La caída diaria del peso argentino en el dinámico mercado cambiario marginal produce un notorio desconcierto en el plano financiero y agrava la preocupación por las consecuencias en una economía que se desacelera y sufre una galopante inflación, dijeron el martes analistas.
La debilitada moneda, con la búsqueda de cobertura en cualquier activo nominado en dólares, arrastraba al resto de los mercados cambiarios oficiales, pese a los intentos del Gobierno de frenar la tendencia con una constante intervención con bonos para generar oferta de divisas.
El llamado circuito “blue” anotaba su piso récord en 490 unidades y disparaba su diferencial con el mercado oficial a un 120%.
Las consultoras privadas estiman que la inflación en 2023 rondará el 110%.
“Estamos en plena corrida cambiaria, con un banco central que no tiene reservas y la brecha cambiaria se amplía a niveles descomunales que enciende alarmas por todos lados”, sostuvo el analista Marcelo Rojas.
El contexto de incertidumbre política a seis meses de elecciones presidenciales y de tensiones económicas, se agrava por una histórica sequía que impacta en las exportaciones de un país líder mundial en la venta de granos.
La caída diaria del peso informal es de las más fuerte en nueve meses, y la diferencia con el retrasado cambio oficial es de los más altos desde agosto del año pasado.