LA ZONA de Plaza Italia ha sido el epicentro de las protestas en Santiago desde el 18 de octubre. Varios días de la semana, pero en particular cada viernes, ha habido enfrentamientos entre manifestantes y la policía, con destrozos e incendios.
Si bien en otras zonas de Santiago los comercios han ido retomando la normalidad, en esta zona eso ha sido casi imposible. Y es aquí donde se emplaza el emblemático hotel Crowne Plaza. Se trata de uno de los hoteles más tradicionales de la capital y uno de los dos de alto estándar ubicados en Santiago Centro, junto con el San Francisco, ubicado unas cuadras más abajo. En la misma zona está el Principado de Asturias, también cerrado.
Con 300 habitaciones, el Crowne Plaza es parte del portafolio que maneja el fondo Inversiones Hoteleras, de LarrainVial, que además opera otros recintos de 4 y 5 estrellas como Ritz Carlton, Intercontinental y Sheraton. Entre los principales aportantes de Inversiones Hoteleras destacan los fundadores de hoteles como Sheraton e Intercontinental, Oscar Biderman y Jorge Breitling, con largo recorrido en este negocio.
El fondo adquirió Crowne Plaza en 2013 por US$53 millones, en una operación que también incluyó al Ritz Carlton e Intercontinental. El negocio se cerró en US$230 milones contando los tres recintos.
Estas ventas iniciaron una seguidilla de operaciones de compra de hoteles. El año pasado, de hecho, se cerró el traspaso de la cadena Atton, que pertenecía a las familias Angelini, Elberg y Said Handal, a la francesa Accor, que opera cadenas como Novotel, Raffles, Sofitel y Mercure. El monto involucrado fue récord para el sector en Chile: US$365 millones.
La situación actual
El estallido social encontró a Crowne Plaza en pleno proceso de remodelación, que requirió una gran inversión por parte del grupo controlador. Esto formaba parte de un plan del fondo Inversiones Hoteleras para renovar todos sus hoteles. De hecho, a comienzos de se terminó de ejecutar la remodelación de la Torre Luz del Intercontinental y el siguiente paso era avanzar en los demás hoteles, entre ellos, el de Plaza Italia.
Inaugurado en 1981, Crowne Plaza fue diseñado por el arquitecto y pintor Ernesto Barrera, quien también ejecutó otros proyectos como el hotel Sheraton (1970), la Torre Santa María (1980), el Hotel Hyatt (1992) y el Edificio de Valores (1995). La remodelación estuvo a cargo de la hija de Ernesto Barrera, Amalia Barrera, quién tenía los planos originales del hotel. Ya se remodeló el primer piso, donde están el bar y el lobby, y el tercer piso, donde está el gimnasio. Ahora, también estaban remodelando habitaciones.
En el Crowne Plaza trabajan alrededor de 300 personas, las que vieron como se cerraba el hotel el 15 de noviembre, en los días más críticos de violencia. En la fachada del hotel hay carteles dejados por los trabajadores pidiendo a los manifestantes no atacar al recinto, para no perder su fuente laboral.
La gerencia ha mantenido reuniones todas las semanas con los jefes de áreas del hotel, quienes comunican al resto de los trabajadores los avances de la situación. Hasta el momento, no se han registrado despidos. Los trabajadores no tienen sindicato.
Además de la amenaza a la seguridad, otro factor que complica es la baja de turistas, considerando que los principales visitantes son ejecutivos norteamericanos o brasileños, a quienes les acomoda una ubicación cerca del centro y no en los centros financieros capitalinos. De hecho, este atributo es levantado a la hora de promocionar al hotel, considerando la cercanía con edificios públicos, universidades y otros.
Fuentes señalan que el hotel ha optado por mantener una bajo perfil, al menos, hasta que se calme la turbulencia de las últimas semanas. Entre los trabajadores se dice que entre febrero y marzo, podría reabrir sus puertas al público. Al menos, hasta ahora, no hay nada claro.P