Hay diferentes cifras en torno al real peso que tiene hoy la población migrante en nuestro país. De acuerdo al Censo 2017 dicho registro llega a 746.465 personas, mientras que la Encuesta Casen 2017 mostró que esa población llegaba a las 777.407 personas.
En paralelo a ello, una información distinta entregan los cálculos del Departamento de Extranjería y Migración contabilizados a través de las visas que entregan, sumado a la información de la Policía de Investigaciones (PDI) que registra los ingresos y los egresos y los que se quedan en el país, estadística que se conoce como saldo migratorio.
A junio de 2017, estos últimos ya estimaban que en el país había 966.363 extranjeros y en diciembre de 2017 el número subía a 1.119.267 lo que representa el 5,9% de la población.
Otra aproximación a la cifra la entregó el Banco Central en el informe "Caracterización de la Migración Reciente en Chile", el cual describió que "el fenómeno de entrada de inmigrantes se concentró en 2016 y 2017". Por carril aparte transitan también las bases de datos que tiene el Registro Civil que hasta mediados de año había entregado cerca de 400 mil cédulas.
Ante esta dispersión de datos sobre inmigrantes, el Departamento de Extranjería y Migraciones junto al INE están desarrollando un sistema de interoperabilidad, para centralizar el registro de migrantes y tener una cifra única de extranjeros. La mesa de trabajo está integrada además por el Registro Civil. Este es un buen punto de partida para desarrollar una política migratoria global.
Contar con cifras precisas y creíbles, es esencial para diseñar políticas públicas que consigan el impacto que se busca. Por lo mismo, corresponde celebrar el trabajo que se realiza en esta mesa conjunta. El Estado debiera ser capaz de utilizar coordinadamente toda la información que recibe a través de diferentes fuentes, de manera de enriquecer el debate y las políticas que impulsa. Esto último pasa necesariamente por una modernización del Estado.