El mes pasado el Ministerio de Desarrollo Social entregó los resultados de la encuesta Casen 2017 correspondientes a la pobreza por ingresos y multidimensional. En la primera hubo una reducción de 3,1 puntos porcentuales, llegando al 8,6%, y en la segunda hubo un estancamiento en las cifras en 20,9%.
En este contexto, el director del Instituto de Economía de la Universidad Católica, Claudio Sapelli, quien en conversación con PULSO analizó los datos de la Casen 2017, aseguró que en términos de distribución de ingresos habría una "detención" en el propósito de reducir las brechas entre los hogares de mayores y menores ingresos, y recalcó la importancia de fortalecer la educación preescolar para atacar las desigualdades desde el origen.
¿Cómo recibió los datos de Casen 2017?
-La caída de la pobreza por ingresos me parece que es lo que hay que destacar. Ahora, es muy difícil que esas personas que acaban de salir de la pobreza hayan reflejado ese nuevo nivel de ingresos en su entorno, por lo que sería de esperar que algunas de las cosas, como puede ser la vivienda u otras que están tomadas en cuenta en la pobreza multidimensional, todavía tengan un rezago.
Usted lo señala por el estancamiento de la pobreza multidimensional…
-En este período tan corto (de medición) y que acaba de salir de la pobreza le va a llevar tiempo cambiar su vivienda.
De todas maneras, el ritmo de reducción de la pobreza por ingresos ha sido más lento. ¿A qué se debe?
-A medida que nos vayamos acercando a niveles de pobreza bajos, equivalentes a los que tienen los países europeos, va a ser cada vez más difícil bajarla y cada vez nos vamos a demorar más en bajarla. Sería esperable que la velocidad de disminución cayera. También es cierto sí, que en el primer gobierno de Piñera y el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet, las tasas de crecimiento económico no tenían nada que ver.
¿El ritmo de reducción de la pobreza tiene directa relación con el crecimiento económico?
-Para bajar la pobreza es fundamental el crecimiento económico, porque al final la gente sale de la pobreza porque aumenta la demanda por trabajo.
Y en cuanto a distribución del ingreso, ¿también es un factor preponderante?
-La mejora viene de una combinación virtuosa entre más educación y crecimiento, es decir, las dos cosas son importantes: generaciones más educadas y un mercado del trabajo dinámico.
¿Y las reformas de este gobierno apuntan a ello?
-Todo lo que aumente la tasa de crecimiento en Chile va a aportar. Si la reforma tributaria termina siendo pro inversión, que pareciera en un principio, pero no sabe cómo va a salir (del Congreso), sí terminaría contribuyendo a una mejor distribución de los ingresos. Ahora, creo que seguir colocando el énfasis en educación superior es un error de diagnóstico importante; el objetivo principal debiera ser mejorar la educación preescolar.
Nosotros sabemos que las personas de menores ingresos, porque trabaja mucho, no tienen tanta educación. En las edades más tempranas son los padres los que educan a los niños, casi inevitablemente y sabemos que el cerebro se desarrolla si es estimulado, por lo tanto si no es así, cuando llegan al sistema educativo tienen una desventaja porque no fueron estimulados desde el origen. Que mejoremos la educación terciaria, cuando esos niños ya partieron con una desventaja, suena como ridículo. No me parece que sea el énfasis adecuado de política pública.
Hay brechas cuando se calculan ingresos del trabajo, pero al agregar las transferencias del Estado, la desigualdad disminuye. ¿Cree que los subsidios siguen siendo importantes para la distribución de ingresos?
-Los números hablan más de una detención en las brechas de distribución de ingresos, que de una regresión. Hay una detención de todos los índices, que en principio podría ser preocupante, pero eso hay que estudiarlo un poco mejor y entenderlo. La red de protección en Chile es bastante inefectiva, por lo mismo habría que ver qué programas podrían estar detrás de esto. La forma de selección de los programas es muy rígida, reacciona muy poco a los cambios de tendencia, tiene mucha inercia. Para que la red pueda proteger a los más vulnerables o a las familias que caen en esa situación la red debe ser más flexible, para poder reaccionar con rapidez a cambios de tendencias. Mi hipótesis inicial, es que en realidad sería bastante inefectiva por la falta de respuesta rápida para aquellas familias que caen en situación de vulnerabilidad.
¿Sería importante volver a las encuestas longitudinales de pobreza, para focalizar de mejor manera las políticas públicas?
-Por supuesto, es muy importante, porque hay otro factor relevante respecto a la política social que tiene que ver con la movilidad social, y sin encuestas longitudinales (que mide a un mismo grupo familiar en el tiempo) no podemos saber con la movilidad social. Una sociedad más móvil es mucho mejor, pero no se puede saber qué está pasando hoy porque no hay este tipo de encuestas.