aguas Andinas y devueltas al medioambiente en condiciones óptimas para riego agrícola.

En el contexto en que los caudales de los ríos no proveen el agua necesaria para abastecer a la ciudad, las biofactorías representan una esperanzadora alternativa para el reúso de aguas depuradas que impulsamos con la primera sección de regantes del Maipo. Se trata de un trabajo colaborativo donde los agricultores entregan sus derechos de agua para ser destinados al consumo humano en la ciudad y nuestra compañía les retorna la misma cantidad en aguas depuradas para riego agrícola desde Mapocho Trebal. Se trata de dar una doble vida al agua, de hacer un uso más eficiente y sumar mayor sostenibilidad a la cuenca.

El Día del Saneamiento es, sin duda, una tremenda oportunidad para poner en valor el lugar de líder mundial en la materia que tiene Chile, pero también para impulsar aquellos beneficios que hoy nos sigue entregando el mayor hito medioambiental de la ciudad: contar con una solución sostenible y concreta que permita hacerse cargo de la emergencia climática para seguir entregando un suministro de agua seguro y confiable.