Hay coincidencia en que la economía está en un proceso de desaceleración y que este 2023 la actividad se contraerá. Si bien existen discrepancias sobre qué tan profunda será esa caída, las perspectivas van entre un -0,5% proyectado por Hacienda, el rango que entregó el Banco Central entre -0,75% y -1,75% y las expectativas del mercado que apuntan a una baja de 1,5%.
Con esto más o menos claro por los distintos agentes del mercado, ahora el debate se comienza a centrar en cómo será la salida de esa recesión. En el último Informe de Política Monetaria (IPoM), que el Banco Central publicó en diciembre, proyectó que, en 2024, el PIB crecerá entre 2% y 3%, cifra levemente menor al rango entre 2,25% y 3,25% que anticipó en el informe de septiembre. En el documento, el BC explica que en este recorte de las proyecciones influye la revisión del supuesto de PIB tendencial.
La preocupación que muestran los expertos radica no necesariamente en el hecho de que el país superará la recesión de 2023, sino que la velocidad con que Chile saldrá de ese episodio. Esto porque las expectativas para el PIB de 2024 fluctúan entre 2% y 2,5%.
Los economistas para determinar cómo será la recuperación de una economía lo ejemplifican en forma de letra: La figura más optimista de todas es que tenga una evolución en V, que supone que la caída de 2023 se recuperará por completo el próximo año. La recuperación en K apunta a cómo evolucionan a velocidades distintos los sectores de una economía. Otra es la W que tiene una trayectoria de alza, baja, volver a caer y luego subir. Una siguiente letra es una recuperación en forma de U que implica una caída fuerte y luego una salida más bien lenta. Otra es la L. Este tipo implica una recesión de la economía y su posterior recuperación lenta, y una en forma de J.
Entre los consultados, hay posiciones distintas. Mayoritariamente se inclinan por una recuperación en forma de U. El economista jefe de BCI, Sergio Lehmann, el coordinador Macroeconómico de Clapes-UC, Hermann González, el economista jefe de Santander, Claudio Soto y el economista de Libertad y Desarrollo (LyD), Tomás Flores, se inclinan por una salida con esa forma de letra.
Sergio Lehmann espera que el crecimiento hacia 2024 se sitúe en 2,1%, en torno al registro tendencial. “Lo definiría como una cifra más bien mediocre, algo parecido a una U”, sostiene. Hermann González añade que si bien “es complejo proyectar el 2024 porque con certeza ocurrirán diversos eventos en Chile y en el mundo en 2023 que cambiarán la visión que tenemos del escenario macro”.
No obstante, el economista subraya que “con lo que sabemos hoy, el supuesto de trabajo es que a partir del segundo semestre de 2023 la economía comenzará a cerrar las holguras que se crearán durante la recesión en curso y, en ese escenario, la economía crecería a un ritmo cercano a su potencial en 2024, es decir, en torno a 2%”. Para Hermann, “si lo pensamos en términos de una letra, la recuperación sería una especie de U asimétrica, con una primera parte de desaceleración más prolongada que la segunda parte de recuperación”.
Claudio Soto, economista jefe de Santander, afirma que “la actividad a fines de 2023 y durante 2024 dependerá en gran medida del escenario global, de las condiciones financieras locales y del clima político. En el escenario más probable, el ciclo por parecerá una U, con una recuperación muy gradual y lenta en 2024″. El experto tiene como proyección base un alza de 2,5%.
Tomás Flores, que también ve una recuperación en forma de U, menciona que para ese año “ya estarán definidos los proyectos de reformas tributarias y previsionales, habiéndose aprobado parcialmente el primero y rechazado el segundo, tal como les ocurrió a las propuestas de los presidentes Bachelet y Piñera. Se realizarán las elecciones municipales donde probablemente existirá un avance de la centro derecha en comunas tal emblemáticas como la de Santiago, lo cual será el preámbulo de un cambio de coalición en el poder a partir de la elección presidencial”. Su previsión es de 2%.
