Dólar, un leve respiro para los agricultores
Ha sido una temporada compleja. Los problemas logísticos han impactado ciertas exportaciones y los costos se han mantenido al alza. La racha alcista del dólar significa un alivio... pero leve. Compensa en algo -dicen- el incremento de los insumos y la mano de obra. La divisa norteamericana ha subido un 14% en el año, los costos de los fruteros se han empinado por sobre el 35%. Hoy, el dólar de equilibrio para el sector está en $ 850, cifra que hace dos años estaba $ 200 más abajo. Ahora esperan que se mantenga en ese nivel hasta al menos octubre, cuando se empiezan a pagar los primeros anticipos por la venta de fruta al exterior.
El jefe de Estudios de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Francisco Gana, lo resume así: “El sector netamente exportador se ve beneficiado. El sector sustituidor de importaciones –donde se complementa la producción nacional con importaciones-, queda prácticamente igual, porque sus insumos están indexados al dólar; y la parte de la agricultura no transable se ve perjudicada”.
Esta semana el dólar experimentó una escalada sin precedentes. En un solo día subió más de $ 40, rozando los $ 1.000, con una volatilidad que se agudizó durante la semana: al día siguiente bajó en $ 50, y el viernes subió $ 21. Cerró la semana en $ 973,8. En el año, la divisa norteamericana ha subido un 14,24%, o $ 121,4.
Tradicionalmente, tal expansión era sólo sinónimo de beneficios para el agro, y puntualmente para el 90% de ese sector que se transa internacionalmente. Hay cerca de un 10% que son hortalizas que sólo se mueven en el mercado doméstico. Hoy, la mirada es más cauta. Si bien nadie desconoce que un tipo de cambio alto ayuda a netear de cierta manera “una temporada desastrosa”, como dicen en el sector, esto está lejos de generar una ganancia mayoritaria para un rubro que sigue debilitado. Y con insumos al alza que se importan y, por ende, se pagan justamente en dólares.
“Para los exportadores de fruta es bueno”, señala tímidamente el presidente de Fedefruta, Jorge Valenzuela, sin dejar de afirmar que ha sido la peor temporada de la historia, algo difícil de recuperar.
Alza de costos
Los costos en mano de obra representan prácticamente la mitad de los gastos de la industria. Han subido un 37% para los productores de fruta. Se les paga del orden de $ 30.000 a los trabajadores por seis horas. En general, un 38% de todos sus insumos han registrado un alza en valor, y más de un 40% de ellos son importados. El caso de los fertilizantes ha sido el más amplificado: su avance ha sido de un 300% al provenir en su mayoría de Rusia, un país en guerra desde hace meses. “Se netean en algo con el alza del dólar”, aseguran fuentes del agro. En los últimos doce meses, la divisa se ha incrementado un 29,1%, un nivel aún menor que el alza en los costos.
Sin embargo, hay productos donde la merma ha sido más profunda. La crisis logística que atochó los puertos en Estados Unidos hizo que del orden de 7 millones de cajas de uva de mesa quedaran sin enviar. No había barcos y la sobredemanda en las aduanas de los terminales generó una tardanza de varios días en las revisiones, provocando el deterioro de la mercadería. Sólo en sobrecostos se contabilizan más de US$ 10 millones. En los arándanos ocurrió algo similar. Los envíos cayeron un 24%. Según un estudio realizado por Matrix Consulting para Asoex, la fruta chilena recorre un tramo más largo que sus pares para llegar a sus destinos: 13.593 kilómetros promedio, mientras la que sale de Perú navega 2.000 kilómetros menos, por lo que el costo del flete es más importante que en otras latitudes.
“El dólar debiera estar como a $ 2.000 para compensar el problema vivido con la uva de mesa, los arándanos o las manzanas”, subraya Jorge Valenzuela. “La pérdida de fruta que tuvimos por el problema logístico es mucho mayor que el dólar alto. Es la peor crisis que ha habido en la historia”, añade.
La temporada frutícola va de octubre a mayo. En este momento el sector está prácticamente sin movimiento. La mayoría ya ha recibido la liquidación por parte de sus clientes en el mercado de destino. Quienes no han cambiado su pago en dólares a pesos se ven puntualmente favorecido con un dólar cercano a $ 1.000. El resto puede utilizar los dólares para rentabilizar más la compra actual de insumos... si es que encuentra, porque la escasez reina en los mercados.
El resto no se beneficia al menos directamente... con excepción de los cítricos, cuya temporada va de mayo-junio a octubre.
Si bien desde el Comité de Cítricos de Asoex declinaron hacer comentarios, fuentes de la industria aseguran que claramente este valor debiera favorecerlos. “Para los cítricos esto es muy bienvenido”, precisan en Fedefruta. Ello, pese a que las estimaciones dadas en abril por el comité apuntaban a una baja en todos los envíos -acentuado en clementinas y naranjas- por la sequía y las condiciones globales
Cultivos como el maíz, el trigo y la avena se producen localmente, pero también existe un porcentaje no menor que se exporta. Según un estudio de Odepa, en esos productos la transmisión de las variaciones en el costo de importación y tipo de cambio es cercana al 100%. En la SNA explican que la posibilidad de demandar más producto nacional por el mayor costo de exportar podría beneficiarlos, pero, de nuevo, los insumos están en dólares. Además, que la producción nacional no sustituye del todo la otra mitad que viene de afuera. “El productor nacional va a tener un precio que puede subir porque está compitiendo con exportar, que sale más caro, pero una buena parte de los insumos, sobre todo en los cultivos anuales, está indexado al dólar, entonces es difícil que tenga una ganancia”, explica Gana.
