Con molestia por ausencia de autoridades, cumbre salmonera resalta los desafíos para impulsar actividad y recuperar licencia social del sector
Este miércoles se desarrolló el primer Salmon Summit. Arturo Clément, presidente de SalmonChile, lamentó la inasistencia del Presidente Gabriel Boric y de sus ministros, pese a que estaban invitados. “Parte de los problemas que tenemos es que el actual gobierno no conoce ni valora nuestra actividad”, aseguró.
Con un Teatro del Lago de Frutillar casi lleno, pero sin representantes del gobierno, este martes se desarrolló el primer Salmon Summit 2024, organizado por uno de los dos gremios del sector, SalmonChile. Más de 1.200 ejecutivos, trabajadores, proveedores, miembros de comunidades y actores de la industria acuícola se dieron cita en el inédito evento de la asociación gremial, buscando visibilizar los desafíos que marcan al sector, como la implementación de la Ley Lafkenche.
Arturo Clément, presidente de la instancia gremial, fue el encargado de dar la bienvenida. Una en la que advirtió del “ninguneo” que a su juicio existe frente al segundo sector exportador de la economía chilena, después del cobre.
“Desafortunadamente hay muchas señales negativas, hay falta de confianza, de entender y conocer lo que hacemos. Necesitamos certezas para avanzar. Existe incomprensión del valor de nuestra industria, hay ninguneo a la gente del sur y se nos está ahogando ante nuestra competencia”, lanzó en la apertura Clément.
Más tarde, al término del evento, ahondó en su reclamo. “Quedaron estas sillas vacías, y esperamos que la otra parte, que también estuvo invitada, en la próxima oportunidad venga, se siente y dialoguemos. Porque a pesar de todo, nosotros igual vamos a hablar, a dialogar, a compartir”, dijo al despedir a la audiencia.
En diálogo con la prensa, agregó: “Me hubiera gustado que hubiera estado el Presidente y hubiera habido un par de ministros al menos”, remarcando “la verdad es que parte de los problemas que tenemos es que el actual gobierno no conoce ni valora nuestra actividad”.
Pese a lo anterior, para el líder gremial, la cumbre resultó en “un éxito” y destacó que la conclusión compartida por los expositores, en su gran mayoría externos a la industria, de avanzar hacia “una visión país para la acuicultura”.
“Es súper importante que tengamos una visión compartida entre todos para que de esa forma generemos las políticas de poder ir avanzando y transformar a Chile en una potencia acuícola”, planteó, y contrastó lo que sucede a nivel local con el fomento que da Noruega, el primer productor de salmones, al sector.
La visión externa
El Salmon Summit 2024 partió con una charla magistral del expresidente de la República, Arturo Frei Ruiz-Tagle, seguida de un primer panel compuesto por el presidente de la CPC, Ricardo Mewes; el presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad, Raphael Bergoeing; y la presidenta del Consejo Empresarial Sistema B Chile, Josefa Monge. Luego expusieron Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana Chile; Derek Kohn, gerente general de Biomar; y el exsenador Gido Girardi, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Encuentros del Futuro. Un segundo panel contó con la exministra de Defensa y directora de CMPC, Vivianne Blanlot; el economista y académico de la Universidad de Chile, Óscar Landerretche; el secretario general de Sofofa, Rodrigo Yáñez; y el director del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), Renato Quiñones.
En la ocasión, Mewes se sumó al tono crítico del exmandatario. Enfatizó la necesidad de que el Estado “acompañe a las empresas en el desarrollo” y lamentó que éste “pasa a ser un enemigo de las empresas, alguien que pone problemas, pone trabas”.
“Es así como vemos en esta región (Los Lagos), y en Aysén y Magallanes, todas las dificultades que se le han puesto a las salmoneras, y es preocupante”, agregó el líder de la CPC.
A lo anterior, Mewes sumó la falta de credibilidad que aqueja al sector, pese a las mejoras que, asegura, ha implementado la industria. “Han mejorado muchísimo, pero muchas veces no es querida, y hay un sector de la población, digámoslo, es la extrema izquierda, a la que no le gustan los salmones, pero tampoco le gustan otras industrias, como la forestal”, lamentó.
Bergoeing, a su turno, puso énfasis en la falta de conciencia ciudadana de la relevancia que tiene para la economía la salmonicultura, que exporta más de US$6.000 millones. “Es el doble de lo que se exportó en 2023 en vino, es mucho más de lo que exportamos en fruta (...) este sector que el año 90 no era relevante y un período muy corto de tiempo se ha transformado en uno de los dos sectores más relevantes del país”, indicó.
El economista graficó el peso de la actividad salmonera en regiones como la de Aysén, donde “desde el año 96 a la fecha, ha sido no el segundo, sino que el principal motor de crecimiento”, y en Los Lagos, donde partió después, desde 2008 “es el segundo mayor”.
Josefa Monge, aunque comenzó señalando que “no existe ninguna salmonera que sea Empresa B aún”, llamó al sector a “establecer relaciones significativas con todas las personas a las que toca con su actividad”.
En especial, apuntó a las relaciones comunitarias “algo que yo creo que las empresas salmoneras están trabajando súper bien, pero obviamente queda mucho, pero mucho por hacer”, señaló. En esa línea, apuntó también a la falta de licencia social de la industria y ejemplificó indicando que “probablemente, el mercado las va a juzgar como al peor de ustedes; la peor salmonera va a ser la reputación que van a tener, y por eso es muy importante que trabajen juntos, con una mirada de industria que pueda hacer sentirse orgullosos a todos los chilenos”.
Blanlot planteó que “a Chile en general, y diría que en casi todos los sectores, le hace falta tener una visión estratégica y además tener una visión compartida para el desarrollo de esa actividad”.
En el caso de la acuicultura, sostuvo que para establecer una estrategia compartida, se debe incluir “al mundo académico, científico, político, económico, al sector civil, el empresarial y al Estado”, aunque advirtió que “en general hay una actitud de desconfianza hacia las empresas y a algunos sectores particularmente”, actitud que, afirmó “tiene que ver con errores del pasado, y con la lentitud de ponerse al día con lo que se requiere” para contar con la licencia social.
Quiñones hizo hincapié en la necesidad de contar con un “enfoque ecosistémico” de la acuicultura, que reconozca que su actividad “utiliza un bien público, que es el oceano y los ríos, que también son usados por otros humanos, y por la naturaleza en general”. En esa línea, pidió “vincular una estrategia para la acuicultura con toda esta complejidad”, avanzando con los aportes del conocimiento científico para ordenar la discusión.
Liesbeth van der Meer, por su parte, valoró la instancia en la que pudo presentar la mirada crítica de Oceana por los problemas ambientales que genera la sobreproducción de los centros de cultivos. “Es necesario no atrincherarnos con las personas con las que siempre hablamos y hoy expusimos lo que pensamos que son las medidas que debería tomar la salmonicultura a futuro y en presente también, en que la conservación es parte del ecosistema, y en la que estamos preocupados por lo que pasa en las aguas de nuestro país. Pero estamos dispuestos a dialogar para que esto funcione”, indicó.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.