Cómo el acero chino inundó el mercado mundial y ahogó a Huachipato
Entre el año 2000 y el 2023, China pasó de representar el 16% de la producción global, al 54%. Y lo hizo, en gran medida, gracias a subsidios. El correlato con la crisis de la siderúrgica del grupo CAP se hizo evidente desde el año 2009. Desde entonces, acumula pérdidas por más de US$1.000 millones.
La crisis de la Siderúrgica Huachipato vive el que podría ser uno de sus capítulos finales. Esta semana, el directorio de la acerera consideró insuficiente la recomendación, aún no oficializada, que la Comisión Antidistorsiones entregó al Ejecutivo para aplicar sobretasas arancelarias a dos productos de acero chino: las barras y las bolas de acero para molienda. Se trata de un insumo clave para la minería del cobre, que permite reducir el tamaño de las rocas para separar el mineral de las otras sustancias.
Pese a que la crisis del sector no es nueva, y empezó a golpear a la siderúrgica chilena hace al menos 15 años, en la última década su impacto empezó a hacer insostenible el negocio. Ya en 2009, los resultados en la última línea de CAP Acero estaban en rojo. Desde entonces, acumula pérdida por más de US$1.000 millones.
En un período más largo de análisis, las cifras globales del mercado del acero dan cuenta de la profunda transformación que ha protagonizado China. El gigante asiático, a inicios del milenio, se mantenía como un importador neto en dicho metal. El año 2000, de hecho, su participación en la producción mundial del metal era del 16%, con 121 millones de toneladas anuales, en un mercado que totalizaba poco más de 750 millones de toneladas.
En 2023, su peso alcanzó el 54%, tras alcanzar 1.019 millones de toneladas producidas en el último ejercicio. Su peak ocurrió en 2020, con 1.065 millones de toneladas.
El profundo impulso industrial del gigante asiático comenzó a revertir su posición deficitaria en el comercio internacional del acero el año 2005, primer año en que la balanza cerró a favor de ellos. Sólo diez años más tarde, en 2015, China logró el que es, hasta la actualidad, su mayor récord con 98,4 millones de toneladas de acero en exportaciones netas.
Pero mientras el mundo se inundaba de acero chino, también lo hacían sus subsidios. Un documento elaborado por la Dirección de Ciencia, Tecnología e Innovación (DSTI) de la OCDE, que analiza el desarrollo global del mercado del acero al cuarto trimestre de 2023, destaca que las empresas siderúrgicas situadas en economías no pertenecientes a ese bloque de cooperación económica han recibido, en promedio, “10,7 veces más subvenciones a través de ayudas en efectivo, premios en efectivo y devoluciones de impuestos que las empresas siderúrgicas de los países de la OCDE durante todo el periodo comprendido entre 2008 y 2020″. En su mayoría, por efecto de China.
En el intertanto, la producción de Huachipato bajó notoriamente. En 2006 alcanzó 1,1 millones de toneladas, pero ya en 2022 la producción había caído a 382 mil toneladas, según datos reportados por la propia compañía.
Un dato que destacan en la compañía para rebatir los argumentos que señalan a la acerera como una ‘máquina de perder plata’. Desde que el acero chino comenzó a copar el mercado mundial, sus resultados lograron obtener utilidades en dos ejercicios: el primero fue en 2018 y el último en 2021. Los mismos ejecutivos de la firma aseguran que ese año “no hubo dumping” -luego que la pandemia obligara a reacomodar la industria y en pleno período donde la actividad económica mundial empezaba a recobrar su dinamismo- y la empresa logró obtener utilidades. Aunque exiguas. La siderúrgica ganó ese año US$11 millones.
“No podemos decir que Huachipato no puede competir porque es ineficiente”, enfatizó en su momento su presidente, Julio Bertrand.
¿Cuánto impacta en la minería?
El impacto en la minería del potencial cierre de la Siderúrgica Huachipato es algo complejo de estimar. Los datos oficiales reflejan que las bolas de acero usadas para la molienda representaron el 3,1% de los gastos totales en insumos mineros durante 2022, según el último dato disponible. Antes, en 2019, alcanzaba el 2,4%. La cifra corresponde a una encuesta realizada por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) donde recoge cifras de la participación de empresas proveedoras en las operaciones y proyectos mineros.
En el gasto por insumos, las bolas están considerada como parte de las compras directas que deben realizar las mineras. Comparte con otros en una categoría donde también están los explosivos y distintos reactivos químicos. Pero también está la cal y los neumáticos mineros, mayoritariamente unidades de 66 pulgadas, que junto con los camiones de extracción son parte de los insumos catalogados por la propia Cochilco como bienes “relevantes dentro de la estructura de costos de una operación minera”.
En otro reporte especialmente dedicado al mercado de insumos críticos, Cochilco dice que por cada tipo de bien analizado existen mercados “con mayor dinamismo que otros”, al considerar las variaciones que han experimentado las participaciones de mercado. “Tal es el caso de los mercados de la cal y bolas de molienda”, afirma la última versión del estudio, que recogió datos hasta septiembre de 2023.
Aunque está lejos del 13,8% que representó el gasto en compra de energía eléctrica, en número absolutos, el monto destinado a adquirir las bolas de molienda totalizó rozó en 2022 los US$650 millones. En 2019 llegaba a US$360 millones.
Pero ninguno de los reportes diferencia las bolas convencionales de las bolas SAG, las más grandes y que son usadas etapas tempranas del proceso de molienda. Sólo en las primeras, la Comisión Antidistorsiones logró dictaminar la existencia de dumping. Las segundas no fueron siquiera analizadas.
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