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"Queremos ser un unicornio en cuatro años más. Esa es nuestra meta", dice absolutamente confiado David Peña (29), cofundador y gerente comercial de Comunidad Feliz, con respecto a valorizarse en US$1.000 millones. Tan seguro como cuando viajó en diciembre de 2015 de Santiago a Viña del Mar para lograr su primer cliente. "Le vendimos el software en $4.000. El pasaje en bus costó $10.000... comenzamos con déficit", dice David riendo.

Pero en menos de seis meses ya tenían 100 edificios como clientes, lo que equivale a cerca de 10.000 departamentos o casas pagando sus gastos comunes a través de esta aplicación y, por el otro lado, a los administradores contentos con un sistema más automatizado que el clásico papel y lápiz. Eso es Comunidad Feliz: un sistema que permite ordenar, automatizar y transparentar los gastos comunes y otra serie de elementos con los que tiene que lidiar un administrador de edificios y condominios diariamente. Son esas ideas que entran en la categoría de "por qué no se me ocurrió a mí".

La startup se empezó a gestar cuando David, se vino desde Osorno a estudiar a Santiago. Como buen alumno de ingeniería comercial (UC), además de ser de regiones, debía administrar bien sus finanzas. Pero los gastos comunes siempre cambiaban cuando se mudaba a algún lugar. "Era bien complicado. No hay ninguna referencia o estándar al respecto", indica David. Ya titulado, se juntó con sus compañeros de carrera Antti Kulppi y Pablo Exss (ambos 29), para desarrollar aplicaciones y software para terceros. Al poco tiempo, decidieron enfocarse en armar algo propio y fue cuando apareció de nuevo el "dolor" de los gastos comunes (GGCC). El foco estaba claro. "La clave está en crear un sistema transparente, pues muchas veces no está claro en qué se utilizan los gastos comunes, además del problema de los morosos", dice.

A fines de 2015 ya tenían la primera versión de la plataforma, enfocada a transparentar las facturas de los GGCC. Corfo se puso con $25 millones con un fondo de Capital Semilla y empezaron a llegar los clientes. "Al principio el objetivo era mejorar el cobro de los gastos comunes, pero nos dimos cuenta que lo más importante era ayudar a los administradores en sus procesos manuales. Esta actividad no se estudia en ninguna parte, por lo que ellos necesitaban estandarizar sus procesos", cuenta David.

En julio de 2016 llegaron los primeros inversionistas privados como Wayra (Movistar Chile), Andrés Cargill (Soluciones Orión), Felipe Matta y el Fondo Trígono, liderado por Gonzalo Rojas. En total reunieron US$365 mil. Recién ahí pudieron contratar personas para la venta y desarrollo tecnológico, además de tener un directorio que les ayudaba en el camino. "Lo bueno es que ellos ya han multiplicado por 10 veces su inversión", se apura a decir el osornino. Para fines de ese año ya tenían 200 edificios. Al año siguiente, 600, además de mudarse a las oficinas de Wayra.

Seguían creciendo en todas las regiones del país, pero sin salir de las fronteras. A mediados del 2018, Tierra y Armonía, una gran inmobiliaria mexicana salió a buscar en Latinoamérica una solución similar a la de Comunidad Feliz y decidieron invertir en la startup chilena, con la envidiable condición de que implementarán el sistema en todos sus proyectos en el país azteca, comenzando con 100 y agregando cerca de 150 nuevos por año. Y así, comenzaron a expandirse. Hoy son 10 personas en México, 3 en Colombia y 35 en Chile. Este año proyectan facturar más de US$800 mil.

Mediante su software se transaccionan US$35 millones mensuales, correspondientes a los GGCC de 250 mil familias. 80% viven en edificios y el 20% en condominios. "La información es absolutamente confidencial", se apura en aclarar el gerente comercial, y agrega: "Pero gracias a que conocemos las tendencias, hemos podido encontrar asimetrías en temas como el cobro de cuentas corrientes a las administraciones o el precio de los seguros, lo que nos está abriendo nuevos modelos de negocios mediante alianzas con, por ejemplo, el sector financiero". De hecho, ya están trabajando en una serie de upgrades en este aspecto, como en crear un módulo de consolidación bancaria y la gestión de seguros.

Justo en estos momentos tienen abierta una nueva ronda de inversión por US$2 millones, donde ya han recibido cartas de interés de fondos mexicanos, estadounidenses y chilenos. "Nuestro objetivo es ser el software de administración de edificios y condominios más grande Latinoamérica, para lo cual, aparte de seguir creciendo, estamos pensando en nuevas estrategias de marketing e incluso, comprar competidores más pequeños de otros países", señala David, desde los headhunters de Comunidad Feliz, ubicados a pasos del Metro Tobalaba, desde donde están construyendo este sueño de ser el primer unicornio chileno.