La continuidad del director del Servicio de Impuestos Internos, Fernando Barraza, en su puesto fue una buena decisión adoptada por el gobierno, en el sentido que rompe con la lógica de cambiar a las principales autoridades con cada nuevo gobierno, especialmente cuando su labor debe ser eminentemente técnica.
El actual personero llegó en un momento en el que la institución estaba muy golpeada y dañada por la intromisión política en casos particulares, afectando su imagen y credibilidad, en pleno desarrollo del financiamiento ilegal de la política en Chile.
Barraza devolvió al Servicio los principios de su doctrina histórica: recaudar y no buscar meter preso a las personas en base a la discrecionalidad política o presión social.
En ese sentido, su gestión fue positiva, no obstante aún quedan muchos aspectos para mejorar. Se debe avanzar de manera más decidida en disminuir las arbitrariedades en las que puede incurrir el Servicio. También es necesario continuar en la senda de modernización del Servicio y sus instrumentos, así como también la necesidad de cambiar la forma en que se aproxima y relaciona con los privados. Es por ello que la incorporación del Defensor del Contribuyente en el proyecto de reforma tributaria es una buena iniciativa.
El principal objetivo de la entidad será velar por el respeto y observancia de los derechos del contribuyente con el SII. El defensor del contribuyente será elegido por el Sistema de la Alta Dirección Pública y estará acompañado de un consejo consultivo, con miembros del mundo privado, quienes le transmitirán las preocupaciones, realidades o enfoques que tienen los contribuyentes, por lo que debiera ser garantía de calidad y un contrapeso al SII.
Así, la tarea hacia adelante del director del SII será desafiante, tanto por la implementación, en caso de aprobarse, de la nueva reforma tributaria, así como también por la necesidad de avanzar en pro de los derechos de los contribuyentes.