Si bien desde el estallido social de octubre de 2019 muchos de los llamados altos patrimonios habían transmitido su inquietud por la estabilidad económica y social de Chile, a partir del anuncio de la reforma tributaria y la inclusión de un impuesto a la riqueza, muchas personas naturales de altos ingresos comenzaron a revaluar su residencia en el país.

En el circuito legal que sigue de cerca los movimientos de los altos patrimonios del país las consultas por los detalles que involucran un cambio de domicilio tributario desde Chile a diversos países como Estados Unidos, Reino Unido, Portugal o Uruguay se han duplicado, confidencian abogados tributarios de las grandes auditoras presentes en la plaza local. Sin embargo, casi en paralelo, los expertos reparan que la complejidad que involucra el trasladar la residencia tributaria hacia otro país desalienta a la mayoría a concretar sus anhelos o, al menos, posterga su decisión a la espera de los posibles cambios que se hagan a la reforma tributaria lanzada por el gobierno.

Hacienda anunció una ambiciosa reforma tributaria del 4,1% del PIB que incluye un aumento de impuestos a la renta a las personas de mayores ingresos, un gravamen a la riqueza para los patrimonios sobre US$5 millones (que afectará a unas 6.300 personas) y un impuesto de salida del 5% para estos contribuyentes que pierdan su residencia o domicilio fiscal a partir de 2024, entre otras medidas. La reforma propone una tasa marginal del 1% para patrimonios de entre US$5 millones y US$15 millones y del 1,8% para los que superen esta última cifra.

El año pasado, el Servicio de Impuestos Internos (SII) modificó los requisitos que definen ser residente en el país para una persona natural. De forma ininterrumpida o no, toda persona que permanezca en Chile por más de 183 días en un lapso de 12 meses será residente en el país. Por contrapartida, quien se ausente del país por al menos 184 días perderá su condición de residente en Chile.

Sin embargo, el cambio de domicilio tributario (pagar impuestos en otro país) involucra un paso más allá. Según los criterios del SII, se deben acreditar pruebas que permitan justificar que el asiento principal de negocios ya no está en Chile. Entre otros, que más del 50% de sus rentas o ingresos totales provengan desde el nuevo país. Adicionalmente, la autoridad podría exigir acreditar el nuevo domicilio familiar en el extranjero o la matrícula del colegio de los hijos como pruebas adicionales, concuerdan expertos, quienes destacan que el criterio económico es el relevante a la hora de cambiar de domicilio tributario a otro país.

“Perder la residencia y perder el domicilio tributario no es lo mismo. Perder el domicilio tributario es más difícil y es un proceso relativamente largo. Se deben liquidar inversiones, vender las propiedades, cambiar a los hijos del colegio y cambiar de trabajo. Además, se debe adquirir una visa en el otro país para poder vivir...”, explica Andrés Martínez, socio líder de consultoría tributaria de KPMG Chile.

“La respuesta es compleja, pero el cambio de domicilio fiscal es una decisión que requiere un cambio real y efectivo de la persona, siendo el requisito básico el permanecer en Chile menos de 183 días en el lapso de 12 meses. Una vez cumplido ese requisito, recién se deben atender otros factores”, añade Pablo Greiber, socio líder de Empresas Familiares en EY Chile.

Más consultas

Hugo Hurtado, socio líder de Tax & Legal Deloitte, reconoce que desde el inicio de la Convención Constituyente y el proceso de reforma tributaria comenzaron las consultas de clientes de alto patrimonio por los requisitos para un cambio de residencia al extranjero.

“Las consultas efectivamente se han duplicado, pero más allá de la preocupación de algunos, son pocos los que han tomado sus maletas y se han ido”, afirma el abogado tributario de Deloitte.

Joan Carbonell, manager de Tax & Legal de PwC, admite que se ha evidenciado una inquietud de algunos clientes de alto patrimonio chilenos y extranjeros por la situación del país que arranca desde el inicio del estallido social en octubre de 2019 y ha seguido con el debate por la nueva Constitución.

“Producto de lo anterior, algunos de nuestros clientes han manifestado su intención de establecer su domicilio tributario en países que les garanticen una mayor estabilidad y certezas jurídicas. En este aspecto, hemos escuchado casos de clientes que muestran interés en Estados Unidos o Europa, buscando una mayor estabilidad y protección a su patrimonio. En este sentido, Portugal, dada su anexión a la Unión Europea y un costo de vida relativamente bajo en comparación con sus vecinos, ha resultado ser un país con cierto atractivo. También, dentro de América Latina, hemos escuchado hablar de países como Uruguay, donde los tipos impositivos son muy atractivos dadas sus bajas tasas”, sostiene Carbonell.

Sin embargo, el experto de PwC va más allá y asegura que la reforma tributaria ha agregado una preocupación adicional. “La reforma introdujo algunos aspectos que han generado cierta preocupación en algunos contribuyentes como el impuesto al patrimonio que aplica a los residentes o domiciliados en Chile, la tributación por la venta de acciones, los ingresos por arriendo provenientes de departamentos DFL 2 y el exit tax (impuesto de salida), que es un impuesto a la pérdida de residencia de ciertos contribuyentes que tengan un patrimonio relevante”, añade Carbonell.

Pablo Greiber

Coincide Pablo Greiber, de EY Chile, quien cree que la presentación del texto del proyecto de reforma tributaria aceleró el proceso de toma de decisión de muchos clientes que estaban en una etapa de evaluación. “Efectivamente, desde el 2020 hemos tenido clientes buscando asesoría en materia de domicilio tributario en otros países, como por ejemplo EE.UU., Uruguay, Portugal, España, Italia y algunos otros”.

Andrés Martínez, de KPMG, pone paños fríos a la sensación de inquietud y posible salida por parte de los clientes de alto patrimonio. Si bien reconoce que se han duplicado las consultas para un eventual cambio de domicilio tributario, destaca que la decisión de dejar el país aún no es relevante.

“No hemos visto algo así como un éxodo, para nada. Al contrario. El ánimo de muchos de nuestros clientes es permanecer en Chile”, afirma Martínez.

Lo que piden otros países

El mismo ejecutivo de KPMG confidencia que los lugares más consultados por los clientes de altos ingresos para un eventual cambio de domicilio tributario son Estados Unidos, Reino Unido, Portugal y España, entre otros.

Para poder adquirir la residencia tributaria en Portugal, se requiere vivir al menos 183 días al año en ese país, o tener una vivienda a disposición (ya sea que se arriende o se adquiera definitivamente) en el país ibérico, explica Pablo Bravo, abogado asesor de la Cámara de Comercio Chile Portugal. Sin embargo, como no es posible para un turista estar en el país por más de 90 días, se requiere una visa que permita cumplir con el requisito de los 183 días. Para estos efectos, Portugal tiene un programa denominado “Golden Visa”, que permite tener una visa con plenos derechos migratorios en el país ibérico. Para adquirir esta visa, el Estado portugués pide una inversión mínima de 280 mil euros ($252 millones). Con todo, adquirir la residencia tributaria en Portugal conlleva necesariamente renunciar a la residencia tributaria en Chile, lo cual implica un traslado efectivo del centro de intereses del contribuyente a Portugal, según se especifica en el tratado de doble tributación entre Chile y Portugal.

En el caso de Uruguay, a su vez, es posible conseguir residencia fiscal por varias vías. Una de ellas es vivir más de 183 días en ese país. También es posible acceder al domicilio tributario mediante la compra de un inmueble desde US$400.000 aproximadamente junto a la permanencia de al menos 60 días durante el año en la nación sudamericana.