Recientemente Amazon anunció el lanzamiento de su farmacia online, incorporando a su portafolio de negocios la venta de medicamentos con receta. Su propuesta de valor, que incluye múltiples beneficios, además del despacho a domicilio, no solo reemplaza el tradicional viaje a la farmacia, el cual constituye un espacio importante de las cadenas tradicionales para estimular la venta de otros productos, sino también responde a cambios de hábitos generados por la pandemia, como la aceleración de la venta online.
La primera reflexión que surge es que la velocidad con la que avanza el mundo es increíble, aumentando la percepción de que en Chile nos vamos quedando atrás. La salud es una de las principales preocupaciones de los chilenos, especialmente por el alto costo de medicamentos originales que, inexplicablemente, son muchísimo más caros que en otros países. Sin embargo, tras muchos años de discusiones el Congreso no ha logrado legislar soluciones que beneficien al ciudadano, entre otras cosas, manteniendo la venta restringida de medicamentos OTC solo a las farmacias y el statu quo de competencia limitada con precios que “exprimen al consumidor”, especialmente a aquellos de menores ingresos.
La segunda reflexión es que la estrategia de Amazon responde a la búsqueda constante de innovación para hacer crecer sus negocios, existentes o nuevos, que tengan el potencial de beneficiar al cliente con mayor rentabilidad y valor sustentable. Todo responde a este propósito, el cual impacta en temas como su estructura, con áreas de desarrollo de nuevos negocios; su cadena de suministro con una alta sinergia entre procesos físicos y digitales y su cultura, basada en una toma de decisiones ágiles con prueba y error, con aprendizaje y colaboración interna y externa, fomentando la creatividad e innovación a lo largo de toda su cadena de valor enfocada en el consumidor.
Este es un desafío crucial para nuestro país. La innovación, desde su base en la educación hasta su aplicación en lo regulatorio o el esfuerzo empresarial, parece limitada y aún sujeta a miedos, paradigmas del pasado o situaciones de confort, siendo lejana a los avances actuales que experimenta el mundo. Cuando muchas empresas afuera están pensando cuáles son los dos o tres proyectos transformacionales que abordarán el 2021, en muchos casos aquí seguimos gastando infinitas horas en presupuestos y aspiraciones marginales que, en el mundo actual, solo pueden significar estabilidad aparente para hoy y pérdida radical de valor a futuro. En su caso como controlador, director o ejecutivo, ¿está enfocado en lo transformacional o en lo marginal? Y como legislador o entidad gubernamental, ¿cómo contribuirá a crear mayor bienestar ciudadano, mejorando la productividad, competitividad y equidad en los mercados?
*El autor es Socio de Virtus Partners