Una fuerte advertencia que a nadie dejó indiferente encendió el Consejo Fiscal Autónomo (CFA) en su cuenta anual ante la Comisión Mixta de Presupuestos, en el Congreso.

Los consejeros entregaron un macizo informe, partiendo por el escenario macroeconómico y fiscal, para después encender las luces respecto de lo frágil que se perciben las futuras finanzas públicas. Cabe recordar que en 2019 la deuda bruta llegó a 27,9% del Producto Interno Bruto (PIB) y se proyecta que terminará en 38,1% en 2020. Tras un acuerdo entre parte de la oposición y el gobierno, se consideró que tras el alto gasto en recursos gatillado por el estallido social y la pandemia, el país debería caminar hacia la convergencia del Balance Estructural de forma tal que la deuda bruta no supere el 45% del PIB, cumpliendo con una estricta austeridad en los gastos que deberá ajustarse en 2022 a -6,1% y -0,6% en 2023, para luego estabilizar su crecimiento en torno a 1,5% en los cinco años siguientes, recordó el CFA.

El organismo, considerando el enfoque del FMI para la sostenibilidad de la deuda de que no puede crecer más rápido que los ingresos fiscales y la capacidad para pagarla, realizó una proyección de escenarios posibles en que algunos factores cambiaban (ver recuadros) revelando que si una sola variable se mueve en el sentido no previsto, la deuda se puede disparar hasta sobre el 100% del PIB en el mediano plazo.

“Es importante controlar el gasto, tener mucho cuidado con el servicio de la deuda, ese es nuestro mensaje. Nosotros tenemos capacidad para lidiar con el impacto de estas dos crisis, hay países que no tiene recursos para hacer test o aliviar los ingresos de las familias. Pero lo importante es que después de esta gran esfuerzo, nosotros tenemos que hacer un esfuerzo de convergencia fiscal para recuperar ese espacio que hemos perdido, y quede en un nivel prudente que nos permita enfrentar otro shocks” sintetizó el presidente del CFA, Jorge Desormeaux tras escuchar las opiniones de los parlamentarios ante el informe.P

Escenario con alzas del gasto público de 4,7%: Deuda en 70% al 2026

El primer escenario modelado considera que en 2022 se abandona el proceso de convergencia fiscal acordado para evitar que la deuda salte del 45%. Para ello el gasto debe ajustarse y caer a 6,1% en 2022 y a - 0,6% en 2023, y luego estabilizarse en 1,5% por 5 años, lo cual resultaría en déficits estructurales de 2% del PIB en 2022, 1% 2023, y de 0,5% en 2024.

En esta modelación se asume que el gasto primario crece en términos reales al ritmo promedio de los últimos diez años de 4,7%. “Bajo dicha situación, la deuda bruta mostraría un crecimiento exponencial ubicándose en torno a 45% del PIB en 2022, aumentando a cerca de 50% del PIB en 2023, y así hasta llegar en torno a 70% del PIB en 2026. De continuar (...) en los próximos diez años la deuda se ubicaría en torno a 125% del PIB en 2032”, resalta el informe.

También el déficit se dispararía a niveles de 7,3% del PIB y 13,6% del PIB en 2026 y 2032, respectivamente. “La dinámica insostenible para la deuda pública bajo este escenario se explica por un crecimiento del gasto fiscal muy superior al asumido para el crecimiento”, que según la Ocde sería de 1,6% en el largo plazo.

Escenario probable: Una rebaja en la clasificación de riesgo

-Otro escenario diseña un hecho que ha estado en la mira en los últimos años, como es una rebaja en la clasificación soberana. Se proyectó que el país pierde el grado de inversión, y pasa de A+ (o A1) a BB+ (o Ba1). Esta rebaja significaría, de acuerdo al CFA, que hay un aumento del riesgo país de 100 puntos básicos en el mediano y largo plazo, a partir de 2020, “lo cual afecta al alza las tasas de interés de la deuda y negativamente el crecimiento”. Eso sí, se considera que se mantiene un nivel de gasto público consistente con la convergencia.

De acuerdo a la estimación, señala el CFA: “Se puede observar un incremento significativo en la deuda bruta, la cual llegaría a niveles por sobre el 45% del PIB en 2024, para luego aumentar en forma sistemática, llegando a valores cercanos a 70% del PIB en el largo plazo”. Mientras que el balance estructural se vería afectado negativamente, por la acumulación de déficits en el mediano y largo plazo.

El peor escenario: cuando el mayor riesgo país afecta el crecimiento

-El escenario anterior se profundiza con un efecto que está altamente comprobado, como es el impacto en el crecimiento del aumento del riesgo país: “La caída del crecimiento producto de un aumento del riesgo país tendría un efecto amplificador en el deterioro de la deuda bruta, la cual bajo estos supuestos llegaría a niveles del 70% del PIB en 2040, sobrepasaría el 100% del PIB hacia 2050 y continuaría aumentando si no se tomasen medidas”.

Este escenario simplemente sería insostenible para el país, indicó el CFA, incluyendo en la proyección hasta el año 2068 cuando la deuda bruta se elevaría sobre 250% del PIB, mientras que el déficit estructural alcanzaría un 15%. “Esto significa que la razón deuda a PIB crecería en forma continua, sin poder ser estabilizada. Se debe señalar que este ejercicio no contempla el efecto de retroalimentación, por lo que en la realidad los efectos podrían ser incluso más acentuados”, recalca.