Muchos la consideran como una versión renovada de la recordada e histórica pugna entre “autoflagelantes” y “autocomplacientes” que marcó la discusión económica y política de los partidos de la Concertación a principios de la década del 2000. Sin embargo, esta vez el divorcio que ha generado el plebiscito por la nueva Constitución en la “tribu” de economistas de la centroizquierda, heredera de los años de gobiernos concertacionistas, parece ser más sofisticada y laberíntica, y donde se mezclan matices ideológicos y de pertenencia.
El episodio que sacó a la luz una grieta y tensión soterrada hasta ahora en el seno de la elite de economistas de la centroizquierda se vivió esta semana. El “whatsapp” de decenas de economistas y profesores de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile se inundó de comentarios tras las declaraciones el domingo pasado del académico de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, Dante Contreras, quien anunció su apoyo a la nueva Constitución.
“Creo que a José De Gregorio y a Óscar Landerretche les falta calle. Hay cierta desconexión con lo que pasa en el mundo real...”, afirmó Contreras a Pulso al ser consultado por su opinión sobre economistas de la FEN que han optado por rechazar el texto constitucional. Pero Contreras fue más allá en la misma entrevista y afirmó que “es tiempo de jubilarse”, al aludir al histórico exministro DC de diferentes gobiernos de la Concertación, René Cortázar.
En privado, economistas cercanos a la FEN creen que la entrevista desnuda las heridas que dejó la estrecha carrera por liderar la FEN entre De Gregorio, el actual decano, y el propio Contreras, en 2018, cuyos matices ideológicos sobre cómo administrar la emblemática facultad salieron a flote. “Es sabido que no existe simpatía entre De Gregorio y Contreras, y esto viene desde la reñida disputa entre ambos por al decanato de la FEN. Sin embargo, no se entienden sus dardos en contra de Landerretche, quien fue el jefe de campaña de Contreras”, afirmó un cercano a ambos economistas. Mientras De Gregorio, exministro de Economía de Ricardo Lagos y presidente del BC de 2007 a 2011, y Landerretche declinaron opinar sobre el tema, Contreras no respondió las consultas de Pulso.
Sin embargo, un día después de la publicación y sin dar nombres, Óscar Landerretche (PS) emitió un mensaje en Twitter dirigido, según sus cercanos, al propio Contreras: “Un buen amigo olvida lo q dijiste en medio de una borrachera. Te lo perdona, riendo, mientras te pasa el agua con sal de frutas. Sabe q cuando uno anda pasado de tragos, dice estupideces q no querías decir y las campañas, como juegan con ese narcótico q es el poder, emborrachan”, escribió el militante socialista y expresidente del directorio de Codelco durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet.
“Hay un evidente distanciamiento entre los economistas. Es como un quiebre de la ex Concertación. Si bien sigue habiendo respeto, hoy hay mucho menos complicidad”, reconoce un profesor de la FEN.
El poder de la “tribu”
El capítulo solo viene a evidenciar la trizadura que existe hoy en la elite de economistas de centroizquierda ad portas del plebiscito por la nueva Constitución, la que ha sido técnicamente criticada por los ya mencionados De Gregorio y Landerretche y, entre varios otros, los exministros de Hacienda Alejandro Foxley, Eduardo Aninat, Andrés Velasco, Rodrigo Valdés y Manuel Marfán. Sin embargo, en la otra vereda, economistas como Andrea Repetto (UAI), Ricardo Ffrench-Davis (U. de Chile) y Roberto Zahler (expresidente del Banco Central), y los exministros concertacionistas Nicolás Eyzaguirre, Jorge Marshall, Carlos Ominami y Álvaro García, entre otros, se han declarado en favor del “Apruebo”.
Para el expresidente del Metro nombrado por Michelle Bachelet en su primer gobierno, Blas Tomic, la ruptura tiene el precedente en los llamados “autoflagelantes”, quienes entonces cuestionaban el modelo económico y la velocidad de los cambios sociales; y los “autocomplacientes”, quienes valoraban el alto crecimiento del país desde la llegada de la democracia y los avances en materia económica y social.
