¿En qué se parece París, Barcelona, Madrid y el centro de Santiago? Al menos con respecto al tratamiento de aguas lluvias, su similitud radica en que todas esas ciudades, al igual que esta comuna capitalina poseen sistemas "unitarios" de tratamiento de aguas lluvias (o pluviales) y aguas servidas. En otras palabras, ambos fluidos van por una misma cañería.

Este tema, que parece simple, es uno de los grandes desafíos de las ciudades en el manejo de las aguas, especialmente en los períodos de lluvia. En Santiago, el problema quizá se hace más visible en algunos meses del año, pero en la mayoría de las ciudades del sur de Chile, la decisión de tener un sistema unitario o separativo (ambos drenajes en diferentes tuberías) no es menor, ya que es mucho más frecuente que los colectores de aguas lluvias colapsen constantemente.

Justamente, para discutir este tema, hace unos días se realizó en Puerto Montt el seminario internacional "Hacia una Propuesta de Gestión de Aguas Lluvias en Chile", organizado por la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (Aidis), donde participaron charlistas del sector público, privado y de la academia, ya que como se dijo durante el evento: "El drenaje determina el desarrollo y configuración de las ciudades". O sea, es parte fundamental de la planificación urbana.

"Cuando las lluvias son muy fuertes y se juntan con las aguas servidas pueden producirse grandes problemas si no está bien solucionado. Un claro ejemplo es lo que pasa en ciudades como Puerto Varas. Cuando colapsa el sistema se va todo al Lago Llanquihue. Es muy común tener inundaciones de este tipo en el sur del país", enfatizó Harry Jürgensen, intendente de la Región de Los Lagos, durante su exposición en el seminario.

El tema es un verdadero debate internacional. Por ejemplo, el sistema unitario ha tenido mucho éxito en Europa Central y del Sur, porque no tienen que coexistir dos redes una al lado de la otra, lo que facilita las obras y la operación y mantenimiento, y sobre todo porque las redes unitarias permiten que las primeras lluvias, que son las que llevan más contaminantes (hidrocarburos, …) vayan hacia las depuradoras para ser tratadas. En el caso de las redes separativas "solo funcionan bien en países bien organizados, con mucho control por parte del Estado (control de las interconexiones, de las cámaras, entre otros elementos) y con un alto nivel de PIB, como por ejemplo en el norte de Europa, ciudades pequeñas o ciudades nuevas o en recientes desarrollos periurbanos", comenta Sandra Andreu, directora de Desarrollo Sustentable de Aguas Andinas.

También hay países donde coexisten ambos sistemas, algunas ciudades del país optando por sistemas seprativos y otras por sistemas unitarios. Por ejemplo, en Austria, Francia, España, Bélgica e Irlanda, entre el 70 y 80% del sistema es unitario, mientras que en Finlandia y en Australia no supera el 15%. El 90% de las redes de República Checa es unitario, pero en Estados Unidos, esta cifra llega al 25%. En varios países también se da que los sistemas separativos terminan conectados a colectores unitarios, para gestionar el tema de la calidad de las aguas lluvias.

Por la conciencia creciente del problema de la contaminación que transportan las aguas lluvias, en general, cada vez más, el sistema unitario cobra fuerza. Lo importante, es que hay que construirlo de tal forma que soporte los períodos intensos de lluvias sin colapsar. "Por lo general la cañería de un sistema unitario es de 3 a 5 veces más grande que la de una de alcantarillado, y hasta 8 veces en sectores con precipitaciones muy importantes", explica Sandra Andreu.

En Chile, menos de 10% de las redes son unitarias, y aproximativamente 20% lo son en la Región Metropolitana, pero en muchas ciudades, solo existe una red de alcantarillado y todavía no fue construida le red de aguas lluvias. Pero la lluvia no lo sabe, y busca un camino para drenarse, por esta razón es bastante común que colapsen las redes de alcantarillado por infiltración de aguas lluvias ante lluvias fuertes o muy prolongadas. Se estima que en nuestro país se necesitan cerca de US$4.000 millones de inversión en redes primarias de aguas lluvias, pero la inversión realizada hasta el día de hoy por el MOP en esta área es inferior a US$1.000 millones. Por lo tanto, es clave acelerar la inversión (en redes unitarias o separativas) y operar y mantener las redes para que estén operativas en el largo plazo.

"En este sentido, es muy valioso que el ministro de Obras Públicas haya incluido el tema de aguas lluvias en la comisión técnica que busca revisar el marco regulatorio de las empresas sanitarias. Esta revisión podría permitir que las empresas sanitarias colaboren a la resolución de esta gran problemática del país", acota Andreu.