Un aumento en el número de fiscalizaciones, así como también la entrada en vigencia del nuevo registro de evasores, tuvo como resultado que durante los meses de abril, mayo y junio, el índice de evasión del sistema de transporte público metropolitano alcanzara un 25,5%, tres puntos menos que el trimestre anterior y cinco puntos menos que la medición del mismo período del año pasado.

Sin embargo, esta baja, que a la vez repercute en una mejora de los ingresos, no se ha traducido en una mejora en las finanzas del sistema de transporte capitalino.

Así, en el primer semestre Transantiago cerró con un déficit por $280.618 millones, la mayor cifra registrada para un período similar al menos desde 2009.

Entonces, el déficit del sistema alcanzó los $209.255 millones.

El monto de la merma fue 21% superior a la brecha registrada en el mismo período de 2017 y fue el resultado de un ejercicio en el que se tuvieron ingresos por $299.902 millones y costos por $580.521 millones. Si bien los recursos del sistema subieron en 10% respecto del año anterior ($28.169) millones), el incremento del déficit responde principalmente a un aumento de 15% en los gastos del sistema ($76.153 millones), alza que superó a la que experimentaron los ingresos. Esto, gracias al aumento de tarifas de febrero pasado.

Destino de los recursos

El 49% de los ingresos del Transantiago del primer semestre provino de las validaciones realizadas por cada pasajero transportado

en buses, unos $146.249 millones, mientras que el 50% por parte de los usuarios de Metro, que corresponde a $149.332 millones. El restante, $2.803 millones es la recaudación resultante del servicio Tren Central.

Al contrario, de acuerdo con la distribución de egresos según prestador de servicios, la mayor parte de los desembolsos se destinó a los operadores de transporte de buses, que representaron el 66% del total en el primer semestre. En concreto, el pago a concesionarios alcanzó los $380.640 millones, unos $47.560 millones más que en el mismo período de 2017, y que se traduce en un incremento de 14%.

Durante el año pasado se inauguró la Línea 6 de Metro en noviembre y se realizó la puesta en marcha del Metrotren Nos en marzo, que este año cumplió su primer aniversario. En el primer semestre Metro fue responsable del 26% de los costos del sistema y Tren Central el 1%. Así, el pago a Metro alcanzó los $151.680 millones, unos $21.670 millones más que en el mismo período de 2017, y que se traduce en un incremento de 17%. Los pagos a Tren Central, en tanto, llegaron a $4.548 millones.

Del porcentaje restante, Sonda, proveedor de servicios tecnológicos, fue destinatario del 3% de los desembolsos en el mismo período. El resto corresponde a gastos en administración de recursos financieros, como el caso de AFT S.A.; e Indra Sistemas Chile S.A.; y pagos realizados por la concesionaria por el uso de la Estación Intermodal de La Cisterna.

Historia 

Entre 2009 y 2017, el Estado ha desembolsado US$9.363 millones para el pago a las compañías operadoras de transporte de buses. Si en la anterior administración de Sebastián Piñera el pago a concesionarios sumó US$4.653 millones, en el mandato de Michelle Bachelet se elevó a US$4.710 millones, 2,3% más. La mayor alza en los últimos ocho años se registró en 2014, cuando el pago a concesionarios se incrementó en 6% a US$1.283 millones.