“Uno de los episodios más trágicos de la historia de América Latina y el Caribe” podría tener lugar a causa del coronavirus si no se toman las medidas necesarias para atender el desafío sanitario y económico, que bien podría llegar a “colapsar”. Así lo advirtieron varios líderes de opinión latinoamericanos, entre los que se cuentan los ex presidentes de Chile, Ricardo Lagos; de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; de Colombia, Juan Manuel Santos; y de México, Ernesto Zedillo Ponce de León.
Aunque parten señalando que la región “debería centrarse en mejorar nuestros sistemas de salud, canalizar recursos a hospitales, adaptar temporalmente la infraestructura inactiva, como hoteles y centros de convenciones, y aumentar drásticamente la capacidad de pruebas”, la mayor parte del contenido lo dedican a la respuesta económica.
La carta firmada por 13 personalidades, entre las que también se cuentan los economistas chilenos José De Gregorio, Rodrigo Valdés y Andrés Velasco, describen el shock de oferta y demanda que tiene lugar en el marco de cuarentenas para prevenir la expansión de la pandemia, lo cual podría llegar a “desencadenar una espiral contractiva” de grandes magnitudes.
Para evitar ese resultado, llaman a los gobierno a implementar “políticas audaces para proteger los ingresos de las personas y los hogares son esenciales. Esto implica proporcionar transferencias de efectivo para aquellos que quedan en una posición vulnerable por la crisis”, entre los cuales destaca a trabajadores informales e independientes.
En esa misma línea, subrayan que para respaldar empleos e ingresos de la fuerza laboral, también resulta determinante el respaldo que se le pueda prestar al sector privado. “Los subsidios para ayudar a las empresas a pagar su factura salarial, que dependen del mantenimiento del empleo, protegen tanto a las empresas como a los trabajadores durante la crisis y son cruciales para un rápido repunte de la economía cuando las condiciones se normalizan”, se lee en la misiva de la que participan varios integrantes de The Elders (un grupo de líderes independientes que incluye a los expresidentes firmantes).
De no tomar ese tipo de precauciones, que de hecho han estado implementando varios países en el vecindario incluido Chile, señalan que podría haber “quiebras generalizadas”, marco en el que “la próxima víctima de la crisis podría ser el sistema bancario” y “en ese punto, el sistema de pagos, y de hecho toda la economía, correría el riesgo de colapsar”, considerando que “la falta de liquidez pronto se convertirá en un problema de solvencia”.
En este escenario particularmente adverso, recalcan que no bastará con medidas como aplazamientos de impuestos, reinversiones de préstamos y créditos subsidiados no serán suficientes. “Esta emergencia requiere garantías de crédito sin precedentes proporcionadas por los gobiernos para garantizar que los bancos mantengan los préstamos, así como también cambios temporales en la regulación para promover incentivos para la expansión del crédito”.
Pero los esfuerzos fiscales no se terminarán con un mayor control de la pandemia, adelantando que serán necesarios también durante la etapa de recupera. El grupo, entre quienes también se cuenta a los ex presidentes de los bancos centrales Federico Sturzenegger de Argentina e Ilan Goldfajn de Brasil, precisan que en ese periodo “los gobiernos necesitarán estimular el empleo y la actividad económica sin exacerbar los riesgos relacionados con la salud”.
Para que los estados logren digerir el desafío, subrayan que “los costos fiscales deben compensarse con ajustes presupuestarios en áreas de baja prioridad”, agregando que “un compromiso de nuestros poderes Ejecutivo y Legislativo para corregir el déficit fiscal resultante más grande dentro de un período de tiempo razonable serviría para mitigar el riesgo de una rebaja de crédito que ahora amenaza a varios de nuestros países”.
La cooperación internacional es otro elemento importante en esta crisis. La OMS es llamada a proporcionar más recursos para enfrentar la emergencia sanitaria, mientras que el FMI “tiene un papel esencial que desempeñar, tanto a corto plazo como para abordar las necesidades fiscales y cambiarias de los países”.
En este mismo ámbito, también tendrán un rol relevante los bancos multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y CAF. Estas instituciones “deberían duplicar la cantidad de préstamos netos a la región y aprovechar los mercados de capital global altamente líquidos para proporcionar un mayor apoyo presupuestario a los países, en condiciones muy reducidas condicionalidad”, se lee en la carta.
De esa gran coordinación global también debieras participar los privados, particularmente el sector farmacéutico, convocado a “ayudar a los países con materiales reactivos a ampliar las pruebas y con acceso abierto a la tecnología para producirlos”, y el sector financiero, con las agencias de calificación crediticia adaptando sus criterios, tal como debieran hacerlo lo reguladores.