Entre fines de diciembre y abril, los ganadores ovinos le venden sus productos a los frigoríficos establecidos, quienes son los que exportan. El pago al productor es en base al pesaje del animal al faenarlo. Y es en dólares.
“Evidentemente por un lado es positivo, porque la gran mayoría de nuestras ventas son en dólares. Pero, por otro lado, un dólar tan alto también afecta el valor de los insumos”, resume el presidente de la Asociación de Ganaderos de Tierra del Fuego, René Milicevic.
Se repite el mismo fenómeno que los fruteros: quienes aún no han cambiado los dólares recibidos por su producción, pueden beneficiarse de esta alza puntual.
Hoy el sector está cotizando insumos para la siembra de forraje en primavera... y el tipo de cambio juega en contra. “Las cotizaciones de una semana a otra cambian; estamos en un alza permanente de los valores”, dice Milicevic.
Hace dos años, el dólar de equilibrio para el sector exportador bordeaba los $ 650. De hecho, el expresidente de la Asociación de Exportadores (Asoex), Ronald Bown, decía a comienzos de 2020 que el sector prefería un dólar bajo $ 700, porque ayudaba a la estabilidad del país. Hoy -estiman varios consultados- esa cifra está bastante más alta, en torno a los $ 850, un valor que más allá de la escalada alcista de la última semana, viene registrándose hace ya varios meses. Estuvo sobre ese rango en diciembre de 2021; luego en abril y mayo de este año, y desde el 13 de junio que no baja de ahí. El anterior rango de equilibrio no se ve desde comienzos de 2019. El documento de Odepa destaca que para productos en los que Chile es netamente exportador, la transmisión del precio obtenido en los mercados externos, y por cierto el tipo de cambio correspondiente, son traspasados al precio a productor en una alta proporción.
El dólar de equilibrio permite -explican en la industria- que el precio pagado sea atractivo, pero también que los costos transables no se disparen. En torno a los $ 850 logra ese objetivo.
Los vinos: 85% se exporta
“Obviamente, tener un dólar alto en el corto plazo es bueno para cualquier sector exportador. Nos beneficia porque nos hace más competitivos. Sin embargo, lo vemos con cautela porque a nivel global estos incrementos te hablan de un escenario más incierto”, reconoce la directora comercial de Vinos de Chile, Angélica Valenzuela. Prácticamente el 85% de la producción vitivinícola se envía al exterior.
La asociación realiza un indicador llamado Tipo de Cambio Multilateral del Vino. Dado lo diversificado que están sus envíos -un 17% a China, 11% a Brasil, 10% a Reino Unido y así- sacan un cálculo en base a todas sus monedas de intercambio. Este índice ha subido un 9,3% en junio, y un 16,5%, en el año.
De hecho, Concha y Toro en sus balances al primer trimestre destacaba un alza en ingresos en los mercados de exportación de un 6,2% en valor, como resultado de un aumento en el precio promedio en dólares del 6,7% y un efecto de tipo de cambio favorable.
Los costos de la industria también han ido al alza: sólo las botellas de vidrio se han disparado un 36%, mientras que las de cartón se han incrementado un 45%. “Casi todos los insumos subieron y no hemos podido hacer aumentos de precio que acompañen esas alzas, por lo que las viñas han visto reducido sus márgenes”, señala Valenzuela. A renglón seguido, agrega: “El alza del dólar nos ayuda, porque nos permite tener, al menos por tipo de cambio, esas holguras”.
Una alta fuente del rubro explica que julio debiera ser un muy buen mes para el sector. De hecho, explica que ya en junio China comenzó a abrirse, tras el cierre de puertos por el rebrote de la pandemia del Covid-19, lo que sumado al incremento del dólar de este mes debiera tener efectos más que positivos.
La cifras de junio de Vinos de Chile -que aún no han sido divulgadas públicamente- ya dan cuenta que sólo en ese mes los envíos se incrementaron un 24% en volumen y un 16,5% en valor. China estuvo positivo y creció un 8% en cantidad exportada, y un 3% en monto. Y el sector ya está en los mismos niveles de un año atrás. Hasta mayo iban bajos en cerca del 4%.
“El peso permanece depreciado, con un aumento en el valor del dólar de casi 20% en los últimos 12 meses. De este modo, el índice UF/dólar cae, lo que es conveniente para nuestras exportaciones, pero en un escenario complejo y desafiante”, señalaba Vinos de Chile hace un mes.
Si el dólar persiste en estos niveles hacia fin de año, el sector frutícola podría subirse a esta buena racha. Tras dos años complejos, los productores podrían volver a celebrar. Los anticipos por las exportaciones de la temporada comienzan en octubre-noviembre. Un dólar alto en ese momento se traduciría -esperan- en fuertes dividendos.
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