Cruceros: los tímidos avances para reconquistar el turismo
Todos los pronósticos indican que hacia fines de año debería haber una reapertura de la actividad turística en el país. Para eso Skorpios y Australis, las empresas nacionales que realizan cruceros en la Patagonia, se están preparando para reactivar los zarpes en noviembre y diciembre próximo. Saben que la temporada será “irregular”, y que se tratará inicialmente de conquistar al turista nacional más que al internacional con ofertas que podrían rebajar los precios de las travesías por el extremo sur del país en hasta 25%.
El río Sena fue el lugar turístico elegido para que Europa reactivara una de las industrias que más se ha visto impactada por el coronavirus. En ese lugar, el MS Botticelli fue el primer barco de la compañía CroisEurope en zarpar para ofrecer una travesía de siete días desde París hacia Honfleur, localidad ubicada en la parte sur del estuario del Sena.
Era mediados de julio, mes en que varios cruceros en el Viejo Continente están reactivando una actividad que al año genera más de US$ 150 millones y que producto de la pandemia podría llegar perder unos US$ 90 millones, según estima la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA). Eso si la suspensión de las actividades se extiende por más tiempo. Y las alertas están, pues Estados Unidos anunció una nueva prórroga de la suspensión de la actividad, ahora fechada para fines de septiembre, la que podría variar nuevamente producto del rebrote del virus.
Los mares chilenos también pueden recibir nuevas recaladas a partir del 30 de septiembre. Así se indica en el plan “paso a paso” que el gobierno está impulsando para la reactivación paulatina de las actividades en Chile. Sin embargo, la fecha no generará un mayor impacto, señalan en la industria, debido a la recomendación de la autoridad para que los pasajeros que lleguen el país tengan que hacer una cuarentena de 14 días antes de pasear por suelo chileno.
“El arribo en septiembre de los cruceros es algo que tiene que aclararse. Primero, porque también tienen que abrirse las fronteras aéreas y en relación a las marítimas, los barcos que lleguen no podrán recalar si sus pasajeros tienen que hacer una cuarentena de 14 días. Tampoco podrá haber trasbordo de pasajeros en el sentido de que lleguen, por ejemplo, a Valparaíso y tomen un avión de vuelta a su país. Eso no podrá ocurrir hasta que no se levante la restricción de cuarentena de los 14 días”, explica Helen Kouyoumdjian, vicepresidenta ejecutiva de Fedetur.
El subsecretario del Turismo, José Luis Uriarte, señala al respecto que “todo lo que se diga en este momento respecto a cuándo volverá a operar la industria de cruceros en el mundo dependerá exclusivamente de la reapertura de fronteras en función de la situación epidemiológica de los países”.
El beneficio de la Patagonia
Pese a estas aprensiones, la industria local está expectante. Es que nuevamente los teléfonos de los cruceros nacionales que recorren la Patagonia chilena y argentina volvieron a sonar. Estuvieron en silencio durante gran parte de marzo, todo abril y todo mayo, pero ya en las últimas semanas de junio y durante todo julio sonaron gracias a que se reactivó, tímidamente, el entusiasmo de los turistas para pasear por los fiordos del extremo sur del país donde la visita a los glaciares es la vista más impactante y el premio por la tolerancia al frío polar.
“En junio y julio hemos recibido ya reservas, pero todo va sujeto a la reactivación del tema aéreo que no se reanuda aún en 100%. Pero ahí vamos, estamos trabajando lentamente y preparándonos para el regreso. Creemos que en noviembre deberíamos tener todo listo”, explica el gerente comercial y de marketing de Skorpios, el crucero de la familia Kochifas.
En Australis, firma que es parte de Nisa Navegación, ligada a la familia Lecaros Menéndez, también está trabajando ya, explica su gerente general, Pedro del Río, con el fin de reactivar las travesías por la Patagonia y Tierra del Fuego en diciembre próximo.
“A pesar de la incertidumbre que existe en cuanto al dinamismo con el que se recupere la industria, particularmente las líneas aéreas, creemos que las experiencias de viaje no masivas ni invasivas, que privilegien una atención más personalizada, que sean más flexibles para adaptarse a las necesidades de los pasajeros, en destinos especiales y únicos, tendrán una recuperación anticipada”, proyecta el ejecutivo.
Es que la Patagonia tiene una ventaja: “Las zonas donde navegamos son lugares donde no ha habido Covid. Además, nosotros bajamos en localidades que no son pobladas y gran parte de las actividades que hacemos son al aire libre, entonces eso mantiene la distancia social y también baja el riesgo de contagio”, recalca Carlos Miller.
Misma visión tiene Pedro del Río. “Nuestra ruta, que desembarca en bahías vírgenes de la Patagonia, también nos posiciona como una alternativa más segura para los amantes de la exploración, ya que no contempla desembarco en ciudades intermedias, disminuyendo así el riesgo de exposición o contagios. Y, por último, al ser un crucero pequeño, eso también nos permite ofrecer una experiencia no masiva, un ambiente más controlado para evitar posibles contagios a bordo y una mayor versatilidad para adaptarnos a los nuevos protocolos”.
