“Este país se volvió cualquier huevada”, comenta la abogada Leonarda Villalobos al conocido abogado Luis Hermosilla y al empresario Daniel Sauer, al relatarles un asalto callejero del que habría sido víctima. “Eres una psicópata bien orientada. Hay huevones psicópatas mal orientados que andan asaltando gente”, le diría Hermosilla posteriormente. Todo, en medio de una reunión en que coordinaban un asalto no callejero al SII y a la CMF.
La conversación que se escucha en la grabación que hizo pública Ciper, da para serie; serie narco versión tragicómica: “tu pega es armar la caja, porque quiero estar en condiciones de pedirle más al huevón… Quiero que, huevón, si me puede bloquear los computadores, si me puede quemar una oficina de Impuestos Internos…” “Cuatro ucranianas, tres polacas, dos argentinas y todas en pelotas y todas haciendo no sé qué. Pero además me ponís un yate, me ponís langosta”, dice Hermosilla fantaseando un diálogo con algún funcionario público… “¿Cómo a la única persona que debieron cuidar le hicieron facturas (refiriéndose a ella misma)?”, dice Villalobos. Bueno, estamos todos metidos, jajaja, todo en familia, le responden… “Eso es no tener ni un tornillo en la cabeza, ella es un mono con navaja (por emitir facturas falsas a personas públicas)”, dice Villalobos. “¿Es rica por lo menos?, pregunta Hermosilla. “No me gusta”, responde Sauer… “Estamos haciendo una huevá que es delito”. “Sí. Es delito”, repiten todos a coro, etc., etc. Hermosilla luciendo, además, que nunca le metieron a nadie preso mientras fue jefe de inteligencia del PC, junto a otras anécdotas, le pone más condimento a la ya recargada serie. El resto de la trama es igual de interesante, pero no me cabe en esta columna: máquina de financiamiento ilegal a través de facturas falsas que hace difícil distinguir las víctimas (financistas) de los cómplices.
La grabación me hizo recordar mis años en Brasil, cuando escuchaba a empresarios vanagloriarse frente a personas casi desconocidas para ellos (como el suscrito), sobre cómo corrompían a funcionarios públicos o se coludían. Pensaba en aquella época sobre la corrupción a destajo de ese país y cómo en Chile eso no ocurría (eso creía). Pero, además, sobre lo rayado del mate que alguien debe estar para andar contándolo. Este audio lo encuentro peor por su nivel de imprudencia, y la gente imprudente no sólo carece de la virtud cardinal, sino que además de tornillos en la cabeza. No entiendo que alguien le cuente a alguien distinto de su almohada detalles de sus fechorías. Nada para ganar, muchísimo para perder.
Al igual que Leonarda Villalobos, temo que Chile se volvió cualquier huevada. No quiero ni pensar en el caso más probable: este es un modo relativamente habitual de hacer negocios en Chile. Ni siquiera me satisface el caso menos probable de que esta situación sea única, debido al daño que aun así causará a la credibilidad institucional. Espero que la grabación haya sido, al menos, el resultado de una delación compensada que muestre que “las instituciones están funcionando”.
No tengo esperanza de convertir a malos en buenos, así que voy a terminar esta columna con un comentario cínico y no valórico. Un buen abogado que conozco suele decir: nadie se ha ido preso por no firmar. A lo que yo agregaría: nadie se ha ido preso por no hablar. Si alguien que lee esto es de los que está dispuesto a corromper, robar o traicionar, creo mejor que se ponga el pantalón o la falda y se lleve su “dirty secret” a la tumba, sin vanagloriarse con el resto.