“Más allá de las desagradables etiquetas, lo que diferencia a unos y otros es la evaluación que cada cual tiene de la velocidad a la que es factible impulsar el proceso de cambios estructurales. Los objetivos son los mismos: construir un orden socialdemócrata estilo europeo, o canadiense. Pero los primeros, los ‘autoflagelantes’ que hoy respaldan el Apruebo, estiman que hay condiciones para empujar dichos cambios sin la necesidad de hacerle concesiones a la derecha en cuanto al ritmo y profundidad del proceso”, opina Tomic. “En cambio, los ‘autocomplacientes’, que hoy están con el Rechazo, creen que el éxito de la próxima fase del proceso de transformaciones exige inevitablemente gradualidad, porque solo así se viabiliza un nuevo pacto social que no sea percibido como una amenazante retroexcavadora por parte de la derecha política y económica”, agrega Tomic, un exmilitante PPD que aún no ha definido su opción para el próximo plebiscito de salida.
“La propuesta de nueva Constitución calza sin duda con la visión ‘autoflagelante’ de la realidad reciente de Chile, yendo incluso bastante más allá en algunos temas principales. ‘Rechazar para reformar’ es la reencarnación de los ‘autocomplacientes’”, concluye el también exdirector del Codelco por ocho años.
Sin embargo, el académico de la FEN, expresidente de BancoEstado y exsuperintendente de Pensiones y de Valores y Seguros, Guillermo Larraín, matiza el cisma actual de los economistas de centroizquierda. “No exageraría las divisiones que surgen naturalmente de un proceso que es polarizante y donde estar en contra es más fácil que estar a favor (de la nueva Constitución). Como decimos los economistas, hay una aversión al riesgo que todo el mundo tiene y, por lo tanto, esa aversión al riesgo te hace más fácil estar en contra del proyecto (...) Hoy estamos viviendo un punto álgido de esa separación y hay diferencias de opinión que han existido y van a seguir existiendo. No veo que se estén planteando diferencias ideológicas significativas”, dice Larraín, militante DC, quien afirmó en un seminario de esta semana haber optado por no revelar públicamente su opción frente al plebiscito.
Varios académicos y economistas coinciden en que el ambiente está muy caldeado y tenso en el seno de expertos de centroizquierda que han dado a conocer su opción frente al plebiscito. “Esta coyuntura está atravesando ‘lotes’ de amigos y de tribus, todo está muy enredado. Todos saben la cercanía y respeto que hay, por ejemplo, entre De Gregorio, Valdés, Eyzaguirre y Repetto, pese a sus distintas opciones. La mayoría en privado reconoce que la nueva Constitución no es buena, pero la decisión de votar ‘Apruebo’ o ‘Rechazo’ pasa por qué tan cercano estés de la tribu y cuánto estés dispuesto a romper con eso”, afirma un economista de la FEN.
Joseph Ramos, exdecano de la FEN, también pone paños fríos a la crispación previa al plebiscito. Si bien hizo pública su opción por el Rechazo, Ramos valora que existan diferentes opciones dentro del grupo de economistas de centroizquierda. “Me parece positivo que los economistas de centroizquierda muestren distintas posturas. Eso evidencia que no están votando en ‘tribu’. Si bien me apena que haya descalificaciones, espero que pasado el 4 de septiembre se vayan limando esas asperezas”, afirma Ramos, profesor de la FEN desde 1999.
En la misma línea, el exministro de Hacienda de Eduardo Frei y exvicepresidente del Banco Central, el socialista Manuel Marfán, cree que el actual divorcio del grupo de profesionales que sustentó los gobiernos concertacionistas desde la vuelta a la democracia es coyuntural. “No es buena idea buscar los enemigos dentro del país cuando estás haciendo una Constitución. No creo que exista una división que perdure, es un problema de la coyuntura”, afirma Marfán, quien reafirma que rechazará el nuevo texto constitucional.
