Con las intensas y frecuentes sequías, la administración del agua se ha transformado en una misión en Chile. Eso fue lo que motivó a la bioquímica Camila Cárdenas y a la ingeniera en biotecnología Valentina Veloso a crear una solución tecnológica sustentable para enfrentar esta crisis, a la que llamaron Biofiltro Yaku. “Nos preocupaban las alarmantes cifras en torno a la escasez de agua, pero al mismo tiempo la falta de soluciones sencillas y asequibles que promovieran la eficiencia hídrica. Un día pensamos en la cantidad de agua que desperdiciamos en la ducha, el lavado de ropa y de manos, y nos preguntamos: ¿Cómo es posible que desperdiciemos esta agua? ¿Cómo es posible que hoy en día más de la mitad de nuestro país sufre con la falta de agua y en paralelo en las ciudades sigamos descargando el inodoro con agua potable?”, relató Cárdenas.

En la startup chilena Yaku utilizan microorganismos para filtrar de forma sustentable las aguas grises. Cárdenas explica que la tecnología del biofiltro se adapta a cualquier tipo de inmueble y edificación, pudiendo implementarse en distintas infraestructuras y escalas. Esto les ha permitido concretar más de un centenar de proyectos a lo largo del país.

En el contexto del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, conmemorado este 17 de junio, Cárdenas recalca que la crisis hídrica es uno de los mayores desafíos que debe enfrentar el país. Si bien se ha registrado un superávit de precipitaciones en algunas zonas de Chile y estos últimos días se atraviesa por un sistema frontal, estos fenómenos no son suficientes para cerrar la diferencia entre la oferta y la demanda de agua en todos los territorios del país, según expertos. Una visión que coincide con el informe de World Resources Institute, que sitúa a Chile en el puesto 16 de las naciones con mayor estrés hídrico a nivel mundial y el único en esa categoría en América Latina. “Dado que el desafío es global y complejo, creemos también que es fundamental la colaboración entre todos los sectores de la sociedad, tanto desde las entidades públicas, empresas, startups, academia y representantes de la sociedad civil”, indicó Cárdenas.

Andrea Ramos, vicepresidenta de adaptación climática de la startup latinoamericana Kilimo, tiene una visión de futuro con agua disponible para las comunidades, los ecosistemas y el desarrollo económico. Para alcanzar su objetivo halló una aliada: la agricultura: “El agro depende del agua para generar alimentos, por consiguiente, para que el negocio sea sostenible, es fundamental cuidar el recurso de la cuenca. Al mismo tiempo, es uno de los sectores que menos incentivos ha recibido para adoptar tecnologías que lo hagan cada vez más eficiente, por ejemplo, en el uso del agua para riego”.

De ahí Kilimo, que opera en Chile, vio una oportunidad, al generar soluciones vinculadas al agua, uniendo a actores que a priori no están conectados. “Se trata, más que de una solución hídrica, de un proyecto de acción climática para abordar el problema de la escasez hídrica”, señaló Ramos.

En general, la emprendedora considera que la adaptación a la desertificación y sequía en América Latina se ha ralentizado. “Uno de los desafíos más relevantes es que las organizaciones inviertan en la solución, que ya muchos estudios han corroborado que es más costo-eficiente en términos de impacto: la agricultura”, precisó.

En ese sentido, Cárdenas considera que los emprendedores se están encaminado hacia la búsqueda de soluciones: “En Chile tenemos un ecosistema de innovación y emprendimiento súper potente, sumado a una producción científica de nivel mundial, lo que genera un excelente ambiente para que se desarrollen soluciones para enfrentar esta crisis hídrica”. Y agrega: “Es sólo cuestión de tiempo para impulsar a la industria de nuestro país hacia la eficiencia hídrica, junto con un cambio cultural en nuestra forma de convivir con el agua, teniendo el potencial para ser un referente global de resiliencia al cambio climático”.

Mancomunidad público-privado

Para Paola Matus, jefa de proyectos de Escenarios Hídricos 2030 de la Fundación Chile, afrontar esta crisis requiere una acción concertada y colaborativa. “Las iniciativas público-privadas son esenciales para superar de manera efectiva y sostenible la crisis climática en Chile. La colaboración entre ambos sectores maximiza los recursos y capacidades disponibles, impulsa la innovación y asegura que las acciones climáticas no sólo sean eficaces, sino también social y económicamente beneficiosas”, subrayó.

En lo esencial, el diagnóstico realizado por Escenarios Hídricos hace seis años no ha cambiado. “Se mantiene una tendencia a la disminución de las precipitaciones promedio, en tanto la temperatura va en alza, algo que se complica aún más cuando estas dos variables se cruzan con el incremento de la demanda del agua que requiere sostener el desarrollo del país. Por lo tanto, la disponibilidad de agua es menor y sigue aumentando la brecha hídrica”, dijo Matus.

La iniciativa está promoviendo una “transición hídrica”, cuyo objetivo principal es avanzar hacia la seguridad del agua a través de cuatro ejes: gestión e institucionalidad de este recurso, conservación y protección de ecosistemas hídricos, eficiencia y uso estratégico del agua y migración e incorporación de sus nuevas fuentes. En base a ello y de acuerdo con las características de cada territorio, identifican la implementación de potenciales soluciones basadas en la naturaleza, medidas de eficiencia hídrica, reúso de aguas y soluciones de nuevas fuentes de agua, entre otras.

Matus asegura que un ejemplo de avanzar hacia la implementación de soluciones que sean de gran impacto y pensadas “fuera de la caja” es el trabajo que están realizando con el Gobierno de Santiago, donde disponen de una cartera de proyectos denominada Maipo Resiliente, que señaliza oportunidades de inversión pública y privada para aportar agua al territorio, a través de iniciativas costo/efectivas. “De esos proyectos, dos se han ejecutado y consisten en eficiencia hídrica en cinco comunas de alto consumo y zanjas de infiltración en el cerro Chena de San Bernardo y otro está en proceso de puesta en marcha (jardines de lluvia en Peñalolén), con la intención de demostrar su efectividad y estimular la réplica de soluciones basadas en la naturaleza. Asimismo, otras dos iniciativas (eficiencia hídrica en parques urbanos y piscinas de infiltración en riberas de río) serán diseñadas a nivel de ingeniería de detalle, para agilizar su futura inversión y puesta en marcha”.