Pueden pasar los años, y la magnificencia de Soda Stereo no se diluye. Este grupo me ha servido de inspiración más de una vez para escribir. Esta vez, qué mejor que elegir su mejor canción (dentro de las 20 mejores según la revista Rolling Stone): El rito. Su coro dice “Desafiando al rito, destruyendo mitos”. Porque si hay un sistema al cual le han construido mitos, es a la industria de AFP.
Es nuestra labor, como gremio, ir aclarando estos mitos. Es nuestro deber para con cada uno de nuestros afiliados. Si no lo hacemos, se van generando percepciones erróneas, no solo en el ciudadano de a pie, sino que en técnicos y políticos. Dado esto, podemos correr el riesgo como país, de poner el foco donde no debe estar, tomar las decisiones que no debemos tomar. Y al igual que en la salud física, si nos medicamos incorrectamente, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Como el espacio acá es reducido, y la campaña de desinformación lleva más de siete años, estoy “desafiando al tiempo”. Pero intentaré enfocarme en los dos principales mitos en torno a la (re)organización industrial que han resonado en distintos medios y voceros en los últimos dos meses, y “tal vez no hablar de más”.
El primero es que se insiste en la idea de que el sistema de AFP se puede licitar a un ente privado como la AFC (Administradora de Fondos de Cesantía). Pero desmitifiquemos: sus funciones no son en absoluto comparables. Si la AFC realiza un tipo de pago, las administradoras hacen más de 38 distintos. Si el total de pagos de la AFC son 4 millones, las AFP superan los 40 millones. Pero lo más importante es que la AFC está diseñada para responder ante un evento incierto como es la pérdida del empleo. En cambio, las AFP están diseñadas para responder ante situaciones que se darán con toda seguridad: pagar las distintas pensiones de vejez y de invalidez, sobrevivencia, de enfermos terminales, cuotas mortuorias, herencias. Esto además de múltiples otras funciones: recaudar y cobrar las cotizaciones; gestionar a diario las cuentas de los afiliados, incluyendo cambios de fondos y administradora; pagar beneficios estatales. Y desde hace poco, pagar deudas por pensión de alimentos. Por último, las AFP generan más de 500 mil atenciones cada día; así, como dice la canción, “sueles encontrarme en cualquier lugar”.
El segundo mito en torno a la discusión surge con PreviRed. En las discusiones a raíz de la reforma de pensiones, se tiende a establecer a esta empresa como un ejemplo de centralización del sistema. Pero aclaremos: PreviRed tiene un rol de apoyo a la recaudación, pero no recauda directamente, ni tampoco es un administrador de cuentas ni un soporte para las administradoras. Además, es importante enfatizar que la plataforma también ayuda a la recaudación para distintos servicios para más de 30 instituciones (Fonasa, isapres, cajas, compañías de seguro, etc.).
Tenemos una ardua tarea por delante como país, en que debemos enfocarnos en los diagnósticos correctos (y sin duda debemos rediagnosticar a la luz de la PGU) para aclarar por qué para una gran proporción de los chilenos la pensión autofinanciada es baja. Si perdemos el foco, los efectos secundarios de nuestra medicina nos pueden dejar con una peor salud previsional. Y lo peor, sin derecho a elegir.
Pero no nos desanimemos. Como dice Soda, “a cada segundo estaremos más cerca, más, más…” de un mejor sistema de pensiones, si nos enfocamos en las soluciones correctas.
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