En el marco del debate nacional sobre el impuesto a los súper ricos, a propósito del proyecto que la oposición presentó, PULSO conversó con David Bradbury, jefe de política tributaria y estadística de la Ocde, quien ofreció sin demora datos que dan cuenta de la pérdida de entusiasmo que ha habido en torno a esa política en el grupo. “En 1999 eran 12 países y actualmente son solo 3”.
La razón ha sido la baja recaudación. Sin embargo, acuerdos de transferencia de información financiera podrían resolver en gran medida ese problema. Por ello, no descarta el impuesto, aunque insiste en que por sí solo no representa una redistribución relevante de los ingresos de un país. De hecho, afirma que, en general, las transferencias son aún más importantes que el sistema tributario.
¿Qué análisis hace sobre la política de impuesto a los súper ricos, considerando la experiencia internacional?
-Lo más importante va a ser el diseño de este impuesto. El diablo está en los detalles. Desconozco los detalles de la propuesta en Chile, pero lo que podemos decir en relación a la experiencia de la Ocde es que solo un número pequeño de países tiene ese tipo de impuestos. Ese número se ha reducido con el tiempo. En 1999, eran 12 países y actualmente son solo tres. Los países han abandonan esa política, porque no recaudaron mucho dinero. No siempre es claro por qué se da esa situación, pero pensamos que en parte ocurre porque los contribuyentes evitan el pago del impuesto.
¿No resultó efectivo entonces en términos de redistribución?
-Muchos países han experimentado incrementos en la desigualdad en los recientes años. Eso es algo que puede minar la credibilidad del sistema económico y social. En algunos casos, particularmente donde se acusa una inequidad particularmente alta, es aún más importante que el gobierno piense tomar acciones para asegurar no solo que la economía crezca, sino que eso ocurra en forma inclusiva, es decir, procurando que los beneficios del crecimiento sean disfrutados por una parte amplia de la población.
Dicho esto, es importante que las políticas, incluida la tributaria, procuren la distribución de los recursos nacionales, pero incluso más importante son las transferencias, no solo pagos directos sino también en la entrega de servicios públicos. La inversión es un materia muy importante en áreas como la salud y la educación, sin mencionar infraestructura y muchas otras áreas. De hecho, en la Ocde hemos observado que a la hora de redistribuir, casi dos tercios dependen de las transferencias, mientras que los impuestos son responsables de solo un tercio.
En materia tributaria, ¿qué sería relevante para redistribuir?
-La redistribución nunca va a depender de un solo impuesto y el que se aplica a la riqueza no es la excepción, por sí solo no va a conducir a resolver las desigualdades. Tampoco bastará con otros por separado, con los impuestos a los ingresos, ganancias, propiedades, consumo... Se va a requerir de la revisión de todo el sistema tributario, de todos los elementos que lo componen, si el objetivo es conseguir más ingresos para los gastos que requiere el Estado y si quieres un sistema comprehensivo, que vaya en contra de la desigualdad. Siempre va a ser necesario pensar en una diversidad de políticas, algunas relativas a impuestos, otras no.
En términos generales, ¿cómo se ha aplicado estos impuestos a nivel internacional?
-Usualmente lo que se hace es requerir a los contribuyentes que declaren el total los activos y las deudas que poseen, luego sustraen los activos restando la deuda y eso va a proveer la riqueza neta, que es justamente lo que va a estar sujeto al impuesto. Por supuesto, nunca es así de simple, porque muchos países también tienen exenciones o pueden decidir no incluir la casa familiar... La política ha variado de país en país cuando se ha aplicado esta impuesto. Pero el principio general se basa en la riqueza neta.
¿Qué le parece que en Chile se esté planteando como un impuesto transitorio para enfrentar la pandemia?
-Nosotros sugerimos decididamente que este no es el tiempo para que los países hagan reformas estructurales de largo plazo. Todavía estamos en medio de una crisis y decisiones de esa naturaleza se deben tomar cuando ya se haya controlado la pandemia y nuestras economías estén en un camino de recuperación. Por lo tanto, las políticas que se tienen que tomar en este momento, en general, debieran ser temporales.
¿Ve difícil que se pueda gravar la riqueza que los contribuyentes tengan fuera del país?
-En los años recientes, la Ocde ha liderado un trabajo para el intercambio automático de la información financiera de las cuentas. Por lo tanto, si una persona en Chile tiene una cuenta en Francia, las autoridades francesas en el área tienen que entregar la información a sus pares chilenos. Ese ha sido un acontecimiento muy importante, porque ha dificultado que las personas escondan su dinero fuera de las fronteras.
Entonces, algunos de los problemas que se han experimentado en países con impuestos a la riqueza, tuvieron lugar antes de que estas reglas entrarán en vigencia. Hay grandes oportunidades para que los gobiernos aplican impuestos al capital y a la riqueza.