La inflación sigue al alza. En mayo anotó una variación mensual de 1,2%, escalando en 12 meses hasta 11,5%, su mayor nivel en 28 años. Y las perspectivas para el resto del año no son auspiciosas. La proyección tanto del mercado, como del propio Banco Central (BC), apuntan a que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cerrará el año en niveles cercanos a 10%.
Todo esto tiene repercusiones directas en el poder adquisitivo de las personas, ya que el alza de sus salarios es menor a la de la inflación. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el Índice de Remuneraciones Real, que descuenta la variación de la inflación, registró un retroceso de 2,3% en abril frente a igual mes de 2021, anotando su mayor caída desde que existen registros, es decir, desde 1994. Se trata del séptimo mes consecutivo de baja y en lo que va del año acumula una variación de -1,3%.
Pero a pesar de esta fuerte caída, los ingresos del trabajo, medidos a través de la masa salarial, no han sufrido una merma similar, sino que aún siguen creciendo a tasa elevadas. Así, en el trimestre móvil febrero-abril, aumentó 7,4%, manteniendo el alza registrada en el trimestre móvil anterior, enero-marzo.
¿A qué responde que la masa salarial esté subiendo? El director del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (UDP), Juan Bravo, explica que “si bien los salarios reales están registrando una caída histórica, la tasa de crecimiento anual del empleo asalariado (con contrato formal) está mostrando un importante aumento, debido a la recuperación del mercado laboral tras los efectos de la pandemia”.
Por esta razón, “si bien los salarios reales son menores a los de hace un año, el empleo asalariado está creciendo a un ritmo que permite contrarrestar la caída de las remuneraciones reales, por lo que la masa salarial real aumenta respecto al año previo”, afirma el economista.
El empleo asalariado creció 8,9% en un año, lo que se traduce en 529.696 nuevos empleos. De esta manera, en el trimestre febrero-abril se alcanzaron los 6.466.623 puestos de trabajo.
Bravo argumenta que, aunque las remuneraciones reales estén cayendo, los ingresos laborales pueden crecer. “La masa salarial busca medir el total de ingresos reales que provienen del trabajo asalariado de la economía. Por lo tanto, su cálculo considera dos componentes: el nivel de los salarios reales y el empleo asalariado. Si el empleo asalariado crece a tasas altas, como sucede en esta oportunidad, puede lograr compensar la caída de salarios reales y, por lo tanto, la masa salarial real puede crecer, tal como está ocurriendo ahora”.
En ese contexto, puntualiza que “el empleo asalariado se está expandiendo respecto al año anterior, es decir, hay más trabajadores asalariados. Así, aunque la capacidad de compra de los salarios es menor respecto a un año, como hay muchos más trabajadores asalariados que hace un año, el ingreso total proveniente del trabajo asalariado en la economía aumenta”.
Consumo aún pujante
En el último Informe de Política Monetaria (IPoM) publicado la semana pasada por el Banco Central, se destacó que el consumo privado ha estado más dinámico de lo previsto. “Los datos del primer trimestre dan cuenta de que el consumo privado permanece por encima de lo esperado en marzo, manteniéndose en torno a sus máximos alcanzados durante 2021. El consumo de bienes durables devolvió parte de la caída de fines del año pasado y el de servicios ha continuado con un alto desempeño”, mencionó el BC en dicho IPoM de junio.
Y una de las razones no es otra que la masa salarial. “Este indicador es muy relevante, porque se asocia al nivel de consumo del sector privado, que es el componente con mayor ponderación en el Producto Interno Bruto (PIB), y por ello, los datos que arrojan que la masa salarial real crece al 7,4% anual al trimestre febrero-abril 2022, están alineados con la visión de las autoridades de que el consumo privado, a pesar de todo, permanece robusto y, por ende, que sigue impulsando el gasto”, apunta el economista.
¿Cuándo se desacelerará la masa salarial? En el análisis del Observatorio del Contexto Económico de la UDP, si bien la perspectiva para los salarios reales es que se profundizará el deterioro, debido a que la inflación anual se sigue acelerando, “el empleo asalariado todavía podría mostrar un ritmo de crecimiento anual relativamente dinámico en los próximos meses, en parte explicado por la extensión del IFE laboral”, menciona Bravo.
Sin embargo, anticipa que una vez que se deje de implementar el IFE laboral, “y a medida que la desaceleración económica siga su curso, será inevitable que el crecimiento del empleo asalariado formal en el sector privado se desacelere fuertemente, por lo que sería esperable que hacia fines de 2022 el crecimiento de la masa salarial real se deteriore marcadamente”.