Esta semana publicamos en PULSO el primer Índice de Transformación Digital de las Empresas 2018, iniciativa conjunta entre la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) y PMG. Las conclusiones son claras. Existe un importante rezago en las empresas chilenas. Dos tercios de las firmas del país no han dado pasos significativos en este aspecto.
Se identificaron cinco niveles de evolución hacia la transformación digital: Analógico, Principiante digital, Intermedio digital, Avanzado digital y Líder digital. Se advirtió una gran diferencia entre las empresas grandes y de menor tamaño.
Según esta escala y de acuerdo a una encuesta realizada a 200 compañías, las pymes se ubicaron en los niveles iniciales de evolución, mientras que las grandes empresas se concentran en los niveles intermedios.
Entre los desafíos que se advierten figuran todo lo relacionado a los indicadores de adopción de herramientas digitales. También es un reto el cómo avanzar en la producción habitual de la empresa y, paralelamente, en lograr un cambio en la cultura de la compañía, que luego se debe bajar en una forma nueva de hacer las cosas.
La principal debilidad se advierte en el mundo de las pequeñas y medianas empresas. Esto es especialmente relevante considerando que avanzar hacia la transformación digital tiene un enorme potencial en términos de ganancias de productividad.
Adoptar la transformación digital ya es compleja adoptarla en empresas grandes, por lo que en las pymes es aún más difícil. Requiere un compromiso y convencimiento desde el directorio (dueños) hacia abajo, entendiendo que lo que está en juego es la sustentabilidad del negocio.
Estos antecedentes deben ser considerados desde el punto de la política pública, en vista de cómo el Estado puede aportar para hacer frente a la cuarta revolución industrial.