La descarbonización a nivel global, el ambicioso plan ambiental del gobierno y el potencial energético renovable configuran un escenario propicio para el desarrollo de la industria del hidrógeno verde (H2V), que hoy cuenta con grandes proyectos en la zona norte con energía solar (Región de Antofagasta) y otros en la Región de Magallanes, en base a energía eólica.
Pero para todo ese desarrollo se necesita capital humano experto, principalmente ingenieros químicos y eléctricos, fundamentales en el diseño y operación de este tipo de plantas. También ingenieros estructurales en construcción y geólogos para evaluar factibilidad de los terrenos, además de los profesionales ambientales, claves en todo lo relacionado con normativa y energías limpias. Tampoco hay que olvidar a los instaladores de parques fotovoltaicos y eólicos, toda la gama de operadores, técnicos en mantenimiento, analistas de datos y toda la cadena de administrativos asociados al trabajo en terreno, transporte y seguridad.
De hecho, según la Agencia Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), la industria del hidrógeno verde en Chile significaría cerca de 79 mil nuevos empleos al 2030.
Erwin Plett, socio gerente de Low Carbon Chile, director de la Asociación Chilena de Hidrógeno (H2 Chile), docente de diplomados de hidrógeno en la USACH, PUC y Universidad del CEMA (Buenos Aires) y “Embajador del Hidrógeno Verde para la Formación de Capital Humano”, señala que se proyectan 740 mil nuevos puestos de trabajo en esta industria al 2050. Especialistas en muchas áreas, ya que es una mirada a largo plazo. “En la Estrategia Nacional del Hidrógeno Verde tenemos un acuerdo como país, que no está determinado por el gobierno de turno, sino que es un proyecto de Estado, donde avanzamos con una alianza público-privada y la academia, un impulso en términos educacionales, los centros de formación técnicos profesionales, los liceos técnicos y las empresas, para tener todo el capital humano necesario”, plantea.
Plett agrega que se trata de una meta muy ambiciosa, pero posible, ya que “con el H2V queremos lograr en 30 años lo que la minería del cobre ha demorado 100 años”. No obstante, vislumbra un gran trabajo, donde hay mercado e inversión, “pero el capital humano lo tenemos que generar nosotros. Eso es el potencial social que tiene esta nueva industria para Chile”, enfatiza.
Además, destaca los programas que realizan las empresas para la capacitación de personas de las comunidades cercanas, que son de alto beneficio social y les permite dar un tremendo salto en términos económicos, como lo realizado en la minera El Abra con el “programa de aprendices”. “Uno puede enseñar mucho en forma teórica, pero necesitamos “los fierros”, la maquinaria para aprender en la práctica, para que el técnico pueda armar equipos, operarlos y mantenerlos. Vamos a necesitar una serie de plantas piloto para aprender, son proyectos no comerciales aún, pero necesarios para capacitar gente,” agrega Plett.
Coincide la académica Paulina Ramírez, investigadora del Centro de Energía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, en que lo que se necesita es la formación técnica, ya que la universitaria tiene diplomados para complementar, luego del pregrado, así como también los docentes han actualizado los contenidos de las clases. “Esto ya se está enseñando en las aulas y se ve en los módulos de energías renovables. No necesitas ser un ingeniero en hidrógeno. Necesitas ser especialista ambiental, con técnicos que sean capaces de conocer las especificaciones de equipos, aparatos y marcas de lo que se ocupa en la industria”, indica. La profesional añade que el uso de hidrógeno no es nuevo, pues ya se ocupaba en la industria de alimentos, de vidrio y refinerías, entonces hay ciertos conocimientos. “Pero ahora con electricidad, química y energía, vas agregando componentes que requieren nuevas competencias y normas de seguridad, donde son clave los técnicos”, detalla.
Existen iniciativas en regiones como la de la Corporación Educacional Sofofa, que ha trabajado con los estudiantes de centros de formación técnica y liceos técnicos profesionales en la alfabetización del H2V. Un ejemplo de ello es que desde el 2020 en Mulchén, comenzó la primera formación en H2V para estudiantes de liceos técnicos profesionales. Con el apoyo de la Municipalidad de Mulchén, sus tres liceos participan de una formación de nueve módulos visados por la Universidad Católica de la Santísima Concepción de Los Ángeles, finalizando con una visita a la planta de hidrógeno de la universidad. Este programa se ha ampliado a los cinco liceos Sofofa en distintas sedes del Inacap, Región Metropolitana. “Formar el capital humano técnico es una demanda que debe ser instalada en los Liceos Técnico Profesionales. Se requieren competencias técnicas relacionadas con la construcción de plantas de H2V, amoníaco, sistemas de almacenamiento y transporte de hidrógeno líquido, gaseoso y sus derivados, y también requerimientos de operación de estas y mantención. Es decir, los y las técnicos tendrán espacios laborales en distintas etapas de la cadena de valor, lo que además incentiva su continuidad de estudios en la especialidad”, señala Carolina Domínguez, encargada Sofofa de la implementación del H2V para la Educación Media Técnico Profesional.
Domínguez adelanta que se avanza para implementar estos proyectos a nivel nacional, donde se ha constituido una mesa de trabajo intersectorial con empresas, instituciones de educación superior, con el fin de generar capital humano técnico que la industria necesita.
Desde la compañía Total Eren manifiestan que tienen contemplado un convenio con centros de formación para de manera conjunta elaborar una matriz de competencias, lo que permitirá establecer los perfiles de acuerdo a las necesidades de la industria. Para fomentar las capacidades técnicas a nivel local, consideran la creación de un centro de investigación y desarrollo para estudiantes, profesionales, académicos y científicos: “Un lugar a la vanguardia que les ofrezca un espacio para el aprendizaje y la innovación”, cuenta Antoine Liane, managing director de la firma que está elaborando el proyecto H2 Magallanes.