El retorno al nido
Un exministro de Michelle Bachelet, quien prefirió el anonimato, reconoce que una decisión binaria como la actual tiende a exacerbar las tensiones, tal como ocurrió con la centroderecha en el plebiscito de octubre de 2020 que inició el proceso constituyente, por lo que minimiza las diferencias en esta coyuntura. “No dramatizaría tanto esta división. La ‘tribu’ se puede volver a reunir después del 4 de septiembre, aunque no inmediatamente. Hay que dejar que baje el polvo. En el fondo, las diferencias de los economistas que están en el borde por una u otra opción apuntan a su expectativa sobre la verdadera intención que tendrá la derecha por dar los votos para hacer las reformas posplebiscito. Hay un temor en algunos que nuevamente la derecha nos ‘pase por el aro’ con las reformas”, confidencia la misma fuente.
Eduardo Bitran, exministro de Obras Públicas en el primer gobierno de Bachelet, también cree que hay diagnósticos comunes entre el grupo de centroizquierda sobre las complicaciones de la nueva Constitución. “Los economistas de centroizquierda, entre los que me incluyo, tienen una visión bastante concordante respecto a los problemas y riesgos que implica la propuesta constitucional para el desarrollo del país. La diferencia está en que algunos ven más factible y menos riesgoso partir el proceso de nuevo, y otros, modificar la propuesta constitucional. Cualquiera sea el camino que el país decida, se necesitará renovar la capacidad de ponernos de acuerdo como sociedad en temas fundamentales que serán decisivos en determinar si vamos a poder avanzar hacia un país sostenible”, afirma Bitran, quien prefiere mantener en reserva su voto. Bitran también participó en el segundo gobierno de Bachelet como vicepresidente ejecutivo de Corfo.
Una de las primeras economistas en dar a conocer su apoyo al nuevo texto constitucional fue la académica de la UAI, Andrea Repetto, quien reconoce que hay ámbitos que le preocupan de la nueva Constitución. “Pero me parece mucho más razonable y realista lograr avances aprobando la propuesta y trabajando sobre el texto en el tiempo que viene”, afirma la economista, quien fue una de las impulsoras del colectivo Independientes No Neutrales, cuyos representantes elegidos participaron en el diseño de la propuesta constitucional.
“La Constitución del 80 y su interpretación han impedido reformas importantes. Algunos ejemplos han sido la dificultad para crear un fondo de salud, hacer efectivo al Sernac, implementar el diseño original de la gratuidad y otorgar titularidad sindical en la adaptabilidad de la jornada”, afirma Repetto, quien valora que el nuevo texto implemente un Estado social y democrático de derechos y avances en descentralización e igualdad de género, entre otros.
Pero uno de los economistas más emblemáticos de la corriente “autoflagelante” durante la década del 2000, el exsenador del PS Carlos Ominami, es más tajante en su juicio al divorcio de los economistas de centroizquierda. Ominami, quien organizó al grupo de economistas por el “Apruebo”, estima que el quiebre proviene desde hace décadas y que ningún economista “realmente de izquierda” está por rechazar el nuevo texto.
“Creo que los economistas de centroizquierda estábamos intelectualmente quebrados desde hace mucho tiempo. Por eso no es tan novedoso lo que ha pasado, aunque es un escalón más (del quiebre). No es sorpresa que Andrés Velasco vote Rechazo, por ejemplo. No conozco ningún economista de izquierda que esté por el Rechazo, solo conozco muchos economistas de centro que están por rechazar. El caso de Óscar Landerretche es muy particular y tiene que ver con un tema de vida, que es la violencia que sufrió producto de un atentado”, justifica Ominami, en alusión al paquete-bomba que, siendo presidente de Codelco, Landerretche recibió en su domicilio.