La última batalla del presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro. Eso es lo que se está desarrollando en la División Chuquicamata de la estatal.

Lo anterior, dado que si este sábado se logra que la mayoría de los 3.200 trabajadores socios de los sindicatos 1, 2 y 3 aprueben la propuesta de la empresa, realizada en el marco de la huelga que ya suma ocho días, el ejecutivo alcanzará un anhelo histórico: doblarle el brazo a las agrupaciones sindicales y también bajar los costos laborales, ítem de suma relevancia para la Corporación, pensando en el hecho de que el proyecto Chuquicamata Subterránea -que será inaugurado el próximo 4 de julio- no flotaría con los actuales costos de la mina.

La empresa colocó sobre la mesa una oferta ascendente a $14,1 millones por trabajador, la que, además, incluye mejoras en las condiciones de igualdad entre nuevos y antiguos y opciones de planes de egreso, esto último de cara a la salida de 1.700 trabajadores de la división. En ese sentido, cabe destacar que del universo de votantes, alrededor del 85% corresponderían a trabajadores antiguos, mientras que el 14% tendrían un contrato posterior al 2010. Asimismo, el hecho de que los primeros perciben unos US$120 mil anuales, versus los US$80 mil anuales de los nuevos, cifra que está en línea con los valores de mercado.

En este escenario, si la estatal logra buenos resultados, conocedores de la industria estiman que sería un golpe a la dirigencia sindical, la que en medio de la mediación se negó a llevar la misma propuesta a votación en urna, instancia que es obligatoria en el actual punto del proceso.

Así las cosas, la empresa enfrenta distintos escenarios, entre los cuales puede darse que los trabajadores de sólo uno de los sindicatos aprueben la medida, dicha instancia si bien mantendría a otras dos agrupaciones en huelga, no sería del todo negativa para la empresa, ya que sumaría al trabajo por lo menos mil personas que hoy están en paro, haciendo que la producción de la faena pase del actual 50% de capacidad en la que está operando, a niveles que podrían alcanzar el 80% y que quitarían margen de negociación a los sindicatos.