Las otras dos letras que aparecen mencionadas son la V y la J. Alejandro Fernández, economista de Gemines consultores, dice que “el escenario base es que la recesión en Chile sea suave en 2023, con una contracción que debería estar dentro del rango estimado por el Banco Central en el último IPoM, es decir, en torno a -1% y que 2024 debería ser de recuperación, a lo que ayudaría la economía mundial que, con mayor o menor retraso, también debería estar recuperándose claramente, incluso desde fines de 2023″.
Por esta razón, el economista espera que “la evolución del PIB de Chile debería ser aproximadamente el de una V, con una caída suave en 2023 y una recuperación algo más dinámica en 2024 y un crecimiento de 2,4%”.
Y Cristóbal Gamboni, economista senior del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP) ve una forma de J, pero invertida. “Recordemos que la contracción en 2023 obedece al necesario ajuste económico que tiene como principal objetivo volver a contener la inflación y anclar las expectativas a la meta de 3% a dos años. Por lo tanto, ya hacia el segundo semestre del 2023 deberíamos ver asentado nuevamente un crecimiento de la actividad en términos desestacionalizados, para poder retomar un nivel de producción cercano a su tendencia”, asevera.
En ese sentido, puntualiza que “la letra que mejor se ajusta es una J invertida: venimos del boom de 2021, estamos pasando un proceso de ajuste que se termina en 2023, y hacia 2024 iremos retomando niveles de tendencia que están por debajo del peak alcanzado en 2021″.
Los riesgos que acechan
Pese a que los economistas esperan crecimiento para 2024, estarán presentes una serie de riesgos que podrían enfrían los ánimos y por ciertos las cifras las cifras esperadas para ese año. Aquí lo que más mencionan los expertos es el factor externo, con complicaciones en Estados Unidos y China, y en lo interno, lo que más se repite es lo político.
Uno de ellos es Fernández quien menciona que los riesgos, aparte de los asociados a la economía mundial, están principalmente relacionados al entorno político. “Que no se logre cerrar satisfactoriamente el tema constitucional a fines de 2023, que la gestión del gobierno siga siendo muy mala y sume opositores, provocando un escenario de parálisis o que vuelva a gobernar el Congreso y se activen medidas muy populistas”.
Otra mirada entrega González, quien pone el acento en el escenario internacional. “La economía chilena es muy dependiente de lo que ocurre a nivel externo, de manera que la evolución de esas condiciones es siempre un factor que incide positiva o negativamente en el crecimiento de la economía”.
Misma posición tiene Soto, quien sostiene que “los riesgos más importantes vienen por el lado externo y están vinculados a la guerra en Ucrania, los nuevos desarrollos que pueda tener el Covid en China y las condiciones financieras globales”. No obstante, acota que “a nivel local, el principal riesgo es el escenario político y posibles nuevas inyecciones de liquidez, que reimpulsarían la inflación y llevarían a un nuevo estrechamiento de las condiciones financieras”.
González también menciona que “el otro riesgo relevante es que el debate de las grandes reformas tributaria, previsional y constitucional no se resuelva en 2023 o se resuelva de forma tal que genere daños más permanentes en la capacidad de crecimiento de la economía”.
Gamboni pone otro riesgo sobre la mesa: la presión fiscal por mayores gastos. “Un año de recesión como el 2023 traerá consigo dos grandes riesgos: las presiones sociales por una política fiscal más expansiva, o por medidas extraordinarias como lo fueron los retiros previsionales, que podrían dañar el proceso de restauración de los equilibrios macro, y la delicada calibración que deberá realizar la autoridad monetaria para ir disminuyendo la tasa de interés en la medida que la inflación vaya cediendo, donde no excederse será tan importante como no ir demasiado lento”.
El economista también releva el factor internacional. “Hay indicadores que apuntan a una recesión en Estados Unidos y otras economías relevantes, que podrían dañar el proceso de recuperación de la economía local. También está como riesgo una extensión excesiva o un mal resultado de las discusiones de reforma tributaria y previsional”.
Por último, Lehmann subraya que “los principales riesgos se asocian al grado de persistencia de la inflación, que determinaría la velocidad a la que se va a ir normalizando la política monetaria, tanto en Chile como en el mundo, la incertidumbre política, determinada por la voluntad de búsqueda de acuerdos en reformas claves y en la nueva propuesta constitucional”.