"La reforma no pasa agosto". Así, medio en serio, medio en broma se refirió el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, a la esperada reforma que modernizará el sistema tributario y los plazos que se fijó el Ejecutivo para iniciar su trámite legislativo.
Es que este jueves fue una jornada intensa de reuniones en Teatinos 120 para el jefe de las finanzas públicas a propósito de la iniciativa que diseña el gobierno en materia impositiva, la que estuvo marcada por el hermetismo de parte del dueño de casa al entregar algo de feedback sobre cuáles serían los contenidos de la reforma a sus invitados, en tanto que por parte de éstos, fue la ocasión para representarle nuevamente sus propuestas.
Las reuniones partieron con los representantes de las 6 ramas de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC). Al término de ese encuentro, el presidente de la CPC Alfonso Swett, señaló que "entregamos al ministro de Hacienda nuestra propuesta de impuestos digitales que creemos que es un aporte a la discusión que viene. Es un trabajo en conjunto con las ramas de la CPC y Clapes UC y nuestro espíritu es aportar a la buena política pública"
Propuesta. De acuerdo al documento, la propuesta de la CPC apunta a gravar con IVA las plataformas digitales, es decir, pagando un 19%, mientras que si una de estas empresas que prestan estos servicios se establecen en Chile deberán pagan el impuesto a la renta correspondiente, que en este caso sería el impuesto adicional que tiene una tasa de 35%, que es la que se aplica a los inversionistas extranjeros que tienen empresas en Chile.
"A los que pueden considerarse que tienen un establecimiento permanente en Chile se les aplicará impuesto de primera categoría tal como rige para todos, pero su viabilidad práctica es compleja", señaló Magdalena Brzovic, asesora tributaria de la Cámara Nacional de Comercio (CNC).
Por eso, se propone que el impuesto general a aplicar sea una tasa similar al IVA. De acuerdo al texto, la clasificación sería según cuál sea la naturaleza del bien o servicio que se está adquiriendo.
La diferencia estaría dada por el grado de homogeneidad del bien o servicio adquirido: un servicio profesional es "un traje a la medida" de cada consumidor, mientras una importación comprende el mismo bien para todos los consumidores.
Así, por ejemplo, servicios de streaming como Spotify y Netflix podrían ser clasificados como una importación (el sustituto más cercano a Netflix es un videoclub).
Un caso diferente son los servicios que prestan plataformas como Airbnb y Uber que se asemejan a un servicio profesional, similar a un servicio de corretaje (de hospedajes y de servicios de transporte respectivamente). Desde esa perspectiva, sus sustitutos más cercanos serían una agencia de viajes o una empresa de radiotaxis, respectivamente.
Brzovic puntualiza que "pensamos que aplicar IVA a esas transacciones nivelará la cancha. Mi cuenta de TV cable hoy paga IVA, en cambio la de netflix no. Con la propuesta, la idea es que nacionales y extranjeros por un mismo servicio paguen idénticos impuestos".
De acuerdo con cálculos de la CPC, con la aplicación de estos impuestos se prevé que la recaudación estimada para el año 2017 habría alcanzado valores entre US$ 197 millones y US$ 216 millones.