El uso de electricidad en los centros de datos destinados al bitcóin alcanzará los 7,7 gigavatios en 2018, una cantidad igual al consumo eléctrico de Austria, un país con casi 9 millones de habitantes, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Cell Press.
Esto significa que la criptodivisa consumirá un 0,5% de la producción eléctrica global, un dato "impactante" para el autor principal del estudio, Alex de Vries, economista financiero de la consultora PwC en los Países Bajos.
"Es una diferencia extrema en comparación con el sistema financiero regular, y esta creciente demanda de electricidad definitivamente no nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos climáticos", consideró de Vries, experto en la criptomoneda.
El bitcóin depende de los ordenadores que realizan las transacciones en una cadena continua para evitar la duplicación del gasto de monedas, es decir, la cadena de bloques.
Para realizar esta función, es necesario mantener un gran número de ordenadores conectados de manera prácticamente ininterrumpida, lo que exige un alto consumo eléctrico.
Sus estimaciones, basadas en economía, ponen el uso actual mínimo de la red de bitcóin en 2.55 gigavatios, lo que significa que usa casi tanta electricidad como Irlanda.
De hecho, una sola transacción de esa criptomoneda usa tanta electricidad como un hogar promedio en los Países Bajos en un mes.
"Si el precio de bitcoin continúa aumentando de la manera en que algunos expertos lo han predicho, la red algún día podría consumir el 5% de la electricidad mundial", auguró el investigador neerlandés.
Las crecientes demandas de electricidad de bitcóin han atraído casi tanta atención como el valor fluctuante de la criptomoneda, pero estimar exactamente cuánta electricidad usa la red de Bitcóin, necesaria para comprender su impacto, sigue siendo un desafío.
La tecnología que soporta a las criptomonedas funciona a través de nodos que forman la red descentralizada.
En cualquier sistema monetario tradicional, los Gobiernos imprimen más dinero cuando lo necesitan, pero en el caso del bitcóin, no se crea, sino que se descubre.
Cientos de miles de ordenadores de todo el mundo compiten entre ellos para "minar" (verbo utilizado en este sector) los bitcoines, o sea, generar esta criptomoneda.
A diferencia del resto de monedas, el bitcóin es una moneda cuyo valor no depende ni de la tasa de interés que fija un Banco Central ni de sus reservas en bancos comerciales.
Es una moneda que se somete a las leyes de la oferta y la demanda a través de la red, elevando o disminuyendo su valor sobre la base de bitcóin disponible o no en el mercado.