Si el costo fiscal del primer retiro del 10% desde las AFP le significará al Fisco unos US$5.647 millones, lo que equivale al 2,3% del PIB, en caso de que avance y sea ley el segundo retiro, tendría un impacto de entre US$4.000 millones y US$6.000 millones. Esto de acuerdo con cálculos del propio gobierno y de analistas privados.
“El costo fiscal es principalmente para financiar las pensiones del 60% más pobre que acceden al pilar solidario. A ese monto hay que sumarle el efecto tributario de retiros exentos de impuesto a la renta. El gasto fiscal estimado en valor presente podría ser cercano a US$ 6.000 millones”, señala la académica de la Universidad de Los Andes, Cecilia Cifuentes.
Hermann González, coordinador Macroeconómico de Clapes-UC subraya que “las estimaciones de Dipres para el primer retiro apuntan a un costo fiscal cercano a US$ 6.000 millones, debido tanto al aumento del gasto en pensiones solidarias, como a los efectos en recaudación. Este segundo retiro tendría un costo fiscal algo menor a eso, debido a que muchas personas sacaron todos sus fondos la primera vez, pero aún así estamos hablando de una cifra muy significativa”.
Macarena García, economista de LyD, añade que “dada la modalidad que se está votando en el Congreso, este retiro sería en condiciones similares a las del primer retiro, esto es, sin focalización, a todos, sin pago de impuestos y sin devolución”.
Por tanto, indica que “los efectos serían similares a los del primer retiro, por lo que las finanzas públicas se vería afectadas principalmente por cuatro vías: mayor gasto en financiamiento de las pensiones solidarias; menores ingresos por impuestos no pagados; menores ingresos por efecto tributario del uso del APV; y mayor gasto por retiro de actuales pensionados con pensiones que están bajo modalidad de pensión final garantizada”.
¿Cómo se financia?
Para los expertos, las fuentes de financiamiento que tiene el Fisco para hacer frente esta mayor presión de gasto no es otra que las conocidas reasignaciones, uso de los fondos soberanos o mayor endeudamiento, pero recomiendan que sea una mezcla. “Las reasignaciones siempre deberían considerarse como opción, pero difícilmente alcance con eso para financiar un monto tan elevado. La combinación de deuda o fondos soberanos depende de las condiciones financieras al momento de tomar la decisión”, puntualiza González.
García añade que “el impacto no es inmediato, ya que los efectos más importantes se verán en el mediano y largo plazo, en la medida que las personas que se queden sin recursos requieran pensionarse. De esta forma, esta medida le introduce más presión a la dinámica de la deuda, compitiendo por recursos desde otros programas sociales”