De la atención presencial al delivery y, luego, de regreso a la atención presencial, primero con fuertes restricciones, luego con ciertas holguras y ahora, otra vez, con horarios restringidos y cierres los fines de semana.
La pandemia para el sector gastronómico ha sido un período del terror. La industria ha visto caer a decenas de restaurantes en Santiago y regiones, que no han sido capaces de seguir operando en estas condiciones. Pero entre los que han podido mantenerse a flote está la Fuente Mardoqueo, que opera tres locales dedicados a los sándwiches, ubicados en el barrio Yungay, en Bilbao y El Bosque Norte, en Las Condes. Eso sí, no exento de problemas.
Su dueño y fundador, Gustavo Peñafiel, quien además posee otros dos restaurantes fuera de la Fuente Mardoqueo, lo explica así: “Lo hemos sufrido, porque estuvimos cinco meses cerrados. Pero hoy estamos, por decirlo de manera coloquial, entre Tongoy y Los Vilos”, indica, y asegura que lo más complicado ha sido enfrentar las dificultades económicas, en particular, el pago de arriendos. Y más que todo eso, la incertidumbre.
“El mayor problema ha sido convivir con la incertidumbre. Esto deteriora toda una organización que uno planifica. Nosotros enviamos a nuestros trabajadores a la Ley de Protección del Empleo, luego los reincorporamos y hay algunos que no pudimos volver a contratar”, agrega.
Para enfrentar sus obligaciones y tener capital de trabajo, pidieron el primer crédito Covid que se otorgó a empresas. “Desde diciembre que lo hemos estado pagando. Ahora nos ofrecieron otro, el Fogape 2.0, pero tiene un interés mayor. Lo revisamos y vimos que costaba tres veces más que el primero. No nos servía”, cuenta el empresario gastronómico.
Arriendo de locales
Fuente Mardoqueo hoy recibe cerca de la mitad de los ingresos que tenía antes de la pandemia, pero esa cifra fue todavía más baja entre marzo y agosto, que fue cuando los restaurantes estuvieron cerrados. Peñafiel cree que con las nuevas restricciones, esa cifra bajará al 30%.
Y a pesar de que las nuevas restricciones ponen más presión al sector, Peñafiel cree que son medidas duras, pero que apoya en la medida que permitirán que el virus vaya quedando atrás.
Pero, con menos ingresos se hace difícil cumplir con uno de los principales gastos de la industria, que son los arriendos. De hecho, el empresario cree que respecto de uno de los locales que tiene, es muy posible que se revise su continuidad.
“El 70% de los restaurantes que han tenido que cerrar ha sido por el tema de los arriendos. Los restaurantes pagamos un tremendo arriendo, porque tienen que ser casas grandes, bien ubicadas. Si se dice que en un negocio normalmente tienes que pagar el 10% de tu venta en arriendo, en los restaurantes llega al 20%”, complementa Peñafiel.
De los cinco restaurantes que posee -tres de ellos bajo la marca Fuente Mardoqueo- el más grande, que está ubicado en calle Libertad, Barrio Yungay, opera en una casa que le pertenece, lo que abarata bastante los costos. Pero no es el caso de los otros.
“En Bilbao arrendamos y en El Bosque Norte también. Y no podíamos pagar. Hemos ido negociando”, sostiene, aunque reconoce que con el local de El Bosque Norte lo han pasado mal, a lo que se suma que el sector se sostenía principalmente con los oficinistas que hoy, con el boom del teletrabajo, son cada vez más escasos.
“Nos habíamos cambiado de local en Las Condes y al mes fue la pandemia. Y toda en esa área de El Bosque Norte anda muy poca gente. Todo el mundo ha adoptado el home office y eso llegó para quedarse. Capaz que nos vayamos de ahí”, reconoce.
El estallido social
“Tenía un restaurante de costillas en Cumming, en pleno centro, y tuve que cerrarlo, porque me bajaron las ventas fuertemente. Además, la incertidumbre. Esto comenzó en octubre y yo cerré en diciembre. Me bajó un ataque de inseguridad, de lo que estaba pasando. Yo era amigo de don Lucio, el dueño del hotel Principado de Asturias y vi como lo pasó mal. Y yo pensé que tal vez la actividad de restaurantes se iba a ir para abajo. Eso fue lo que más me afectó con eso”, recuerda el empresario respecto de los hechos de fines de 2019.
Eso sí, hacia los próximos meses la esperanza está puesta, dice Peñafiel, en el proceso de vacunación. “Hemos esperado un año, ahora queda lo menos. Eso nos tiene esperanzados. Parece ser la luz al final del túnel”, concluye.