Hace unos días, el grupo de ropa sueco H&M informó que en el trimestre fiscal terminado a agosto sus ganancias subieron 25%, en su primera mejoría en sus resultados. Un aumento que puso muy contento a su CEO, Karl-Johan Persson, quien destacó el aumento en las ventas en Chile, donde H&M tiene 14 tiendas.

Y poco antes, Inditex –controlada por el magnate español Amancio Ortega-, la dueña de Zara, anunció un aumento de 7% en sus utilidades en los seis meses entre febrero y julio, apoyada en el buen clima –muy caluroso- en el verano que acaba de concluir en Europa y positivos efectos cambiarios. Inditex también es propietaria de las marcas Massimo Dutti y Bershka.

H&M y Zara de hecho son de los pocos faros de luz en el parcialmente nublado panorama que enfrentan las vitrinas en todo el mundo, con consumidores que están cambiando sus hábitos con rapidez combinando tiendas grandes con compras online.

De hecho, la noticia que sacudió a la industria este año fue la quiebra de Forever21 y que demostró que, por ejemplo, la lealtad de los clientes más jóvenes con una cadena es de todo menos duradera.

"That´s all" Forever 21

Según algunos observadores, lo ocurrido con Forever 21 es otra señal de una creciente presión sobre un tipo de retailers, donde el aumento en las transacciones que se realizan en Internet ha alejado clientes en algunos mercados, como Estados Unidos, de las tiendas instaladas en los centros comerciales tradicionales.

En las primeras dos décadas de la década de 2000, Forever 21, H&M y Zara se abrieron paso y sacudieron a pesos pesados ​​de centros comerciales de precio medio como Gap, Abercrombie & Fitch y American Eagle Outfitters. Los tiempos de vacas flacas que siguieron a la crisis subprime de 2008-2009 ayudaron a respaldar su aumento.

Pero así como desde los fondos de inversión se recuerda siempre que la rentabilidad pasada no garantiza la futura, lo ocurrido con Forever 21 demuestra que no todo es miel sobre hojuelas. La evolución en los precios de las acciones de Inditex y H&M dejan en claro las preferencias de los inversionistas.