Pero, pese a estos beneficios, la nueva temporada de igual manera será “bastante irregular”, explica el ejecutivo de Skorpios, quien avecina derechamente que “no será buena”, no solo por comenzar dos meses después de lo habitual -la temporada se inicia en septiembre y culmina en abril- sino, además, porque también habrá muchas ofertas, con precios que podrían estar entre 20% y 25% más bajos. “Las compañías grandes tienen mayores márgenes y pueden hacer mejores promociones, pero las compañías chicas tenemos costos acotados, somos 90 pasajeros y bajar a 20% los precios es como si nos quedaramos con 70 pasajeros y eso se pone muy complicado ahí”, explica Carlos Miller.
La situación también es compleja porque, además, el cierre de la temporada 2019 tampoco fue muy auspiciosa. “El estallido social causó mucho daño al turismo en octubre y noviembre, que es la alta temporada de Europa hacia Chile. Muchos pasajeros cancelaron y nosotros, además, tuvimos un zarpe que no pudimos realizar en una ruta y eso, obviamente, trajo problemas porque los turistas que tenían reservado decidieron declinar, sobre todo los grupos que teníamos en enero y febrero, por lo tanto, no fue una temporada buena”, relata Miller. Y esta situación, unido a que durante estos meses, Skorpios ha hecho uso del capital de trabajo, les genera una estrechez de caja. “No estamos en una crisis financiera. Gracias a dios nuestros bancos y nuestros créditos están al día”, afirma. Lo que les jugó a favor, es que en los meses en que se ha extendido la pandemia en Chile, Skorpios y Australis están “en para”. Y por lo menos la firma ligada a la familia Kochifas trasladó a parte de su tripulación a la empresa de cabotaje que operan desde siempre en la zona y el resto del personal hizo uso de sus vacaciones legales correspondientes, explica Miller.
Australis también está agotando sus reservas: “Evidentemente, la pandemia nos ha impuesto grandes desafíos en términos operacionales y de cuidado de nuestros colaboradores, así como en el aspecto comercial, afectando las reservas de la próxima temporada, principalmente por la incertidumbre que pesa sobre la industria del turismo”, explica Del Río. Indica, además, que por la llegada del Covid-19 tuvieron que adelantar el cierre de temporada, lo que afectó solo algunos zarpes y les impactó “de una manera más leve en comparación con otras empresas del rubro”, destaca el ejecutivo.
Los puertos se activan
La temporada será desigual también porque, en una primera etapa, se buscará llenar los cupos con turistas nacionales versus los extranjeros. “Mi estimación es que, inicialmente, se va a producir una activación de lo que es el turismo interno y sobre todo los cruceros del sur que opera en la zona de Aysén y Magallanes, que tienen mucho mejores indicadores en términos de contagios. En esa zona la actividad turística se podrá desarrollar normalmente a nivel interno, pero todo esto va a depender mucho de cómo va evolucionando, de cómo se vayan levantando los cordones sanitarios y cómo vayamos pasando de una fase a otra”, explica Helen Kouyoumdjian.
Y aunque será más lento, los puertos nacionales de igual manera están buscando el arribo de turistas extranjeros. La Corporación de Puertos del Cono Sur está trabajando, explica su presidente Carlos Mondaca, para reposicionar a Chile en el contexto crucerístico internacional una vez que se concrete la reapertura de la industria de cruceros luego de superada la pandemia. Para eso, añade el también gerente de Asuntos Públicos de la Empresa Portuaria San Antonio, actualmente están reuniendo antecedentes para la elaboración de un protocolo sanitario, validado por el Ministerio de Salud, que se construirá en base a las medidas que se están aplicando en los distintos puertos de Chile, que irán en línea con las acciones implementadas en otros puertos del mundo.
“El objetivo es tener una propuesta formal que reúna las medidas o protocolos sanitarios y de seguridad relacionados a la industria de cruceros para abordar la próxima temporada en nuestro país. Para poder reactivar el turismo de cruceros también es fundamental generar seguridad a los turistas que visitarán nuestro país y a la población local, para que esta vuelva a confiar en el turismo”, explica Mondaca.
Por eso, uno de los desafíos que tendrán durante este 2020 será trabajar con las comunidades y las autoridades locales, “con el fin de sensibilizar a la población sobre la importancia del turismo para las economías regionales que son visitadas por los cruceros”.
Por ahora, explica Mondaca, se mantiene la suspensión de los atraques de cruceros en aguas chilenas hasta el 30 de septiembre, pero “no sabemos si esta medida se extenderá”, reconoce. “No tenemos información aún respecto a cuántas recaladas se cancelarán durante toda la temporada, pero es muy factible que los arribos programados para octubre y noviembre puedan sufrir modificaciones”, adelanta.
Por eso, señala que el panorama para la temporada 2020-2021 aún es incierto. “Sin duda la industria de cruceros volverá a operar exclusivamente cuando se concrete la reapertura de fronteras en función de la situación epidemiológica de los países. En este sentido, creemos que la primera etapa de la reapertura de la industria deberá centrarse en navegaciones pequeñas y regionales. Sin embargo, las grandes líneas deberán prepararse para la etapa post pandemia, que implicará operaciones más restringidas, con nuevas medidas y protocolos que garanticen a sus pasajeros y tripulantes servicios seguros frente al coronavirus”, indica Mondaca.
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