Nuevos cuestionamientos a trabas a la libre competencia acusa el gerente general de Cleaner, Pedro Pablo Vicente, quien apunta sus dardos a Unilever, principal competidora en la industria de los detergentes en Chile.
Pero no es primera vez que la firma que opera la marca BioFrescura plantea estas acusaciones. En 2013, Cleaner se hizo parte de la demanda de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) contra Unilever por abuso de posición dominante, proceso que derivó en un acuerdo conciliatorio celebrado en 2014, donde la industria se comprometió a terminar con las prácticas exclusorias.
A cuatro años de establecido ese acuerdo, poco ha cambiado en el mercado de los detergentes, cree Vicente. "En los supermercados compiten las mismas o menos marcas que hace cuatro años y Unilever incluso ha aumentado su participación en los últimos años", sostiene.
Si bien reconoce que han ingresado más marcas, explica que estas son "pequeñas, atomizadas y participan sólo en el canal tradicional. El mercado total está prácticamente igual de concentrado que antes", añade.
Uno de los cuestionamientos es que Unilever lanzó el año pasado una cuarta marca de detergente -Granby- en bidones de 5 litros, para competir en el canal tradicional.
Estas acusaciones están en línea con lo que planteara Maritano, la empresa tras la marca Popeye, y que ya presentó una denuncia a la FNE.
Otra práctica, detalla Pedro Pablo Vicente, es la guerra de precios, con el objetivo de afectar a la competencia. El gerente general de Cleaner explica que si bien son los supermercados los que ponen el precio, "ese es el precio normal, el de fleje de góndola, pero el precio promocional predatorio que se alega es pagado por Unilever. ¿O alguien puede creer que los supermercados están perdiendo plata al colocar los detergentes de Unilever con descuentos de hasta 57%? ¡Si esos precios son obviamente mucho más bajos que sus costos!", señala, agregando que "las empresas medianas y pequeñas no tenemos cómo sostener una agresión comercial de esa naturaleza".
A esto se suma la entrega de premios por metas de venta a los minoristas, lo que afectaría las promociones de otras marcas, junto con el sobrestock en supermercados y bodegas de los distribuidores, para hacer más difícil conseguir espacio para otras marcas. "Por todo lo anterior, creemos que en el mercado de los detergentes, Unilever no pasa la prueba de la blancura", afirma Vicente.
Las auditorías
El acuerdo conciliatorio de 2014 establecía, junto al cese de las prácticas anticompetitivas, que Unilever debía entregar anualmente a la FNE, por un período de cinco años, un informe de auditoría realizado por un tercero, que diera cuenta del cumplimiento de los acuerdos.
Dicho informe fue adjudicado al Centro de Libre Competencia de la Universidad Católica, pero su contenido es reservado.
"Nosotros no hemos tenido acceso a ninguno de esos informes. Es más, lo solicitamos a la FNE y Unilever se negó. Lo solicitamos por Ley de Transparencia y se nos negó. No sabemos cómo está fiscalizando el Centro de Libre Competencia, que son los ojos de la FNE en este acuerdo. Unilever podría, en un acto de transparencia, liberar esos informes, pero ha preferido mantenerlos en absoluta reserva".
Consultado respecto de iniciar acciones como las de Maritano, Vicente afirmó que desde Cleaner se han aportado antecedentes al organismo antimonopolios "que van en la misma línea", y agregó que como compañía están confiados en que la entidad fiscalizará "adecuadamente el cumplimiento de este acuerdo e investigará las prácticas monopólicas".
Estándares de la industria. La semana pasada, en conversación con PULSO, el gerente general de Unilever, Hans Eben realizó un llamado a las empresas de detergentes a contribuir en aumentar los estándares de la industria. Sobre ese llamado, Vicente es categórico en señalar que "no nos vamos a sentar en la misma mesa mientras nos torpedean por un lado y por otro hace oídos sordos a las voces de estos tiempos en que la sociedad, partiendo por los mismos gremios empresariales, llaman a competir sana y lealmente".