Según cifras de la Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), hasta diciembre de 2022 el país aún no había recuperado la cantidad de turistas que ingresaron previo a la pandemia (-18%). El repunte ha sido lento, coincidente con los números de la Organización Mundial de Turismo (OMT), que señala que a nivel mundial todavía se está abajo en un 22%.

Luego de los años de mayor impacto del Covid-19, la reactivación comenzó gradualmente con el levantamiento de restricciones fronterizas. Ahora los desafíos del sector son el encarecimiento, debido a la inflación mundial, reflejado en el alza del precio de los pasajes aéreos; la menor frecuencia de aviones; y los restaurantes y estadías más caros, entre otros.

Pero aún en este contexto, una gran demanda de los turistas nacionales y extranjeros hacia Chile apunta a los lugares con naturaleza, pero que, además, contengan la sustentabilidad como propósito.

La mirada internacional se posa en la riqueza geográfica y natural del país, señala Rossana Dresdner, directora ejecutiva de la Fundación Imagen de Chile. En el Estudio Longitudinal 2022 que esa entidad realizó el año pasado, midieron las apariciones de Chile en la prensa internacional, de las cuales 2.400 estuvieron dedicadas al turismo. “Nuestro país es un destino atractivo por sus paisajes y geografía, y por el tipo de turismo que ofrecemos: de aventura, natural y sustentable. Chile es el destino de turismo aventura por excelencia, llevamos 5 años ganando esa categoría en los World Travel Awards, y este año (2022) nos llevamos el título de Mejor Destino Verde 2022; tenemos que seguir construyendo en esa dirección”, explica Dresdner.

Cristóbal Benítez, director nacional del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur), señala que el nuevo turista es más informado y con nuevas exigencias: “Está requiriendo experiencias turísticas auténticas y personalizadas, ligadas al bienestar, a la naturaleza, a lo local y a la aventura al aire libre. Todo ello, ha traído consigo un importante incremento de la oferta tanto en zonas rurales como alrededor de parques y áreas silvestres protegidas. Además, ha permitido diversificar la oferta en el país e innovar en distintos modelos de negocios”.

La autoridad hace hincapié en que la demanda turística está acorde con la tendencia mundial de minimizar los efectos del cambio climático, e ir en línea con los criterios de ESG (Ambiental, Social y Gobernanza), por lo que “existe también un interés creciente en minimizar impactos ambientales y potenciar el rol de las comunidades locales. Todo esto presenta nuevos desafíos para abordar el turismo sustentable”.

Concuerda el presidente de Fedetur, Jaime Guazzini, afirmando que “el turismo sustentable es un camino sin retorno. Las personas quieren vacacionar y conocer con conciencia del medioambiente, con una preocupación por el impacto del lugar y la conservación. Si no es sustentable, no es rentable”, enfatiza el representante del gremio. Agrega que este producto turístico es una experiencia integral, “es agregarles valor a servicios. El hotel no sale a vender camas, sale a vender identidad, actividades en la naturaleza o en la comunidad y ojalá sea esta comunidad donde está inmerso el hotel quien preste ese servicio externo. El turista exige cada vez más prácticas sustentables, donde gana importancia el escenario natural de Chile, el impacto de la industria en su entorno, los productos elaborados por la comunidad y el valor de la gastronomía local”. Cuenta que muchos de las empresas hoteleras están trabajando en proyectos de conservación en las localidades donde están insertas, como es el caso en Coyhaique, Torres del Paine, San Pedro de Atacama, Rapa Nui, entre otros, donde parte de sus recaudaciones va en beneficio de la conservación del lugar.

Felipe Vera, representante en Chile de la fundación Green Destinations y divulgador de los programas de UNWTO Academy (UNWTO es la Organización Mundial de Turismo de Naciones Unidas), profundiza en la idea de que el desarrollo del turismo sustentable debe partir de la base de “comunidades felices y ecosistemas saludables, lo que nos permitirá aumentar la competitividad del destino, incorporando métricas sociales, ambientales y económicas”. La razón de ello, sostiene, es que gente de afuera entra a cambiar la forma de vida de sus habitantes, donde el impacto debe ser positivo. De no ser así, habrá descontento y no será exitoso. Ejemplos de lo anterior son el litoral central con el atochamiento de calles, el alcohol en los balnearios, o en el caso de Pucón, con los altos índices de contaminación del lago.

Según el experto, la pandemia también marca un antes y un después en el turismo: “Tendremos dos categorías de destinos. Aquellos que desean continuar con un modelo de negocios como siempre, y otros en donde la innovación será la piedra angular de la construcción de territorios responsables económica, social y ambientalmente”.

Valeria Scagliotti, gerenta de experiencia y nuevos destinos de Explora (certificada como empresa B), se refiere a este cambio, indicando que “operar de manera sustentable y con un propósito de conservación es un imperativo. Hoy ya es mal visto no tener ciertas prácticas. Hay un cierto nivel de exigencia para que eso ocurra, más allá del negocio, responsable con respecto a la comunidad del lugar donde estamos, porque son localidades de alto valor natural”. Scagliotti dice sobre el cambio de propósito de su empresa que tiene que ver con una transformación desde el interior de la organización, que valora los entornos de las instalaciones y quiere impactar de manera positiva. “Somos una compañía internacional de exploraciones con un propósito de conservar los territorios donde estamos”, declara.

Pero la sustentabilidad no solo puede verse en un escenario natural, también está al interior de las ciudades, como es la apuesta de Eco Boutique Hotel Bidasoa, ubicado en Santiago. Destaca en la construcción verde, transporte eléctrico, medición de huella, entre muchas otras prácticas ecológicas, siendo un hotel 100% sustentable. Así lo cuenta Andrea Sanz, su directora creativa: “Buscamos ofrecer una experiencia única a nuestros huéspedes, haciendo un esfuerzo por incorporar mayor número de prácticas sustentables, y esto ya es una exigencia no solo de las personas, sino que también de las empresas que están preocupadas de la huella de carbono, de la producción de la comida, del reciclaje”.

Existen sellos nacionales e internacionales que validan las prácticas de los servicios de turismo y hoteles, como el sello S, respecto del cual a la fecha 70 cuentan con él (51 alojamientos, 16 operadores y 3 agencias de viajes). Hasta hoy, se han entregado 395 Certificados de Buenas Prácticas en Turismo Sustentable a 203 guías de turismo, 79 alojamientos, 79 operadores, 26 agencias de viajes y 8 restaurantes, según cifras del Sernatur.